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domingo, 20 de julio de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 6

Capítulo 6

Se fueron a sentar en una mesa y los habitantes del Bosque Encantado le ofrecieron vino y comida.
- Gracias de verdad… - dijo por enésima vez Gabrielle ante las muestras de cariño de aquella gente.
Xena se relajó al ver como su hijo jugaba con los dos niños que había allí presentes. Pero no le quitaba un ojo, así como Asteria y Ainia, quienes estaban pendientes de su reina  del pequeño príncipe.
- Bueno… ¿A quién venís a buscar…? – dijo James más tranquilo sentado enfrente de Xena.
Las 4 mujeres se miraron.
- Contadnos por qué estáis aquí, Xena… - dijo Mulán.
Xena suspiro y miro a Gabrielle, quien asintió y le dio la mano a su mujer. Xena miro a aquellas personas que estaban sentadas delante de ellas. Por alguna razón, aquellas personas inspiraban confianza. Suspiro y empezó a contar.
- Una noche hubo un revuelo en la aldea donde vivimos. Los Centauros y las Amazonas se unieron para defender nuestras respectivas tierras. Gabrielle y yo partimos a defenderlas también. Dejamos a Eve al cuidado de la aldea, como Princesa Amazona que es. Cuando se terminó, volvimos victoriosas, pero cuando llegamos, las Amazonas de la aldea nos dijeron que unos soldados habían entrado en la aldea, en silencio en plena noche y habían secuestrado a Eve… - Xena paro y cerró los ojos. Le dolía. Eve era su sangre. Gabrielle apoyo a su pareja con un apretón de manos. – Rápidamente comenzamos su búsqueda…. Y no la encontramos…
- Así que, fuimos a un Oráculo que Xena conocía y nos dijo que teníamos que buscar ayuda… - acabó Gabrielle.
- ¿Qué tipo de ayuda…? – pregunto Mulán.
- Dijo que teníamos que viajar lejos, muy lejos. – empezó Xena. – Más allá de las tierras que conocíamos. En busca de una mujer, valiente, luchadora,  nacida del más puro Amor Verdadero. Una mujer que destruyo una maldición que una Bruja Malvada echó sobre toda una nación. Apodada La Salvadora…. – dijo mirando a Mulán.
– También nos dijo que esa mujer iría acompañada de su Amor Verdadero, - siguió Gabrielle. - que era una Bruja de gran poder y que la magia de ambas lograría rescatar a nuestra hija…
Los presentes se quedaron callados y las miradas de Snow y James se pararon en Regina y Emma.
Emma tomo la palabra.
- ¿Dijo como se llamaban esas mujeres…?
- No… Solo dijo que ambas eran de sangre real… - dijo Gabrielle mirando a Emma.
La rubia miro a Regina, y la morena devolvió la mirada a su novia. Eran ellas.
Emma suspiro. Otra vez que tendría que ayudar a salvar a alguien. Se levantó sin decir nada y noto como todos los ojos estaban en ella.
- Ahora vuelvo… - dijo saliendo a tomar el aire.
- Cariño… - dijo Mary Margaret levantándose.
- Snow… - dijo Regina. – Déjala…. Voy yo… - y se fue detrás de ella.

¿Por qué tenía que ser siempre ella? ¿No había hecho ya suficiente? Siempre era ella. Ella la que quitaría la maldición. Ella la que podría derrotar a cualquiera. Estaba cansada. Cansada de ser siempre la Salvadora.
Ella quería vivir. Vivir en paz, ahora que había encontrado una familia, un hogar donde poder quedarse definitivamente…
- ¿Te escondes…? – dijo Regina detrás de ella.
Emma no se volvió.
- Ojala pudiera… - dijo en un suspiró. – Estoy segura que me encontrarías pronto…
Regina se sentó al lado de ella y le cogió la mano.
- No quiero ir… - dijo la rubia mirando a Regina. – No ahora que estamos bien. Que estamos en paz… Que nos vamos a casar…
Regina miro a Emma. Se le partía el alma al ver los ojos tristes de su novia.
- Iré contigo… - dijo Regina mirándola. – Iremos juntas, la salvaremos y cuando lleguemos nos casamos… - dijo Regina con una sonrisa.
Emma miro a la morena y sonrió ante sus palabras. La amaba por eso. Por saber que palabras utilizar. Por apoyarla.
Se inclinó y capturo los labios de la morena con los suyos en un beso lento y suave.
- No sé si aceptar todavía… - dijo después de besarla. – Y queda saber dónde la tienen. Y quien la secuestro…
- Y el por qué… - dijo Regina con una sonrisa.

Mientras en el salón.
- ¿Dije algo que la enfado? – dijo Gabrielle nerviosa.
- Tranquila… - dijo Snow mirándola con una sonrisa. – Esas mujeres a las que os referís, esas de las que habláis, son ellas. Mi hija y Regina…. – suspiro mirando por donde se habían ido las dos mujeres. – Han pasado por mucho. Y creían que ya le tocaba vivir su final feliz juntas…
- Lo sentimos… - dijo Xena.
Snow la miro con una sonrisa.
- Tranquilas… - dijo sonriendo. – Ella solo necesita tiempo… Es como su padre. – dijo mirando a su esposo con una sonrisa. – Es un poco cabezota…
Las Amazonas rieron ante el comentario de Snow.
Al poco tiempo, Regina y Emma llegaron cogidas de la mano. Las Amazonas, Snow, James y Mulán las miraban.
- ¿Estas bien…? – dijo Snow mientras Emma se sentaba y atraía a Regina hasta su regazo para que se sentara en él.
- Si… - dijo en un suspiro.
- Emma… - empezó Gabrielle. – Lo siento de verdad…
- No… - dijo Emma mirándola. – No importa… Solo me lo tengo que pensar, ¿vale?
Gabrielle asintió con una sonrisa.
- Os lo dije… - dijo Ainia detrás de ellas levantándose. – Hemos perdido un tiempo precioso… Ahora mismo podríamos estar ya cerca de donde Eve esta…
- Ainia… - dijo Gabrielle.
Emma y el resto se tensaron ante esas palabras.
- No Gabrielle… - dijo Ainia. – Eres mi Reina y lo respeto. Pero dije que era una tontería. Sabemos que algún Señor de la Guerra en venganza a Xena la haya secuestrado… - dijo mirando a Xena.
- Ainia… Eso no lo sabemos… - dijo Asteria poniéndose delante de ella. – Si estuviéramos seguras de que fuera eso, el Oráculo nos lo habría dicho…. Pero no nos lo dijo. Dijo que la tenían en el Norte…. Y al norte estamos nosotras…
- Me da igual lo que haya dicho el Oráculo de Xena, Asteria… - dijo enfrentándose a la Amazona. – Xena no es mi Reina. Ella no es nada mío. Gabrielle si y daría mi vida por ella y por Eve… Eve es una Amazona, la criamos nosotras. Es nuestra princesa Amazona…. Nosotras la entrenamos. – dijo mientras miraba con furia a Asteria.
- Es hija de Xena… - defendió Asteria. – Y aunque no lo reconozca, Xena también es una Amazona, Ainia… Y además es la pareja de Nuestra Reina… Y tienes que respetarla igual que a Gabrielle… - dijo con furia.
Emma se había levantado, igual que todos los allí presentes e intentaban separarlas.
- Asteria, Ainia… - dijo Gabrielle duramente. – Ya basta… Sé que no te ha gustado la decisión de venir, Ainia, pero pedí dos voluntarias y recuerdo perfectamente que tú te ofreciste. Asique estamos aquí, porque Eve es tan hija de Xena como lo es mía, y a Xena la respetas… - dijo con furia mirando a la Amazona. - Ella también es tu Reina...
Ainia miro a Gabrielle a los ojos, pero se calló ante las palabras de la rubia.
- Lo siento, mi Reina…. – dijo en un suspiro.
Gabrielle asintió a la morena y le acaricio el brazo.
- Ella dijo solo que lo pensaría… - dijo en un susurro la rubia. – Todavía existe esperanza…
Las Amazonas asistieron.
- Sé que no es el momento para preguntar esto, pero… - dijo Emma mirando a las Amazonas. - ¿Por qué necesitáis a Regina?
Las mujeres miraron a la rubia y Gabrielle con un suspiro empezó a hablar.
- Dice que podrá hacer un conjuro para saber dónde estará nuestra hija… - dijo mirando a Emma.
Emma miro a Regina y la morena a la rubia.
- Lo are… Pero no hoy… - dijo Regina sin apartar la mano de Emma. – Es tarde, y los niños tienen que descansar…
Las 4 mujeres asintieron.
- Muy bien… - dijo Xena tomando la palabra. – Gabrielle, coge a Paris… - Gabrielle sonrió y asintió. – Acamparemos en el límite del bosque…
Regina miro a Emma y rápidamente la rubia supo lo que estaba pensando la morena. No podía permitir que un niño tan pequeño durmiera al aire libre.
- Esperad… - dijo Emma antes de que se marcharan. – En nuestra casa tenemos habitaciones de invitados de sobra… Venid con nosotras…
Las Amazonas se miraron.
- Emma, no importa…. – dijo Gabrielle con una sonrisa. – Estamos acostumbradas a dormir a la intemperie…
- Yo insisto… - dijo Regina. – Un niño de su edad no puede dormir fuera…
Las Amazonas miraron a las dos mujeres a la cara y Xena y Gabrielle se miraron. Tenía razón. A pesar de que ya habían dormido así muchas veces, no era conveniente.
- Xena, Gabrielle… - dijo Mulán. – Daria mi vida por ellas… Son de confianza…
Ante aquellas palabras, Xena asintió.
- Muy bien… - dijo con una sonrisa. – Aceptamos….
Y las 6 mujeres y los dos niños se fueron hacia el 108 mifflin Street.

- ¿Tú crees que aceptara, Xena…? – dijo Gabrielle mientras se quitaba la ropa bajo la atenta mirada de Xena, que ya estaba echada en la cama, desnuda y esperaba a que la rubia la acompañara.
- Si… - dijo sin vacilar. – La he observado toda la noche. Y se ha puesto en nuestra situación… Va a aceptar… - dijo mientras le hacía un sitio en la cama a Gabrielle, quien se abrazó a la morena con un suspiro.
- Me caen bien… - dijo mientras acariciaba distraídamente la piel de la morena con una sonrisa. – Me recuerdan a nosotras…
Alzo la mirada para ver la cara de Xena.
- ¿A si? – dijo la Guerrera con una sonrisa.
- Aja… - dijo mientras acariciaba el cuello de Xena.
Xena la miro con una sonrisa, y sin darle tiempo a decir nada a Gabrielle, se puso encima de la rubia y la beso con pasión.

En la otra habitación, las dos Amazonas estaban mirando el techo echadas sobre la cama.
- Te pasaste Ainia… - dijo Asteria. – Xena es nuestra amiga… Y es la pareja de Gabrielle, nuestra Reina…
Ainia suspiro. Asteria tenía razón. Miro hacia la Amazona rubia que estaba a su lado, y que la estaba mirando a los ojos.
- Lo se… - dijo Ainia con un suspiro sin apartar la mirada. – Me deje llevar por la desesperación… Quiero encontrar a Eve
Asteria sonrió. Ella se sentía igual. Querían a esa muchacha como a una hermana. Era la princesa, su princesa Amazona. Suspiro y alargo la mano hacia la Amazona morena con una sonrisa.
- La encontraremos…. – dijo con seguridad. – Emma aceptara, y entonces iremos a buscarla…
Las dos Amazonas sonrieron.
- Recemos a los dioses que sea así… - dijo Ainia con una sonrisa.
- Por cierto Ainia… - dijo Asteria con una sonrisa. – Tendrás que pedirle disculpas a Xena… - sonrió. – Menos mal que solo te miro mal y que estaba Gabrielle, sino, te hubiera pateado el culo… - dijo sonriendo a Ainia mientras miraba la cara de pocos amigos que tenía la Amazona

En la habitación de los niños, estaba en silencio. Ambos estaban echados en la cama de Henry.

En la última habitación de la mansión de la alcaldesa y de la Sheriff, Emma estaba tumbada en la bañera con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás.
Estaba esperando a que Regina volviera de hacer su ronda por la casa, para cerrar puertas y ventanas y renovar los hechizos de protección que siempre ponían ella o Emma a la casa.
Estaba pensando en lo que había pasado aquella noche, en como aquellas desconocidas habían entrado en su fiesta de investidura y le habían pedido su ayuda para salvar la vida de su hija.
Estiro el cuello hacia atrás y abrió ligeramente la boca.
Regina acabo de hacer su ronda por la casa y de hacer los hechizos protectores que siempre hacían. Se encamino a su habitación y renovó el hechizo de insonorización de la habitación.
Se dirigió al baño, donde supuso encontraría a Emma, y allí estaba. Echada en la bañera, llena de espuma. Sonrió. Se desvistió tranquilamente sin apartar la vista de su prometida.
Se acercó despacio a la bañera, desnuda y aprovechó que Emma estiraba el cuello para posar allí sus labios rojos, haciendo que Emma suspirara.
- Mmmm…. – dijo Emma al sentir los labios de Regina en su cuello. Abrió los ojos y a largo las manos para hacer que Regina se metiera también en la bañera. – Mejor si estás aquí conmigo… - dijo mientras ayudaba a que Regina se sentara sobre sus piernas.
- Definitivamente si, querida… - dijo Regina poniéndose cómoda en los brazos de la rubia. – Mmmm… - dijo cerrando los ojos.
- Muchas gracias por todo, nena… - dijo Emma abrazándola más a ella y besándole el cuello.
- De nada querida… - dijo la morena sonriendo. – Muchas gracias por esto… - dijo sonriendo levantando la mano donde tenía el anillo puesto.
- ¿Te gusto…? – dijo mirando también la mano.
- Si… Es hermoso, ya te lo dije… - sonrió Regina mirando el anillo. - ¿Por qué me lo preguntas tanto? – dijo dándose la vuelta para mirarla.
- Te mereces todo lo mejor, Regina… - dijo la rubia con cara triste mirándola a los ojos. – Sé que tu primer matrimonio no fue algo que planeaste, que te casaste a la fuerza con mi abuelo. – comenzó la rubia apartando la mirada de esos ojos que tanto la hechizaban. – Y sé que con Daniel no pudiste casarte… - suspiro Emma mientras jugaba con la espuma. – Por eso quiero que conmigo sea perfecto para ti. Que sea la boda que siempre soñaste. Quiero que… - empezó Emma pero la boca de Regina la callo.
Regina miraba a la rubia a la cara. Cada palabra que decía. Y no pudo más que ir esbozando una sonrisa poco a poco a cada palabra que pronunciaba Emma. Hasta que ya no pudo más y la beso. Beso aquellos labios para que se callara. Para que dejara de decir entre líneas que ella no era buena para Regina.
Se separó un poco de la boca de Emma y la miro a los ojos.
- Nunca, escúchame bien, - dijo mirándola seriamente a esos ojos verdes azulados de la rubia.- nunca Emma, serás lo menos importante de mi vida. Tú y Henry sois las personas que más amo en mi vida y por las cuales daría mi vida. Eres mi Final Feliz, mi Amor Verdadero, Emma… Y siempre has sido tú… Y siempre serás tu… - dijo acariciando la mejilla de la rubia.
Emma, ante aquellas palabras de la morena, se inclinó con desesperación y le dio un beso con fuerza, apretando con sus manos la cadera de la morena hacia ella.
Regina gimió ante el beso de la rubia y pasó los brazos por el cuello de Emma, atrayéndola hacia ella la cabeza para que el beso fuera más profundo.

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