Translate

jueves, 29 de enero de 2015

La vida Continua Más Allá: Capítulo 29

Capítulo 29

La fiesta está siendo todo un éxito. Bebida y comida había por doquier y las mujeres se divertían junto con los hombres y los dioses que allí había.
Los soldados bebían y festeaban la victoria de Emma sobre el ejército de Ares, que también se divertía a pasar que habían perdido.
No importaba que habían sido derrotados, solo pensaban en el vino, la comida y los placeres de las mujeres que allí había.
En la mesa principal, recostadas sobre unos divanes, se encontraban Emma, Regina, Xena y Gabrielle, hablando sobre el combate. Mientras que las otras mujeres, se encuentran hablando sobre otras cosas.
- Me encantó ese movimiento que hiciste, Emma… - dijo Gabrielle con una sonrisa mientras cogía la copa d vino. – Fue totalmente inesperado…
- Gracias… - dijo Emma con una sonrisa. – Me lo enseño mi padre…. – dijo mientras cogía un trozo de carne con los dedos.
- Perfeccionaste los puntos flacos que te señale…. – dijo Xena admirando a la rubia mientras ponía la copa para que un sirviente se la llenara. – Tus movimientos se agudizaron…
- Tampoco hice nada… -. Dijo la rubia con una media sonrisa. – Solo me entrene…
- Duramente… - dijo Regina mirando a Emma. – Recuerda que los primeros días después de entrenar tanto, no lograbas levantarte al día siguiente… - dijo con una sonrisa.
- Eso es cierto… - dijo riendo Emma. – Artemisa, o Ares, siempre me venían a despertar…
- Recuerdo eso… - dijo riendo Regina. – Pero después tenías recompensa… - dijo con una sonrisa.
- Mmmm… Eso es cierto… - dijo acercándose a los labios de la morena y besándolos.
Xena y Gabrielle rieron.
- Tranquila… - dijo Gabrielle con una sonrisa. – Se cómo te debiste sentir… Aún recuerdo esas mañanas cuando Xena y yo íbamos por los caminos… - dijo con un suspiro.
- Que querías… Eras una dormilona… - dijo Xena con una sonrisa. – Y aun lo eres…
- Entonces como Emma… - dijo Regina sonriendo.
- Sera cuestión de rubias… - dijo Xena riéndose.
Lo que provocó que las 4 mujeres se rieran.

Mientras, una figura miraba como hablaban las mujeres que estaban tumbadas en la mesa principal del salón.
Sonrió al ver a Emma. Su descendiente…
Desde las sombras, vio como Emma se enfrentó al ejército de Borias. Se preocupó al ver como la herían, pero enseguida respiro de alivio al ver como vencía a ese guerreo.
No se había equivocado. Emma tenía alma de gran guerrera. Tenía alma de Valkiria… Emma era una Valkiria. Como ella… Por eso era su descendiente.
- Tranquila… Ella es fuerte. Sus heridas han sanado rápidamente… - dijo Artemisa acercándose a la figura encapuchada por detrás.
La figura sonrió sin apartar la vista de la mujer rubia.
- Lo se… - dijo – Pero no puedo dejar de preocuparme… Es parte de mi sangre…
Artemisa miro en la dirección en la que miraba y vio a Emma reírse con las otras 3 mujeres. Sonrió.
- Es una gran guerrera… - dijo Artemisa. – Ha peleado contra mi hermano y lo venció…
- No esperaba menos de ella… - dijo con una sonrisa. – Lleva mi sangre… Y parte de mi alma…
- Y parte del alma de una de mis guerreras, no lo olvides…
- Tranquila, Artemisa… - dijo sonriendo la encapuchada y mirando a la diosa. – No lo olvido. Es la mezcla perfecta….
- Eso es cierto. Emma es una mujer increíble… - dijo mirando a la rubia como se reía por alguna cosa.
- Te gusta… - dijo la figura.                     
Artemisa la miro con los ojos abiertos.
- Yo…
- No lo niegues… Sé que mirada es esa… - dijo mirándola. – Yo lo estuve, de Xena y de Gabrielle…
- Ella solo tiene ojos para Regina… - dijo la diosa con un suspiro.
- Artemisa… Olvídate de ella… - dijo la figura. – Es lo mejor…
Artemisa sonrió y asintió.
- ¿No te quieres acercar a saludarlas? – dijo señalando donde estaban las 4 mujeres. – Xena y Gabrielle estarán contentas de volver a verte… Y Preséntate a Emma y a Regina…
- No… Por mucho que lo desee, todavía no… - dijo mirando a las 4 mujeres. – Pronto llegara el momento de las explicaciones… - la figura suspiro y se dio la vuelta con una sonrisa. – Sera mejor que vuelva al Valhalla… Mi padre se va a preocupar…
Artemisa sonrió y acompañó a la figura hacia el puente donde conectaba el Olimpo con el Valhalla.
- Odín te ama, Brunilda… - dijo Artemisa. – Por eso te envió a la Tierra, para protegerte de la guerra contra los gigantes….
- Lo se… - dijo sonriendo. – Y se lo agradezco. Gracias a eso conocí a Xena y luego am Gabrielle que me enseñaron a como poder dirigir a las Valkirias y no solo ser la Reina de Islandia….
- ¿A pesar de que ambas te rompieron el corazón…? – dijo con una sonrisa triste Artemisa.
- A pesar de eso…. – dijo sonriendo. – Me enseñaron mucho, y me ayudaron…. Son unas grandes amigas, por eso confío en ellas para que cuiden de Emma. De mi descendiente. De mi Princesa Valkiria… - y tras decir esto, Brunilda desapareció por el puente que conectaba el cielo de los Dioses Griegos con el de los Nórdicos.

Mientras, Borias miraba serio como las 4 mujeres hablaban y reían. Desde que vio a Emma, se había sentido atraído hacia ella. Era una mujer que desprendía un magnetismo único.
Sonrió al recordar el miedo que se veía en los ojos de la rubia al enfrentarse la primera vez. Y eso que solo era el entrenamiento. Pero aun así, se enfrentó con decisión y él lo respetaba.
Tomo el contenido de la copa que tenía en la mano y rápidamente un sirviente se la volvió a llenar.
- Espera… - dijo Borias llamando al sirviente.
- Si, mi señor…
- Llévale esto a Emma… - dijo sacándose el puñal de la cintura y dándoselo al sirviente quien lo cogió con una reverencia. – Y dile…. Mejor nada… Dáselo solo…
- Si, mi señor… - dijo el sirviente haciendo una reverencia.
Borias siguió mirando a las mujeres que se reían. Bebió de la copa y vio como el sirviente se acercaba a la rubia y le entrega la daga a Emma, quien antes de recogerla, alzo la mirada hacia donde se encontraba el guerrero.
Borias alzo la copa e inclino la cabeza como muestra de saludo. Emma alzando las cejas y con una sonrisa, cogió la daga y la alzo, como muestra de que la recibía a gusto.
Este intercambio no pasó desapercibido por ninguna de las 3 mujeres, que miraban en silencio como los dos contrincantes intercambiaban miradas.
Borias sonrió a Xena, quien lo miraba con el ceño fruncido. El guerrero suspiro. Recordaba perfectamente cuando él y Xena fueron amantes. El sexo era espléndido y esperaba que aún lo fuera. Pero esa idea se le quito de la cabeza al ver aquel anillo en su dedo, anillo que tenía igual la rubia menuda que estaba a su lado, la Reina de las Amazonas.
Frunció el ceño. ¿Desde cuándo Xena se había vuelto tan… Sumisa…?
La verdad le daba igual. Él podía tomar a cualquier mujer que quisiera. ¿No lo había hecho antes y después de desaparecer Xena de su vida?
Se acabó otra vez la copa de vino y alargo la mano para coger algo de comer cuando otra mano se lo arrebató.
Miro enfadado hacia arriba, dispuesto a maldecir a quien le había quitado su porción de carne y se topó con unos ojos azules que desgraciadamente para él, conocía muy bien.
- ¿No tienes suficiente comida en la mesa de la campeona? – dijo Borias cogiendo otro trozo de carne.
- La verdad es que nos sobra… - dijo Xena sentándose a su lado mientras se comía el trozo de comida. – Pero quería fastidiarte…
- Que quieres, Xena… - dijo el guerrero llevándose la copa a la boca.
- Lo que hiciste en el campo de batalla fue muy cobarde por tu parte, incluso para ti, Borias…. – dijo Xena mientras un criado le llenaba la copa.
- Vi una oportunidad y la aproveche… - dijo sin inmutarse.
- Eso es de cobardes… Atacar así por la espalda…
- No, Xena… - dijo sonriendo el guerrero. – Es la primera regla cuando estas en una batalla: No dar la espalda a tu enemigo. ¿Qué culpa tengo yo que ella no hiciera caso?
- Se había terminado el juego, Borias… - dijo enfadándose Xena. – Ella había tomado la bandera…
Borias sonrió.
- Me da igual, Xena… - dijo – Tú habrías hecho lo mismo… Antes si… Ahora, no lo sé… Según Ares, la Reina Amazona te ha domesticado…
Xena lo fulmino con la mirada.
- A mí nadie me ha domesticado, Borias… - dijo acercándose a él con furia en los ojos - No soy un animal como tu… Y en cuanto a Gabrielle…. Ni la menciones… Porque juro por los dioses que te mato.
Borias se hecho a reír con la cabeza hacia atrás.
- Calma, fiera… - dijo riéndose. – Esta es la Xena que me gusta. Furiosa. Altiva. Vengativa. Mi Destructora de Naciones… - se acercó a la cara de Xena. – Dime, Xena… ¿Sigues siendo tan fogosa en la cama? ¿La rubita te da todo lo que necesitas? ¿Lo has vuelto a hacer encima de un caballo?
Xena lo miro con furia antes de responder.
- No te tengo que contar nada. Pero te diré que Gabrielle supera a cualquier amante que tuve en el pasado… Y con creces, créeme, Borias… - dijo con una sonrisa en los labios mientras se levantaba y se agachaba para hablarle. – Y lo del caballo… Es más excitante con ella… - se llevó la copa a los labios y se bebió todo el contenido. – Como te acerques a alguna de nosotras 6…. Te mato, Borias… - tras decir esto se alejó.

Borias la miro con los ojos saliéndose de las orbitas mientras que la Princesa Guerrera se alejaba hacia donde estaba la Reina Amazona, Emma y Regina hablando con Ephiny, Cleopatra y Lao Ma.

lunes, 19 de enero de 2015

La vida Continua Más Allá: Capítulo 28

Capítulo 28

Tanto Gabrielle como Xena se quedaron asombradas. Delante de ella estaban todas aquellas amazonas que en su día habían conocido y al frente de ellas estaba Ephiny.
- Hola, mi Reina…  – dijo Ephiny levantándose del suelo y sonriendo a su amiga.
- Ephiny… - dijo Gabrielle mientas abrazaba a su amiga con lágrimas en los ojos.
- Me alegro de verte otra vez… - dijo sonriendo.
- Dioses… - dijo Gabrielle mirándola de arriba abajo. – Estas igual…
- Gabrielle… Hace nada que nos hemos visto, recuerda que parte de mi espíritu se encuentra con Emma.
- Lo se… - dijo Gabrielle sonriendo. – Pero aun así, me alegra verte…
- Y a mí a ti, amiga… - sonrió la rubia. – Hola Xena… - dijo mirando a la guerrera.
- Hola Ephiny… Te veo bien… - dijo con una sonrisa.
- La verdad es que me encuentro bien… - dijo sonriendo. – Me tengo que ir… - dijo mirándolas. – ¿Nos vemos luego? – dijo mirándolas.
- Claro… - dijo la bardo con una sonrisa.
Poco a poco Asteria, Ruby, Gabrielle, Xena y Afrodita, se quedaron solas en el campo de batalla.
- Afrodita… - dijo Ruby. - ¿Dónde está Emma y Regina?
- Están en su habitación… - dijo con una sonrisa. – Seguidme…
Afrodita las encamino hacia el Palacio de Artemisa. Una vez dentro, caminaron por largos pasillos hasta acabar delante de unas grandes puertas doradas.
Se detuvieron un momento y llamaron débilmente. Poco después, las grandes puestas se abrieron para darles paso a una gran habitación, decorada elegantemente.
Entraron despacio y vieron que en mitad de la habitación, se encontraba una gran cama donde Emma estaba tumbada y donde una Regina preocupada estaba sentada a su lado junto con Artemisa, que estaba de pie a los pies de la cama.
Ambas mujeres giraron la cabeza para ofrecerles a las recién llegadas una gran sonrisa.
Lao Ma y Cleopatra estaban en una mesa, en la cual había ungüentos y otros utensilios que contenían aceites y sales, que los mezclaban para obtener las cremas con las que estaban curando a Emma.
Al notar como la puerta se abría, ambas mujeres se giraron y sonrieron a las recién llegadas que se acercaban poco a poco a la cama donde estaba Emma.
Emma permanecía boca abajo, con la espalda descubierta.
Al acercarse, vieron que la espalda de Emma estaba cubierto de un aceite que hacía que su piel brillara.
- ¿Cómo se encuentra? – pregunto Gabrielle mientras se sentaba al otro lado de Emma.
- Mejor… - dijo Regina mientras apartaba un mechón de pelo de la cara de Emma.
- ¿Tiene muchas heridas…? – pregunto Ruby preocupada por su amiga.
- No muchas…. – dijo Lao Ma mientras se acercaba con un bote que contenía un aceite. – La que tiene peor es la herida del hombro. Pero no es muy profunda. Se recuperara.
- Es una Guerrera muy fuerte… - dijo Cleopatra con una sonrisa. – Una autentica  Medjai Sagrada… - dijo acercándose a la cama.
- ¿Medjai? – dijo Regina mirando a la egipcia.
- Es un guerrero sagrado de los Dioses que protegían a los faraones…. – explico Cleopatra con una sonrisa mientras masajeaba la espalda de Emma.
- ¿Es algo así como un caballero? – dijo Regina a la egipcia.
- Si, algo así…
Regina sonrió.
- Emma es un caballero… - dijo Ruby sonriendo. – Su padre la nombro caballero antes de venir… Concretamente cuando vosotras llegasteis… - dijo mirando a Xena, Gabrielle y Asteria.
En ese momento Emma profirió un gemido y se movió.
- Creo que se va a despertar… - dijo Lao Ma con una sonrisa.
Regina miro a la rubia que estaba acostada y le retiro un mechón de pelo que le caía por la cara.
Emma abrió los ojos poco a poco topándose los ojos de la morena que le sonreía con amor.
- Buenos días, princesa… - dijo la morena con una sonrisa.
- ¿Recordando La Vida Es Bella? – dijo Emma mientras se esa tiraba a lo largo de la cama con una sonrisa en la boca.
- Sabes que me encanta esa película. – dijo Regina sonriendo.
- Lo se… Y también sé que te gustan mucho los uniformes… Sobre todos los uniformes militares que me pongo… - dijo la rubia guiñando el ojo a la morena.
Regina abrió los ojos ante aquella mención y no pudo evitar sonrojarse un poco, ya que Regina, y debía admitirlo, amaba ver a Emma vestida de General. Le gustaba mucho como le quedaba, la presencia que tenía la rubia con aquellos trajes.
- Cállate… - dijo Regina aun sonrojada y con una sonrisa.
Ruby y las otras mujeres sonrieron ante aquella pequeña revelación.
Emma se rio ante el apuro de la morena, mientras se daba la vuelta despacio.
- ¿Estoy desnuda? – dijo levantando una ceja y con una sonrisa ladeada.
- Tranquila rubia… - dijo Cleopatra sonriendo. – Te desvistió tu mujer…
Emma miro a Regina con una sonrisa, interrogándola con la mirada.
- No quiero que vean a mi mujer desnuda… - dijo encogiéndose de hombros y ayudando a Emma a que se diera la vuelta sin que se le viera nada.
- Me encanta que seas posesiva conmigo… - dijo Emma con una sonrisa pícara en la cara. - ¡Au! – dijo tocándose el hombro.
- Emma… - dijo Ruby preocupada acercándose, acto reflejo que Gabrielle y Xena imitaron. -. ¿Estás bien?
- Si…. – dijo con cara de dolor. – Solo es el hombro…
- ¿Te hirieron en el hombro? – dijo Gabrielle examinando la herida.
- Si… - dijo Emma mientras dejaba que la bardo examinara la herida. – Creo que fue Borias cuando estaba en el suelo.
- Podría haberte matado… - dijo Xena. – Debiste desistir… - riño a la rubia.
Emma bajo la mirada dolida. Xena tenía razón.
- ¿Lo habrías hecho tú, Xena…? – dijo Gabrielle mientras curaba a Emma.
- No… - contesto la guerrera.
- Entonces no la riñas tan duramente…. – siguió la bardo. – Ella tiene el mismo temperamento que tú, ella es igual a ti, Xena… No le riñas por algo que lo hizo instintivamente. Por algo que tú también hubieras hecho…. – dijo mirando a la guerrera. – Xena, mi amor… ¿No lo ves…? Ella tiene tu espíritu. Ese espirito guerrero, ella camina por El camino del Guerreo igual que tui, igual que yo en su día…
Xena miro a la mujer rubia que le había robado el corazón. Gabrielle, como siempre, tenía razón…
- Tienes razón, Gabrielle… - dijo con un suspiro. – Lo siento Emma… - dijo mirando a la rubia que estaba metida en la cama. – Luchaste muy bien. Estoy orgullosa de ti…
- No te preocupes Xena… - dijo Emma. – Y gracias… - sonrió.
- Estoy de acuerdo con Xena, Emma…. – Dijo Regina. – Fue estúpido de tu parte enfrentarte a él. Ya habías ganado… - dijo mirando a la rubia.
- Pero quería hacerlo, Regina… - dijo Emma suspirando. – quería demostrar que estaba a la altura…
- ¿Estar a la altura? – dijo Asteria.
Emma miro a la Amazona y desvió la mirada a Regina, donde podo después la desvió.
- Emma Swan… - dijo enfadada Regina al comprenderlo. - ¿De verdad crees que no estas a mi altura? ¿Qué te querré menos por eso? – dijo mirándola a los ojos.
Emma suspiro.                           
- Regina… - comenzó Emma. – Tú eres una Reina… Yo no crecí con los mismos modales que tú. Yo no soy… No soy una princesa… - dijo mirándola a los ojos. – En cambio tu… Tú eres la perfección en persona. Yo no soy nada. Incluso Robin es más que yo, él vivió en el Bosque Encantado contigo. Sabe de modales de la corte y todo ese rollo. Yo no. A mí no me van los vestidos, yo prefiero una espada o una pistola y unos buenos vaqueros… - dijo sonriendo de lado. – Además, siempre me han dicho que soy muy poco femenina… - dijo apartando la mirada.
Regina y el resto de las mujeres la miraban sin decir nada hasta que la morena le dio una torta en la cara.
- Regina…. – dijo Ruby impresionada.
Emma la miro sorprendida.
- Te lo mereces… Por tonta… - dijo Regina. – ¿Es que no te has dado cuenta? – dijo mirando a Emma y negando con la cabeza. – Te amo por lo que eres. Por ser todo eso, Emma. Por no ser la típica niña mimada. Por tus chaquetas horribles de cuero, por tus vaqueros, por tu lenguaje desquiciante que tienes… Por todo….- dijo acariciando la mejilla donde le había pegado. – Emma, querida… Te amor por cómo eres, no por ser lo que pretendes ser… - dijo sonriendo.
Emma miro a los ojos a la Evil Queen y lo único que vio fue sinceridad. Suspiro y alargo su mano para entrelazarla con la de la morena.
- Lo siento… - dijo Emma. – Perdóname…. Yo solo… - pero no le dio tiempo a terminar la frase ya que Regina la beso intensamente.
- Cállate… - dijo Regina antes de besarla.
Las mujeres que estaban allí sonrieron de alegría al ver la reconciliación de la rubia y la morena.
- Bueno… - dijo Artemisa con una sonrisa. – Me tengo que ir. Voy a preparar todo para la celebración de tu victoria… - dijo sonriendo. – Asteria… ¿Quieres ver a tus hermanas Amazonas…?
- Claro… - dijo sonriendo la guerrera Amazona.
– Ruby… ¿Quieres venir…? – dijo la diosa a la loba.
Ruby miro a su amiga que estaba en la cama acostada.
- Ve… - dijo Emma con una sonrisa. – Estaré bien…
- Ok… - dijo sonriendo la loba y se fue con las otras dos mujeres.
- Nosotras también nos vamos… - dijo la egipcia con una sonrisa. – Me alegro que estés bien, Emma. Ha sido un honor luchar junto a ti…
- El honor ha sido mío, Cleopatra… - dijo la rubia sonriendo.
- No creas… - dijo la Reina de Egipto con una sonrisa. – No todos los días se lucha al lado de una Medjai Sagrada como tú… - dijo dándole un beso en la frente. – Te veo en la fiesta… - y se marchó.
- ¿Medjai Sagrada…? – dijo Emma extrañada.
- Es un guerrero sagrado de los Dioses que protegían a los faraones…. – explico Xena con una sonrisa.
- Yo también me voy… - dijo Lao Ma mirando a las mujeres con una sonrisa. – Estas en buenas manos, Emma… - dijo sonriendo.
- Lo sé, Lao Ma… -dio la rubia con una sonrisa. – Y gracias…
- Gracias a ti, Emma… - dijo la asiática sonriéndole. – He aprendido muchas cosas de ti… Toma… - dijo entregándole el colgante del Yin-Yang. – Te lo quitamos para poder curarte…
- Pero… Es tuyo, Lao Ma… - dijo cogiéndolo con duda. – Me lo dejaste para la batalla.
- Eso es relativo… - dijo Lao Ma con una sonrisa misteriosa. – Cada uno poseemos el Yin o el Yang. Lo desarrollamos y luego buscamos nuestra mitad… - dijo cogiendo la mano de Emma y la de Regina y poniendo en medio de las dos el colgante. – Solo hace falta encontrar a nuestra otra mitad… - dijo mientras cogía las manos de Xena y Gabrielle hacia lo mismo.
Tras decir esto se marchó, dejando a las 4 mujeres mirándose unas a otras en completo silencio.

Mientras tanto, muy lejos de allí, en un reino helado y cubierto de nieve, una figura miraba por la ventana del palacio.
Loki miraba como la nieve caía poco a poco sobre el suelo, acumulándose allí. Suspiro. Desde que había llegado a su palacio en lo alto de las montañas con ese crio, no había parado de preparar para invocar al Ragnarök.
Creía que era una tarea bastante fácil: reunir a la que había sido el Crepúsculo de los Dioses Griegos para que comandara el ejercito que derrotaría a Odín,  reunir al Creyente de Corazón Puro para que su sangre inocente abriera las puestas hacia la caída de los dioses y listo…
Pero no. Las Nordas dijeron que no. Que todavía no era el tiempo de que la profecía se cumpliera y Loki estaba más que harto de esperar.
Tenía todo preparado. Solo faltaba la Luna de Sangre…
Y para la Luna de Sangre aún faltaba tiempo…
Se dio la vuelta para caminar hacia su trono y sentarse. Al pie del trono, un gran lobo gris estaba tumbado mansamente.
Acaricio distraídamente al lobo, que perezosamente levantó la cabeza para mirarle.
- Tranquilo Vali, hijo mío… - dijo acariciando al lobo. – Pronto, muy pronto seremos los únicos dioses que existan… - dijo con una sonrisa siniestra el oscuro dios.

viernes, 16 de enero de 2015

La Magia del Amor: Capítulo 1

Capítulo 1

- ¿De dónde dices que eres, Emma…? – dijo Beckett a Emma con una sonrisa mientras se sentaba a su lado y le entregaba el café.
- De Boston… Gracias… - dijo cogiéndolo con una sonrisa. – Bueno era de Boston, ahora vivo en un pueblo pequeño en la zona de Maine. Se llama StoryBrooke… ¿Y tú….?
Beckett la observo mientras Emma miraba el café que la detective de homicidios de Nueva York le había traído. Le llamaba la atención esa mujer y no sabía por qué.
Estaban en una convención que hacia todos los años la policía de los Estados Unidos para intercambiar impresiones y maneras de manejar los casos que sucedían. Emma, impresionada, había recibido una invitación para ir a la convención que se celebraba en Nueva York. Hacía poco que la maldición que retenía a los del pequeño pueblo de StoryBrooke se había roto, permitiendo la llegada de turistas y también la salida al exterior de los habitantes del pequeño pueblo de Maine.
- Yo de aquí, de Nueva York… - dijo sonriendo la detective.
Ambas mujeres se miraron y se sonrieron. Desde el primer día, se habían llevado bien, se complementaban y poco tiempo después descubrieron que estaban juntas en el mismo equipo de trabajo.
Emma, cada vez que miraba a Kate Beckett, se acordaba de su querida y amada Regina Mills. Una sonrisa estúpida se le formo en los labios al recordarla y al recordar cómo se despidieron hace 4 días. Por suerte, hoy sería el último en el que estaría fuera, mañana regresaría a StoryBrooke y a volver a besar los labios de su morena.
- Estoy cansada… - dijo Emma mientras dejaba el vaso del café en la mesilla y se tiraba de espaldas en la cama.
Beckett sonrió e imito a la rubia.
- Así sí que se está a gusto… - dijo Kate mientras se acomodaba en la cama.
- Si… - rio Emma. Saco el móvil y reviso los mensajes.
- ¿Mirando si tu amada te ha enviado un mensaje...? – dijo Kate Beckett con una sonrisa mientras miraba a la rubia jugar con el aparato.
- Tengo ganas de verla… - admitió Emma con un suspiro. - ¿Y tú…? ¿No tienes a nadie…?
Beckett suspiro acordándose de cierto escritor que seguramente estaría con alguna modelo en su casa de los Hamptons.
- No… No hay nadie… - contesto tristemente.
Emma entrecerró los ojos notando la tristeza en la respuesta de la detective, pero lo dejo pasar.
Con una última mirada al móvil, cerró los ojos y se durmió.

Habían pasado unos cuantos meses después de esa convención de la policía que había tenido lugar en Nueva York y ambas mujeres habían seguido con sus vidas, olvidándose casi una de la otra.
Beckett estaba revisando unos informes que tenía sobre la mesa. El 3XA había vuelto y ahora más que nunca quería atraparlo de una vez por todas. A su lado, Castle la ayudaba buscando pistas. Él más que nada quería verlo entre rejas. Llevaban dos días sin dormir y sus músculos ya le empezaban a pasar factura y el cansancio se notaba en las caras de los detectives y en el escritor.
- Castle… Ve a casa… - dijo Beckett sin apartar la mirada de los informes.
Castle suspiro y dejo los papeles a un lado, echándose hacia atrás en la silla.
- Estoy bien, Kate... – dijo resoplando y cerrando los ojos.
Kate dejo los papeles encima de la mesa y lo miro a los ojos sonriendo de lado.
- Ve a descansar, anda… - dijo sin apartar la mirada del escritor.
Castle abrió los ojos y miro a Kate a los ojos.
- Ok, pero si tu también te vas…. –dijo sin apartar la mirada. – También estas cansada y necesitas dormir. – se levantó. – Te invito a cenar en mi casa…
Kate lo miro un momento y tras un rato asintió y se levantó, acompañando a Castle a su casa para poder cenar.

El camino a casa fue silencioso y algo tenso. Los acontecimientos de la vuelta del 3XA a sus vidas, había desestabilizado la armonía que sentía y el posible acercamiento de la detective y el escritor.
Bajaron del coche de Beckett en silencio y subieron al apartamento del escritor. Abrieron la puerta y entraron. Todo estaba extrañamente en silencio y, es que, como le había contado Castle, su madre estaba de gira y Alexis había ido a ver a su madre.
Inconscientemente, Kate se imaginó lo que podría pasar esa noche, estando los dos solos. Sonrió ante la idea y entraron en el apartamento de Castle. Cuando Castle encendió la luz, un desorden les dio la bienvenida.
Todo el apartamento estaba patas arriba. Las mesas volcadas, el sofá rasgado, los libros en el suelo y una gran pintada en la pared del despacho que ponía. “Te Matare, Richard Castle”
Un escalofrió les entro a las dos personas que miraba aquello e instintivamente, Kate saco la pistola y empezó a registrar todo el apartamento. Como suponía no había nadie.
Llamaron a Esposito y a Ryan, que fueron enseguida, junto con la Capitana Gates.
Registraron todo el apartamento y llegaron a la conclusión de que Castle tendría que desaparecer harta que el 3XA estuviera entre rejas.
Gates asigno a Beckett a la protección del escritor y resolvieron que esa misma noche sin demora, debían partir.
Hicieron una pequeña maleta y se montaron en el coche de la detective.
- Kate… ¿A dónde vamos...? – dijo Castle mientras miraba hacia la oscura carretera.
- Lejos… - dijo simplemente mientras conducían.

Ya era mañana pero todavía estaba conduciendo. Lo llevaba haciendo toda la noche sin parar. Castle dormía en el asiento del pasajero después de pedirle que parara, pero ella no quería parar. Quería poner a salvo al hombre a quien amaba.
Mientras salían de Nueva York, se acordó de la Sheriff rubia que conoció en aquella reunión de la policía en Nueva York y sonrió. Le había dicho que era la Sheriff de un pequeño pueblo llamado StoryBrooke en el condado de Maine. Era perfecto y con una sonrisa se encaminaban hacia allí.

Después de que Castle despertara y hubieran comido algo que metieron la noche anterior, ya estaban cerca del pueblo y solo habían parado para que la detective estirara las piernas y descansara un momento.
Poco a poco, el cartel de “Bienvenidos a StoryBrooke” apareció ante sus ojos.
- ¿StoryBrooke…? – leyó Castle mientras pasaban. - ¿Es una broma?
- No… - dijo Beckett sin apartar la mirada de la carretera. – Es el mejor lugar. Confía en mí, Castle…
- ¿As estado ya aquí…? – dijo mirándola.
- No… - dijo mirándolo un momento. – Pero oí hablar de él a una amiga…
- Una amiga… ¿Dónde la conociste…?
- En el congreso ese de la policía que hubo en Nueva York…
- ¿Es policía…?
- Algo así…
Mientras hablaban, estaban entrando en el pueblo y lo observaban mientras el coche de Beckett pasaba por las calles casi desiertas.
- ¿No tienes hambre…? – dijo Castle.
- Debería a ver un restaurante o una cafetería por aquí… - dijo la detective mientras se paraban en el local que tenía un cartel que ponía “Granny's Diner”.
Ambos lo miraron desde el coche aparcado y bajaron. Hicieron el camino en silencio y entraron en el pequeño local.
Dentro una camarera pelirroja estaba sirviendo las mesas y coqueteando con los clientes. Dentro de la barra, una mujer mayor discutiendo con un hombre bajito con barbas y mal humor y en las mesas gente hablando o simplemente disfrutando de su desayuno.
Se acercaron a la barra y se sentaron. Enseguida la camarera pelirroja se puso delante de ellos.
- Hola… - dijo con una sonrisa. – Bienvenidos a StoryBrooke… Sois nuevos, ¿verdad?
- Hola… - dijo Beckett – Si, venimos a dar una vuelta por este rincón del país…. – dijo sonriendo.
- Me alegro… - dijo aun sonriente la pelirroja. – Me llamo Ruby…. ¿Vosotros…?
- Yo…
- Rick y Kate… - dijo rápidamente Beckett.
Ruby sonrió, pero enseguida noto algo raro. Su instinto de loba se lo decía.
- ¿Qué queréis para tomar…? – dijo con una sonrisa.
- Café y tortitas para los dos, gracias… - dijo Castle mirando a la chica con una sonrisa.

- Muy bien, marchando… - dijo y se fue a encargar su pedido.

sábado, 10 de enero de 2015

La Promesa

La Promesa

Hola chicos, como prometí, si llegaba a los 920 seguidores en Twitter, subía una historia basada en Castle y en Once Upon A Time unidas.

Pues bien, después de que las musas me iluminaran con esta idea, empece a escribir y escribir y logre crear una historia que me gusta cada vez mas escribirla.

Aun la sigo escribiendo y es que he decidido, que si tiene buena acogida, lo are de mas de un capitulo.

Solo espero que os acabe gustando como a mi el escribirlo.

Un beso a todos vosotros!!!!

domingo, 4 de enero de 2015

La vida Continua Más Allá: Capítulo 27

Capítulo 27

- No cantes victoria, Emma… - dijo Borias cabreado mientras se bajaba del caballo y se encaminaba hacia la rubia. – Quiero un duelo… Tu y yo…
Emma sonrió al guerrero.
- Te he vencido, Borias… - dijo encarándole. – Admite tu error… Perdiste…
- Nunca pierdo rubita… - dijo acercándose más a Emma. - ¿Tienes miedo de que te derrote ante la vista de los dioses? – dijo sonriendo.
Emma apretó la mandíbula. En el fondo tenía miedo de ser derrotada y humillada delante de Regina, quien sabía que la estaba viendo desde un lugar cercano.
- Muy bien… - dijo dándole la bandera a Hércules. – Acepto…
- Emma… - dijo Hércules.
- No… - le interrumpió Emma mirándole a los ojos. – Quiero hacerlo…
Hércules asintió con un suspiró.
- Muy bien rubita… - dijo con una sonrisa Borias. – Me gusta tu iniciativa… Me recuerdas a alguien… - dijo mientras la miraba de arriba abajo. – Y no solo en tu forma de pelear…
- Vale ya… - dijo Emma sacando su espada. – Acabemos con esto de una vez…
- Mmmm me gusta… - dijo riéndose mientras sacaba su espada también y atacaba a Emma.
Emma se defendió como pudo de ese ataque tan repentino que casi le hace perder el equilibrio. Desvió la espada de Borias por milímetros de su cara. Pero rápidamente se recuperó mandando una estocada directa al corazón del guerreo que Borias logró esquivar por milímetros también.
Se separaron y se miraron a los ojos. Midiéndose.
- Eres buena… - dijo sonriendo Borias. – Pero sé que pronto te rendirás… Te he visto luchar en la batalla, te he observado y he descubierto tus puntos débiles… Y ahora caerás ante mi…. – dijo mientras con todas sus fuerzas arremetía contra la rubia, que a duras penas lograba defenderse.

Desde lo alto de la tribuna, las mujeres y los dos hombres asistían impotentes ante el duelo que se celebraba abajo. Xena a duras penas era contenida por Gabrielle y Lao Ma. Y pasaba algo parecido a Regina, que era contenida por la loba.
Borias no le daba respiro y Emma no podía contener sin hacerse daño los envistes del guerrero, que atacaba a Emma sin descanso. Hasta que Emma, sin darse cuenta y caminando hacia atrás como estaba, se tropezó y cayó de espaldas, quedando boca arriba delante de Borias, que mientras sonreía, alzó la espada con una sonrisa en los labios, y con todas sus fuerzas, la dejo caer sobre Emma.
Regina ahogó un grito de terror al ver tan indefensa a la rubia, he inicio, con un movimiento de mano, la teletrasnportación para ayudar a Emma, pero rápidamente, Artemisa la detuvo y le dijo que mirara.
Al mirar, tanto Regina como Ruby, vieron como Emma rodaba hacia un lado justo cuando el filo de la espada le llegaba a la cabeza, provocándole una herida un poco profunda en el hombro.
Emma profirió un grito de dolor, ya que la punta de la espada de Borias se había clavado en el hombro de la rubia. Borias intentó hundir más la espada para causarle más daño, pero Emma con un movimiento, se deshizo de él, logrando levantarse a duras penas.
La rubia miro al guerreo con furia en los ojos, mientras que Borias miraba a Emma con una sonrisa de lado.
 - Veo que no te quieres rendir fácilmente, rubita… - dijo acercándose a Emma sonriendo. – Ríndete… Es lo mejor…
Emma miro con furia y fuego en la mirada al guerrero.
- Sabes que no me rendiré… - dijo mirándole a los ojos. – Lo sabes perfectamente…
- Como sé que dentro de poco tú estarás mirándome desde el suelo con mi espada clavada en tu estómago, mientras te mueres lentamente… - dijo con una sonrisa de lado.
- Creo que será al revés… - dijo mientras arremetía con fuerzas contra el guerrero, que era ahora él quien se defendía a duras penas.
Emma enviaba cada estocada mayor que la anterior. En su fuero interno, estaba el pensamiento de no dejar ver a Regina como un guerrero la derrotaba.
Emma, aunque la herida del hombro le dolía y le tiraba, pero aun así, Emma no se detenía en sus envistes, logrando que a Borias le costara detener los golpes con la espada. Poco a poco, Borias retrocedía ante Emma, que se iba imponiendo sobre el guerrero.
En uno de las estocadas que ambos se proferían, Emma hizo una magnifica finta por la derecha, dejando algo aturdido a Borias, quien se vio con la espada de la rubia en el cuello.
- Te gane, Borias… - Dijo Emma con la voz casi entrecortada por el cansancio de la pelea y el dolor de brazo.
Borias miro primero a la espada posada en su cuello y después desvió la mirada a la cara de Emma que lo miraba con una sonrisa en el rostro.
El guerreo tiro la espada y alzo las manos a modo de rendición.
- Tú ganas…. – dijo mirándola con odio a los ojos.
Emma sonrió de lado al oír esas palabras. Poco a poco se empezó a alejar de él mientras veía la sonrisa de Hércules.
Desde la tribuna, Regina se sentía orgullosa de ver como su rubia había vencido a Borias. Y no era la única que en esos momentos sentía orgullo, Xena sonreía más que nunca, Gabrielle, Asteria y Ruby estaban maravilladas, mientras que Afrodita y Artemisa tenían una gran sonrisa en la boca.
Ares tenía que reconocer que Emma era una gran guerrera y Hook miraba maravillado a la rubia.
Sin más demora, se transportaron al campo de batalla, donde estaba Emma aprisionando a Borias.
Emma sonrió a Hércules al oír las palabras de Borias, entonces, poco a poco se empezó a alejar del guerreo.
- Emma… - dijo Regina mirando a la rubia.
Emma se dio la vuelta poco a poco para mirar con una sonría a la morena, pero cuando se iba a girar del todo, sintió que algo se le clavaba en el estómago.
Se le corto la respiración y miro hacia abajo, abriendo los ojos de la sorpresa, vio una daga clavada y una mano que la empuñaba.
- Quiero que sepas rubita…. – dijo Borias en su oído mientras la abrazaba y hundía más el puñal en el estómago de Emma. – Que yo nunca me rindo a no ser que este muerto… - dijo esto último mientras lo hundía.
Emma miro al guerrero con los ojos abiertos de par en par. Intento decir algo, pero no conseguía articular nada. Se dio la vuelta y miro la cara de dolor de Regina y vio tras ella a sus amigas que la miraban con la misma cara que la morena.
- ¡Emma! – grito Regina mientras veía como el guerrero apuñalaba sin piedad a Emma. Se acercó a la rubia que había caído de rodillas. - Emma…. – dijo mientras acariciaba la cabeza de Emma que estaba apoyada en su regazo.
La rubia no apartaba la mirada de la morena. Hacia intentos por hablar, quería decirle por última vez que la amaba.
Ruby miraba horrorizada como su mejor amiga moría en los brazos de la morena y no podían hacer nada para impedirlo.
Gabrielle y Asteria se habían quedado paralizadas al ver aquello y Xena había transformado su cara de impotencia a su cara de furia.
Miro al guerrero con odio, el cual miraba con  una sonrisa como la vida de Emma se le escapaba en los brazos de la morena.
- Te…. Te quiero, Regina… - consiguió por fin decir Emma con esfuerzo.
- No hables, cariño… - dijo una llorosa Regina mientras acariciaba las mejillas de la rubia. – Te pondrás bien, ya lo veras… - dijo sonriendo tristemente mientras le caían lagrimas por los ojos.
Emma miro a Regina a los ojos y le sonrió mientras cerraba los ojos.
- Estoy cansada… - dijo cerrándolos.
- No…. No Emma… - dijo Regina llamando a la rubia. – Abre los ojos… - pero Emma no los abría. – Emma….
Xena mientras, se había abalanzado sobre Borias, sorprendiéndolo y sacando su espada de la espalda, intentaba con todas sus fuerzas.
- Vaya, vaya, vaya… - dijo Borias mirando a Xena de arriba abajo. – Estas muy cambiada, Xena… - dijo con una sonrisa lasciva. – Estas mejor… El traje de cuero te sienta muy bien…
- Gracias, Borias… - dijo con una media sonrisa Xena mientras atacaba al guerrero que se defendía a duras penas. – Creo que has perdido facultades… - dijo la guerrera riéndose de Borias.
Regina, después de asegurarse de que Ruby y Gabrielle sujetaban a Emma, Regina fue a juntarse donde Xena.
- Querida… - dijo mirando a la guerrera. – Apártate… Va a sufrir lo que nunca ha sufrido en su vida… - dijo mirando con odio a Borias mientras se transformaba en la Evil Queen.
Xena miro a Regina con una sonrisa.
- Todo tuyo, Regina… - dijo Xena colocándose al lado de Emma, Ruby y Gabrielle.
Regina sonrió hacia Borias, quien la miraba con ojos lascivos al ver el traje que llevaba.
- As hecho daño a mi mujer… - dijo Regina mientras avanzaba hacia el guerrero que no paraba de mirarla. – Esta herida de gravedad por tu culpa, y ahora lo vas a pagar… - dijo mientras que con un movimiento de muñeca, Borias se retorcía de dolor.
Borias gritaba de dolor. Un dolor tan fuerte que no lo podía resistir.
Regina lo miraba con una sonrisa en la boca, mientras que Borias se retorcía de dolor.
- Regina… - dijo Emma con voz débil. – Regina…
Regina se dio la vuelta al oír su nombre débilmente. Vio como Emma abría poco a poco los ojos.
- Emma… - dijo en un suspiró.
- Déjale… - dijo Emma mirándola. – No lo hagas…
Regina miro a los ojos de la rubia, dejando a Borias retorciéndose de dolor en el suelo. Poco a c poco se acercó a Emma y se arrodilló a su lado.
- Emma… Estas así por él... – dijo Regina con la voz quebrada.
- Me recuperaré… - dijo sonriendo. – Xena dice que no es profunda…
Regina miro a la guerrera, la cual asintió.
- Muy bien… - dijo Regina sonriendo.
- Regina… - dijo Artemisa. – Déjame…
Regina miro a la diosa y le dejo espacio junto a Emma. La diosa de la caza, se arrodillo y puso una mano encima de la herida, produciendo en la mano un destello dorado que fue directo a la herida de Emma, cerrándola.
Emma gimió al principio y después se quedó dormida.
- ¿Qué ha pasado? – dijo Regina mirando a la diosa y a Emma.
- Tranquila, solo está dormida… - dijo sonriendo a la Evil Queen y después mirando a Emma. – Bueno, Ares, a pesar de este incidente, Emma ha ganado… - dijo mirando a su hermano mientras se levantaba.
Ares miro a la rubia que descansaba entre los brazos de Gabrielle.
- Tienes razón… - dijo Ares mirando a su hermana. – Emma ha ganado… - dijo y se dio la vuelta, marchándose de allí.
Artemisa sonrió de lado mirando a su hermano.
Una figura se acercó detrás de la diosa. Llevaba armadura dorada y una túnica blanca.
- Artemisa… - dijo. – Es mejor llevar a Emma a la habitación…
Artemisa se dio la vuelta y miro a la mujer con una sonrisa.
- Tienes razón, Cleopatra… - dijo mirando a Emma.
Cleopatra sonrió.
- Yo me encargo… - dijo Cleopatra y con un movimiento de cabeza, unos soldados cogieron a Emma y la llevaron a la habitación
- Espera… - dijo Regina alarmada. – ¿Dónde se la llevan?
- Tranquila…. – dijo cleopatra acercándose. – Está a salvo…
Xena miro sorprendida a la egipcia.
- ¿Cleopatra? – dijo incrédula.
- Hola Xena… - dijo con una sonrisa. – Veo que estas muy bien… Oh, y gracias por el favor que me hiciste…
Xena sonrió.
- Yo también me alegro de verte… - dijo sinceramente. – Y no fue nada… Gabrielle y yo lo hicimos con agrado.
Cleopatra sonrió a Xena y luego miro a Gabrielle, que estaba detrás de Xena escuchando la conversación.
- ¿Nos presentas, Xena…? – dijo la egipcia.
- Claro… - dijo sonriendo. – Cleopatra, te presento a Gabrielle, Reina de las Amazonas, Elegida de Artemisa, y ella es Cleopatra, reina de Egipto…
Ambas mujeres se sonrieron.
- Encantada, Gabrielle…
- Lo mismo digo, Cleopatra…
- Mi reina… - dijo una voz cerca de ellas.
Al darse la vuelta, vieron como unas 30 Amazonas estaban arrodilladas delante de Gabrielle y al frente de ellas, una rubia que tanto Xena como la bardo conocían muy bien…
Era Ephiny…