Capítulo 28
Tanto Gabrielle como Xena se
quedaron asombradas. Delante de ella estaban todas aquellas amazonas que en su
día habían conocido y al frente de ellas estaba Ephiny.
- Hola, mi Reina… – dijo Ephiny levantándose del suelo y
sonriendo a su amiga.
- Ephiny… - dijo Gabrielle
mientas abrazaba a su amiga con lágrimas en los ojos.
- Me alegro de verte otra vez…
- dijo sonriendo.
- Dioses… - dijo Gabrielle
mirándola de arriba abajo. – Estas igual…
- Gabrielle… Hace nada que nos
hemos visto, recuerda que parte de mi espíritu se encuentra con Emma.
- Lo se… - dijo Gabrielle
sonriendo. – Pero aun así, me alegra verte…
- Y a mí a ti, amiga… - sonrió
la rubia. – Hola Xena… - dijo mirando a la guerrera.
- Hola Ephiny… Te veo bien… -
dijo con una sonrisa.
- La verdad es que me encuentro
bien… - dijo sonriendo. – Me tengo que ir… - dijo mirándolas. – ¿Nos vemos
luego? – dijo mirándolas.
- Claro… - dijo la bardo con
una sonrisa.
Poco a poco Asteria, Ruby,
Gabrielle, Xena y Afrodita, se quedaron solas en el campo de batalla.
- Afrodita… - dijo Ruby. -
¿Dónde está Emma y Regina?
- Están en su habitación… -
dijo con una sonrisa. – Seguidme…
Afrodita las encamino hacia el
Palacio de Artemisa. Una vez dentro, caminaron por largos pasillos hasta acabar
delante de unas grandes puertas doradas.
Se detuvieron un momento y
llamaron débilmente. Poco después, las grandes puestas se abrieron para darles
paso a una gran habitación, decorada elegantemente.
Entraron despacio y vieron que
en mitad de la habitación, se encontraba una gran cama donde Emma estaba
tumbada y donde una Regina preocupada estaba sentada a su lado junto con
Artemisa, que estaba de pie a los pies de la cama.
Ambas mujeres giraron la cabeza
para ofrecerles a las recién llegadas una gran sonrisa.
Lao Ma y Cleopatra estaban en
una mesa, en la cual había ungüentos y otros utensilios que contenían aceites y
sales, que los mezclaban para obtener las cremas con las que estaban curando a
Emma.
Al notar como la puerta se
abría, ambas mujeres se giraron y sonrieron a las recién llegadas que se
acercaban poco a poco a la cama donde estaba Emma.
Emma permanecía boca abajo, con
la espalda descubierta.
Al acercarse, vieron que la
espalda de Emma estaba cubierto de un aceite que hacía que su piel brillara.
- ¿Cómo se encuentra? – pregunto
Gabrielle mientras se sentaba al otro lado de Emma.
- Mejor… - dijo Regina mientras
apartaba un mechón de pelo de la cara de Emma.
- ¿Tiene muchas heridas…? –
pregunto Ruby preocupada por su amiga.
- No muchas…. – dijo Lao Ma
mientras se acercaba con un bote que contenía un aceite. – La que tiene peor es
la herida del hombro. Pero no es muy profunda. Se recuperara.
- Es una Guerrera muy fuerte… -
dijo Cleopatra con una sonrisa. – Una autentica
Medjai Sagrada… - dijo acercándose a la cama.
- ¿Medjai? – dijo Regina
mirando a la egipcia.
- Es un guerrero sagrado de los
Dioses que protegían a los faraones…. – explico Cleopatra con una sonrisa
mientras masajeaba la espalda de Emma.
- ¿Es algo así como un
caballero? – dijo Regina a la egipcia.
- Si, algo así…
Regina sonrió.
- Emma es un caballero… - dijo
Ruby sonriendo. – Su padre la nombro caballero antes de venir… Concretamente
cuando vosotras llegasteis… - dijo mirando a Xena, Gabrielle y Asteria.
En ese momento Emma profirió un
gemido y se movió.
- Creo que se va a despertar… -
dijo Lao Ma con una sonrisa.
Regina miro a la rubia que
estaba acostada y le retiro un mechón de pelo que le caía por la cara.
Emma abrió los ojos poco a poco
topándose los ojos de la morena que le sonreía con amor.
- Buenos días, princesa… - dijo
la morena con una sonrisa.
- ¿Recordando La Vida Es Bella?
– dijo Emma mientras se esa tiraba a lo largo de la cama con una sonrisa en la
boca.
- Sabes que me encanta esa
película. – dijo Regina sonriendo.
- Lo se… Y también sé que te
gustan mucho los uniformes… Sobre todos los uniformes militares que me pongo… -
dijo la rubia guiñando el ojo a la morena.
Regina abrió los ojos ante
aquella mención y no pudo evitar sonrojarse un poco, ya que Regina, y debía
admitirlo, amaba ver a Emma vestida de General. Le gustaba mucho como le
quedaba, la presencia que tenía la rubia con aquellos trajes.
- Cállate… - dijo Regina aun
sonrojada y con una sonrisa.
Ruby y las otras mujeres
sonrieron ante aquella pequeña revelación.
Emma se rio ante el apuro de la
morena, mientras se daba la vuelta despacio.
- ¿Estoy desnuda? – dijo
levantando una ceja y con una sonrisa ladeada.
- Tranquila rubia… - dijo
Cleopatra sonriendo. – Te desvistió tu mujer…
Emma miro a Regina con una
sonrisa, interrogándola con la mirada.
- No quiero que vean a mi mujer
desnuda… - dijo encogiéndose de hombros y ayudando a Emma a que se diera la
vuelta sin que se le viera nada.
- Me encanta que seas posesiva
conmigo… - dijo Emma con una sonrisa pícara en la cara. - ¡Au! – dijo tocándose
el hombro.
- Emma… - dijo Ruby preocupada
acercándose, acto reflejo que Gabrielle y Xena imitaron. -. ¿Estás bien?
- Si…. – dijo con cara de
dolor. – Solo es el hombro…
- ¿Te hirieron en el hombro? –
dijo Gabrielle examinando la herida.
- Si… - dijo Emma mientras
dejaba que la bardo examinara la herida. – Creo que fue Borias cuando estaba en
el suelo.
- Podría haberte matado… - dijo
Xena. – Debiste desistir… - riño a la rubia.
Emma bajo la mirada dolida.
Xena tenía razón.
- ¿Lo habrías hecho tú, Xena…?
– dijo Gabrielle mientras curaba a Emma.
- No… - contesto la guerrera.
- Entonces no la riñas tan
duramente…. – siguió la bardo. – Ella tiene el mismo temperamento que tú, ella
es igual a ti, Xena… No le riñas por algo que lo hizo instintivamente. Por algo
que tú también hubieras hecho…. – dijo mirando a la guerrera. – Xena, mi amor…
¿No lo ves…? Ella tiene tu espíritu. Ese espirito guerrero, ella camina por El
camino del Guerreo igual que tui, igual que yo en su día…
Xena miro a la mujer rubia que
le había robado el corazón. Gabrielle, como siempre, tenía razón…
- Tienes razón, Gabrielle… -
dijo con un suspiro. – Lo siento Emma… - dijo mirando a la rubia que estaba
metida en la cama. – Luchaste muy bien. Estoy orgullosa de ti…
- No te preocupes Xena… - dijo
Emma. – Y gracias… - sonrió.
- Estoy de acuerdo con Xena,
Emma…. – Dijo Regina. – Fue estúpido de tu parte enfrentarte a él. Ya habías
ganado… - dijo mirando a la rubia.
- Pero quería hacerlo, Regina…
- dijo Emma suspirando. – quería demostrar que estaba a la altura…
- ¿Estar a la altura? – dijo
Asteria.
Emma miro a la Amazona y desvió
la mirada a Regina, donde podo después la desvió.
- Emma Swan… - dijo enfadada
Regina al comprenderlo. - ¿De verdad crees que no estas a mi altura? ¿Qué te
querré menos por eso? – dijo mirándola a los ojos.
Emma
suspiro.
- Regina… - comenzó Emma. – Tú
eres una Reina… Yo no crecí con los mismos modales que tú. Yo no soy… No soy
una princesa… - dijo mirándola a los ojos. – En cambio tu… Tú eres la
perfección en persona. Yo no soy nada. Incluso Robin es más que yo, él vivió en
el Bosque Encantado contigo. Sabe de modales de la corte y todo ese rollo. Yo
no. A mí no me van los vestidos, yo prefiero una espada o una pistola y unos
buenos vaqueros… - dijo sonriendo de lado. – Además, siempre me han dicho que
soy muy poco femenina… - dijo apartando la mirada.
Regina y el resto de las
mujeres la miraban sin decir nada hasta que la morena le dio una torta en la
cara.
- Regina…. – dijo Ruby
impresionada.
Emma la miro sorprendida.
- Te lo mereces… Por tonta… -
dijo Regina. – ¿Es que no te has dado cuenta? – dijo mirando a Emma y negando
con la cabeza. – Te amo por lo que eres. Por ser todo eso, Emma. Por no ser la
típica niña mimada. Por tus chaquetas horribles de cuero, por tus vaqueros, por
tu lenguaje desquiciante que tienes… Por todo….- dijo acariciando la mejilla
donde le había pegado. – Emma, querida… Te amor por cómo eres, no por ser lo
que pretendes ser… - dijo sonriendo.
Emma miro a los ojos a la Evil
Queen y lo único que vio fue sinceridad. Suspiro y alargo su mano para
entrelazarla con la de la morena.
- Lo siento… - dijo Emma. –
Perdóname…. Yo solo… - pero no le dio tiempo a terminar la frase ya que Regina
la beso intensamente.
- Cállate… - dijo Regina antes
de besarla.
Las mujeres que estaban allí
sonrieron de alegría al ver la reconciliación de la rubia y la morena.
- Bueno… - dijo Artemisa con
una sonrisa. – Me tengo que ir. Voy a preparar todo para la celebración de tu
victoria… - dijo sonriendo. – Asteria… ¿Quieres ver a tus hermanas Amazonas…?
- Claro… - dijo sonriendo la
guerrera Amazona.
– Ruby… ¿Quieres venir…? – dijo
la diosa a la loba.
Ruby miro a su amiga que estaba
en la cama acostada.
- Ve… - dijo Emma con una
sonrisa. – Estaré bien…
- Ok… - dijo sonriendo la loba
y se fue con las otras dos mujeres.
- Nosotras también nos vamos… -
dijo la egipcia con una sonrisa. – Me alegro que estés bien, Emma. Ha sido un
honor luchar junto a ti…
- El honor ha sido mío,
Cleopatra… - dijo la rubia sonriendo.
- No creas… - dijo la Reina de
Egipto con una sonrisa. – No todos los días se lucha al lado de una Medjai
Sagrada como tú… - dijo dándole un beso en la frente. – Te veo en la fiesta… -
y se marchó.
- ¿Medjai Sagrada…? – dijo Emma
extrañada.
- Es un guerrero sagrado de los
Dioses que protegían a los faraones…. – explico Xena con una sonrisa.
- Yo también me voy… - dijo Lao
Ma mirando a las mujeres con una sonrisa. – Estas en buenas manos, Emma… - dijo
sonriendo.
- Lo sé, Lao Ma… -dio la rubia
con una sonrisa. – Y gracias…
- Gracias a ti, Emma… - dijo la
asiática sonriéndole. – He aprendido muchas cosas de ti… Toma… - dijo
entregándole el colgante del Yin-Yang. – Te lo quitamos para poder curarte…
- Pero… Es tuyo, Lao Ma… - dijo
cogiéndolo con duda. – Me lo dejaste para la batalla.
- Eso es relativo… - dijo Lao
Ma con una sonrisa misteriosa. – Cada uno poseemos el Yin o el Yang. Lo
desarrollamos y luego buscamos nuestra mitad… - dijo cogiendo la mano de Emma y
la de Regina y poniendo en medio de las dos el colgante. – Solo hace falta encontrar
a nuestra otra mitad… - dijo mientras cogía las manos de Xena y Gabrielle hacia
lo mismo.
Tras decir esto se marchó,
dejando a las 4 mujeres mirándose unas a otras en completo silencio.
Mientras tanto, muy lejos de
allí, en un reino helado y cubierto de nieve, una figura miraba por la ventana
del palacio.
Loki miraba como la nieve caía
poco a poco sobre el suelo, acumulándose allí. Suspiro. Desde que había llegado
a su palacio en lo alto de las montañas con ese crio, no había parado de
preparar para invocar al Ragnarök.
Creía que era una tarea
bastante fácil: reunir a la que había sido el Crepúsculo de los Dioses Griegos
para que comandara el ejercito que derrotaría a Odín, reunir al Creyente de Corazón Puro para que
su sangre inocente abriera las puestas hacia la caída de los dioses y listo…
Pero no. Las Nordas dijeron que
no. Que todavía no era el tiempo de que la profecía se cumpliera y Loki estaba
más que harto de esperar.
Tenía todo preparado. Solo
faltaba la Luna de Sangre…
Y para la Luna de Sangre aún
faltaba tiempo…
Se dio la vuelta para caminar
hacia su trono y sentarse. Al pie del trono, un gran lobo gris estaba tumbado
mansamente.
Acaricio distraídamente al
lobo, que perezosamente levantó la cabeza para mirarle.
- Tranquilo Vali, hijo mío… -
dijo acariciando al lobo. – Pronto, muy pronto seremos los únicos dioses que
existan… - dijo con una sonrisa siniestra el oscuro dios.
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