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lunes, 19 de enero de 2015

La vida Continua Más Allá: Capítulo 28

Capítulo 28

Tanto Gabrielle como Xena se quedaron asombradas. Delante de ella estaban todas aquellas amazonas que en su día habían conocido y al frente de ellas estaba Ephiny.
- Hola, mi Reina…  – dijo Ephiny levantándose del suelo y sonriendo a su amiga.
- Ephiny… - dijo Gabrielle mientas abrazaba a su amiga con lágrimas en los ojos.
- Me alegro de verte otra vez… - dijo sonriendo.
- Dioses… - dijo Gabrielle mirándola de arriba abajo. – Estas igual…
- Gabrielle… Hace nada que nos hemos visto, recuerda que parte de mi espíritu se encuentra con Emma.
- Lo se… - dijo Gabrielle sonriendo. – Pero aun así, me alegra verte…
- Y a mí a ti, amiga… - sonrió la rubia. – Hola Xena… - dijo mirando a la guerrera.
- Hola Ephiny… Te veo bien… - dijo con una sonrisa.
- La verdad es que me encuentro bien… - dijo sonriendo. – Me tengo que ir… - dijo mirándolas. – ¿Nos vemos luego? – dijo mirándolas.
- Claro… - dijo la bardo con una sonrisa.
Poco a poco Asteria, Ruby, Gabrielle, Xena y Afrodita, se quedaron solas en el campo de batalla.
- Afrodita… - dijo Ruby. - ¿Dónde está Emma y Regina?
- Están en su habitación… - dijo con una sonrisa. – Seguidme…
Afrodita las encamino hacia el Palacio de Artemisa. Una vez dentro, caminaron por largos pasillos hasta acabar delante de unas grandes puertas doradas.
Se detuvieron un momento y llamaron débilmente. Poco después, las grandes puestas se abrieron para darles paso a una gran habitación, decorada elegantemente.
Entraron despacio y vieron que en mitad de la habitación, se encontraba una gran cama donde Emma estaba tumbada y donde una Regina preocupada estaba sentada a su lado junto con Artemisa, que estaba de pie a los pies de la cama.
Ambas mujeres giraron la cabeza para ofrecerles a las recién llegadas una gran sonrisa.
Lao Ma y Cleopatra estaban en una mesa, en la cual había ungüentos y otros utensilios que contenían aceites y sales, que los mezclaban para obtener las cremas con las que estaban curando a Emma.
Al notar como la puerta se abría, ambas mujeres se giraron y sonrieron a las recién llegadas que se acercaban poco a poco a la cama donde estaba Emma.
Emma permanecía boca abajo, con la espalda descubierta.
Al acercarse, vieron que la espalda de Emma estaba cubierto de un aceite que hacía que su piel brillara.
- ¿Cómo se encuentra? – pregunto Gabrielle mientras se sentaba al otro lado de Emma.
- Mejor… - dijo Regina mientras apartaba un mechón de pelo de la cara de Emma.
- ¿Tiene muchas heridas…? – pregunto Ruby preocupada por su amiga.
- No muchas…. – dijo Lao Ma mientras se acercaba con un bote que contenía un aceite. – La que tiene peor es la herida del hombro. Pero no es muy profunda. Se recuperara.
- Es una Guerrera muy fuerte… - dijo Cleopatra con una sonrisa. – Una autentica  Medjai Sagrada… - dijo acercándose a la cama.
- ¿Medjai? – dijo Regina mirando a la egipcia.
- Es un guerrero sagrado de los Dioses que protegían a los faraones…. – explico Cleopatra con una sonrisa mientras masajeaba la espalda de Emma.
- ¿Es algo así como un caballero? – dijo Regina a la egipcia.
- Si, algo así…
Regina sonrió.
- Emma es un caballero… - dijo Ruby sonriendo. – Su padre la nombro caballero antes de venir… Concretamente cuando vosotras llegasteis… - dijo mirando a Xena, Gabrielle y Asteria.
En ese momento Emma profirió un gemido y se movió.
- Creo que se va a despertar… - dijo Lao Ma con una sonrisa.
Regina miro a la rubia que estaba acostada y le retiro un mechón de pelo que le caía por la cara.
Emma abrió los ojos poco a poco topándose los ojos de la morena que le sonreía con amor.
- Buenos días, princesa… - dijo la morena con una sonrisa.
- ¿Recordando La Vida Es Bella? – dijo Emma mientras se esa tiraba a lo largo de la cama con una sonrisa en la boca.
- Sabes que me encanta esa película. – dijo Regina sonriendo.
- Lo se… Y también sé que te gustan mucho los uniformes… Sobre todos los uniformes militares que me pongo… - dijo la rubia guiñando el ojo a la morena.
Regina abrió los ojos ante aquella mención y no pudo evitar sonrojarse un poco, ya que Regina, y debía admitirlo, amaba ver a Emma vestida de General. Le gustaba mucho como le quedaba, la presencia que tenía la rubia con aquellos trajes.
- Cállate… - dijo Regina aun sonrojada y con una sonrisa.
Ruby y las otras mujeres sonrieron ante aquella pequeña revelación.
Emma se rio ante el apuro de la morena, mientras se daba la vuelta despacio.
- ¿Estoy desnuda? – dijo levantando una ceja y con una sonrisa ladeada.
- Tranquila rubia… - dijo Cleopatra sonriendo. – Te desvistió tu mujer…
Emma miro a Regina con una sonrisa, interrogándola con la mirada.
- No quiero que vean a mi mujer desnuda… - dijo encogiéndose de hombros y ayudando a Emma a que se diera la vuelta sin que se le viera nada.
- Me encanta que seas posesiva conmigo… - dijo Emma con una sonrisa pícara en la cara. - ¡Au! – dijo tocándose el hombro.
- Emma… - dijo Ruby preocupada acercándose, acto reflejo que Gabrielle y Xena imitaron. -. ¿Estás bien?
- Si…. – dijo con cara de dolor. – Solo es el hombro…
- ¿Te hirieron en el hombro? – dijo Gabrielle examinando la herida.
- Si… - dijo Emma mientras dejaba que la bardo examinara la herida. – Creo que fue Borias cuando estaba en el suelo.
- Podría haberte matado… - dijo Xena. – Debiste desistir… - riño a la rubia.
Emma bajo la mirada dolida. Xena tenía razón.
- ¿Lo habrías hecho tú, Xena…? – dijo Gabrielle mientras curaba a Emma.
- No… - contesto la guerrera.
- Entonces no la riñas tan duramente…. – siguió la bardo. – Ella tiene el mismo temperamento que tú, ella es igual a ti, Xena… No le riñas por algo que lo hizo instintivamente. Por algo que tú también hubieras hecho…. – dijo mirando a la guerrera. – Xena, mi amor… ¿No lo ves…? Ella tiene tu espíritu. Ese espirito guerrero, ella camina por El camino del Guerreo igual que tui, igual que yo en su día…
Xena miro a la mujer rubia que le había robado el corazón. Gabrielle, como siempre, tenía razón…
- Tienes razón, Gabrielle… - dijo con un suspiro. – Lo siento Emma… - dijo mirando a la rubia que estaba metida en la cama. – Luchaste muy bien. Estoy orgullosa de ti…
- No te preocupes Xena… - dijo Emma. – Y gracias… - sonrió.
- Estoy de acuerdo con Xena, Emma…. – Dijo Regina. – Fue estúpido de tu parte enfrentarte a él. Ya habías ganado… - dijo mirando a la rubia.
- Pero quería hacerlo, Regina… - dijo Emma suspirando. – quería demostrar que estaba a la altura…
- ¿Estar a la altura? – dijo Asteria.
Emma miro a la Amazona y desvió la mirada a Regina, donde podo después la desvió.
- Emma Swan… - dijo enfadada Regina al comprenderlo. - ¿De verdad crees que no estas a mi altura? ¿Qué te querré menos por eso? – dijo mirándola a los ojos.
Emma suspiro.                           
- Regina… - comenzó Emma. – Tú eres una Reina… Yo no crecí con los mismos modales que tú. Yo no soy… No soy una princesa… - dijo mirándola a los ojos. – En cambio tu… Tú eres la perfección en persona. Yo no soy nada. Incluso Robin es más que yo, él vivió en el Bosque Encantado contigo. Sabe de modales de la corte y todo ese rollo. Yo no. A mí no me van los vestidos, yo prefiero una espada o una pistola y unos buenos vaqueros… - dijo sonriendo de lado. – Además, siempre me han dicho que soy muy poco femenina… - dijo apartando la mirada.
Regina y el resto de las mujeres la miraban sin decir nada hasta que la morena le dio una torta en la cara.
- Regina…. – dijo Ruby impresionada.
Emma la miro sorprendida.
- Te lo mereces… Por tonta… - dijo Regina. – ¿Es que no te has dado cuenta? – dijo mirando a Emma y negando con la cabeza. – Te amo por lo que eres. Por ser todo eso, Emma. Por no ser la típica niña mimada. Por tus chaquetas horribles de cuero, por tus vaqueros, por tu lenguaje desquiciante que tienes… Por todo….- dijo acariciando la mejilla donde le había pegado. – Emma, querida… Te amor por cómo eres, no por ser lo que pretendes ser… - dijo sonriendo.
Emma miro a los ojos a la Evil Queen y lo único que vio fue sinceridad. Suspiro y alargo su mano para entrelazarla con la de la morena.
- Lo siento… - dijo Emma. – Perdóname…. Yo solo… - pero no le dio tiempo a terminar la frase ya que Regina la beso intensamente.
- Cállate… - dijo Regina antes de besarla.
Las mujeres que estaban allí sonrieron de alegría al ver la reconciliación de la rubia y la morena.
- Bueno… - dijo Artemisa con una sonrisa. – Me tengo que ir. Voy a preparar todo para la celebración de tu victoria… - dijo sonriendo. – Asteria… ¿Quieres ver a tus hermanas Amazonas…?
- Claro… - dijo sonriendo la guerrera Amazona.
– Ruby… ¿Quieres venir…? – dijo la diosa a la loba.
Ruby miro a su amiga que estaba en la cama acostada.
- Ve… - dijo Emma con una sonrisa. – Estaré bien…
- Ok… - dijo sonriendo la loba y se fue con las otras dos mujeres.
- Nosotras también nos vamos… - dijo la egipcia con una sonrisa. – Me alegro que estés bien, Emma. Ha sido un honor luchar junto a ti…
- El honor ha sido mío, Cleopatra… - dijo la rubia sonriendo.
- No creas… - dijo la Reina de Egipto con una sonrisa. – No todos los días se lucha al lado de una Medjai Sagrada como tú… - dijo dándole un beso en la frente. – Te veo en la fiesta… - y se marchó.
- ¿Medjai Sagrada…? – dijo Emma extrañada.
- Es un guerrero sagrado de los Dioses que protegían a los faraones…. – explico Xena con una sonrisa.
- Yo también me voy… - dijo Lao Ma mirando a las mujeres con una sonrisa. – Estas en buenas manos, Emma… - dijo sonriendo.
- Lo sé, Lao Ma… -dio la rubia con una sonrisa. – Y gracias…
- Gracias a ti, Emma… - dijo la asiática sonriéndole. – He aprendido muchas cosas de ti… Toma… - dijo entregándole el colgante del Yin-Yang. – Te lo quitamos para poder curarte…
- Pero… Es tuyo, Lao Ma… - dijo cogiéndolo con duda. – Me lo dejaste para la batalla.
- Eso es relativo… - dijo Lao Ma con una sonrisa misteriosa. – Cada uno poseemos el Yin o el Yang. Lo desarrollamos y luego buscamos nuestra mitad… - dijo cogiendo la mano de Emma y la de Regina y poniendo en medio de las dos el colgante. – Solo hace falta encontrar a nuestra otra mitad… - dijo mientras cogía las manos de Xena y Gabrielle hacia lo mismo.
Tras decir esto se marchó, dejando a las 4 mujeres mirándose unas a otras en completo silencio.

Mientras tanto, muy lejos de allí, en un reino helado y cubierto de nieve, una figura miraba por la ventana del palacio.
Loki miraba como la nieve caía poco a poco sobre el suelo, acumulándose allí. Suspiro. Desde que había llegado a su palacio en lo alto de las montañas con ese crio, no había parado de preparar para invocar al Ragnarök.
Creía que era una tarea bastante fácil: reunir a la que había sido el Crepúsculo de los Dioses Griegos para que comandara el ejercito que derrotaría a Odín,  reunir al Creyente de Corazón Puro para que su sangre inocente abriera las puestas hacia la caída de los dioses y listo…
Pero no. Las Nordas dijeron que no. Que todavía no era el tiempo de que la profecía se cumpliera y Loki estaba más que harto de esperar.
Tenía todo preparado. Solo faltaba la Luna de Sangre…
Y para la Luna de Sangre aún faltaba tiempo…
Se dio la vuelta para caminar hacia su trono y sentarse. Al pie del trono, un gran lobo gris estaba tumbado mansamente.
Acaricio distraídamente al lobo, que perezosamente levantó la cabeza para mirarle.
- Tranquilo Vali, hijo mío… - dijo acariciando al lobo. – Pronto, muy pronto seremos los únicos dioses que existan… - dijo con una sonrisa siniestra el oscuro dios.

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