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viernes, 26 de septiembre de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 14

Capítulo 14

Varios meses después…

- ¿Estas bien…? – pregunto preocupada Xena al ver a Emma caer pesadamente a la orilla del rio.
- Si… Solo un descanso por favor… - dijo Emma boca abajo con los ojos cerrados.
Xena se sentó a su lado, aprovechado para descansar también.
La morena había ido esa mañana al alba, a llamar a Emma para su entrenamiento diario, y después de unas horas ya notaba el cansancio de la rubia.
- ¿Estas mejor? – dijo Xena mientras miraba acostada a la rubia que tenía al lado.
- Si…. – dijo Emma mientras se ponía boca arriba. – Ahora resisto tanto como tu… No te quejaras ahora, ¿verdad?
Xena rio y se acordó de los primeros días en los que habían entrenado. A partir de unos cuantos kilómetros, Emma ya estaba cansada. Y eso también le ocurría con el entrenamiento de espada, vara y Sais. Y no hablemos del entrenamiento con el Chakram.
Habían avanzado mucho y eso se notaba en el cuerpo de Emma, que había ganado musculatura y, según Regina, estaba más sexy y excitaba más a la Evil Queen. Cosa que Emma comprobaba cuando Regina la llamaba a su despacho del ayuntamiento y se encerraban, oh cuando la morena iba a la hora de la comida a llevársela a la comisaria a la rubia y aprovechaban para saciar sus instintos.
- Has mejorado mucho. – dijo la guerrera con una sonrisa. – Gabrielle está muy contenta contigo. Y Eponin también. Y Asteria está muy impresionada… - dijo Xena con una sonrisa mirando a la rubia. – Y enamorada…
- No me lo recuerdes… - dijo Emma soltando un gemido. Xena se rio. – No sé qué hacer más para que no se interese en mí…
- Es normal… - dijo Xena encogiéndose de hombros.
- ¿Normal?
- Aja… - dijo Xena poniéndose de pie. – Viene alguien….
Emma se puso de pie enseguida, mirando alrededor, buscando a las personas que se acercaban. A lo lejos vio 5 figuras que se acercaban.
Emma se puso en posición de ataque. Alerta ante un ataque por parte de las personas que se acercaban.
Xena vio el movimiento de la rubia a su lado por el rabo del ojo y sonrió. Estaba orgullosa de Emma. Nadie, aparte de su hermano Lyceus, Gabrielle, Lao Ma, M’Lila, Cleopatra y Eve, habían llegado al corazón de la guerrera. Sonrió ante ese pensamiento. Y es que por Emma se sentía atraída. Y esa atracción no la sentía solamente ella, sino que también Gabrielle le había confesado a su Alma Gemela, que sentía algo intenso por la princesa rubia.
Y Xena había advertido en esos meses que habían entrenado, que Emma se sentía también atraída por Xena y por Gabrielle.
Xena sonrió al distinguir la figura de su bardo, rodeada de Eponin, Chilapa, Regina y Snow. Miro a Emma y con un gesto, se subieron en silencio a los árboles. Desde arriba se comunicaron con gestos. Iban a sorprenderlas.
Emma y Xena se sonrieron con complicidad.
Poco a poco, las mujeres se iban acercando a su posición.
- La primera palabra de Paris fue Eve… - decía Gabrielle sonriendo. – Xena y yo nos habíamos apostado que si decía mamá era porque le llamaba a ella y mami me llamaba a mí. Nuestra sorpresa fue que la primera palabra fue Eve… - dijo la bardo con una sonrisa. – Deberíais a ver visto nuestras caras. Y la cara de Eve que era de pura felicidad.
Las mujeres se echaron a reír.
- La primera palabra de Daniel fue mamá… - dijo Snow sonriendo. – No veas la cara de decepción que se le quedo al pobre de David. Aunque Emma lo contento diciendo que según le habían contado las monjas del orfanato, su primera palabra fue papá. – dijo con una sonrisa triste. – Eso le alegro…
Regina bajo la mirada ante la mención de esto último.
- Snow… - dijo Regina mirando am su hijastra. – Siento que os perdierais la infancia de Emma… No existen vidas suficientes para reparar el daño que os ice a ti y a Emma…
Snow cogió la mano de su madrastra.
- Tranquila Regina… Eso es el pasado… - Dijo con una sonrisa Snow.
Ambas mujeres sonrieron.
Gabrielle y las dos Amazonas también sonrieron.
Poco después se pararon cerca del rio, donde minutos antes estaban Xena y Emma tumbadas.
- Qué raro… - dijo Gabrielle mirando alrededor. – Se suponía que deberían estar aquí…
Las restantes mujeres miraron alrededor.
- Si es raro… - dijo Eponin agachándose y mirando donde habían estado echadas la guerrera y la princesa rubia.
Chilapa se puso a su lado.
- Han estado aquí… - dijo al fin después de recorrer el terreno. Se levantó y se puso alerta.
Las demás mujeres también se pusieron alerta, mirando a todos los lados.
Mientras, Xena y Emma miraban a las mujeres que se encontraban debajo de las ramas donde ellas estaban subidas. Se miraron sonrientes y tras un asentimiento de cabeza, ambas atacaron. Xena profirió su característico grito de guerra, mientras que Emma grito con todas sus fuerzas.
Ambas mujeres bajaron de los árboles, sorprendiendo a las mujeres que estaban alerta en el suelo.
Regina, por instinto, creo un campo de fuerza, protegiendo a las otras mujeres.
Xena y Emma aterrizaron enfrente de las 5 sorprendidas mujeres, con las espadas desenvainadas.
Gabrielle aferro su vara y se puso en posición de ataque, mientras que Eponin y
Chilapa se ponían enfrente de su Reina para poder defenderla.
Snow miraba a todas partes, poniéndose detrás de Regina.
Cuando las 5 mujeres vieron que eran Xena y Emma, se relajaron mientras que Xena y Emma se reían ante el susto que les habían pegado a las mujeres.
- ¡Xena! ¡Emma! – dijo Gabrielle recuperándose del susto que le habían producido las dos.
- Dime amor… - dijo Xena con una sonrisa acercándose a la Reina Amazona.
Gabrielle le dio un puñetazo en el pecho a la guerrera con una sonrisa.
- Nos asustaseis… - dijo sonriendo.
Xena miro a Emma, la cual se había acercado a Regina y a su madre dándole un beso a ambas, sonriendo.
Emma miro a Regina que estaba en los brazos de la rubia sonriendo.
- Lo sentimos Gabrielle… - dijo Emma mirando a la bardo. – Pero no lo pudimos resistir…
Chilapa y Eponin sonrieron.
- Veo que te defiendes bien Emma… - dijo Eponin, la instructora de armas de las Amazonas.
- Gracias Eponin... – dijo la rubia sonriendo. - ¿Al final te animaste a venir a ver cómo me entreno mamá? – dijo mirando a Snow.
Mary Margaret miro a su hija sonriendo.
- Vine para ver si al final Regina y tú queréis hacer al final la fiesta de disfraces para Halloween en el salón del Ayuntamiento. Y si es así, para poder empezar a decorarlo…
Emma miro a Regina. Habían planeado festejar Halloween por primera vez en StoryBrooke. Y por ser la primera vez, Emma había pensado ser ellas las anfitrionas y le había pedido a la morena que porque no la realizaban en la mansión. Y Regina, después de muchas suplicas por parte de la rubia e infinitos favores y promesas cumplidas, Regina había cedido a hacerlo en la mansión.
- Snow, al final lo vamos a hacer en la mansión… - dijo Regina.
Snow miro con la boca abierta a la Reina Malvada, como si esta de repente le había salido dos cabezas.
- ¿Estas segura? – dijo Mary Margaret con la boca abierta.
- Si, Snow… - dijo mirando a su hijastra. – Emma me convenció…
- y no veas lo que tuve que hacer para que me permitiera hacer la fiesta de Halloween en casa… - dijo Emma con un resoplido.
Regina se dio la vuelta mirándola con los ojos entrecerrados.
- Y espero que te sirva de lección… - dijo la Reina Malvada con una sonrisa.
Emma sonrió y beso a su prometida.
El resto de las mujeres allí presentes, miraba la conversación con cierto interés, sin atreverse a intervenir.
- Si… Por cierto… Estáis invitadas… - dijo Emma mirando a Xena y Gabrielle.
- ¿A que, si no es molestia? – dijo Gabrielle. – No entendemos que es eso de Halloween… - dijo con una sonrisa.
Regina, Snow y Emma sonrieron.
- Es una fiesta donde según dicen es la más mágica de todo el año. Donde la tela que existe entre el mundo de los vivos y los muertos es más estrecha. – dijo Emma mirando a las mujeres que tenía enfrente.
- Entonces es igual que el Samhain, Xena… - dijo Gabrielle mirando a la guerrera, que estaba detrás de la reina amazona escuchando a Emma. – Samhain significa “fin del verano”. Se celebraba el final de la temporada de cosechas y era considerada como el «Año nuevo celta», creían que la línea que une a este mundo con el “Otro Mundo” se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus pasar a través. – dijo Gabrielle mirando a Emma.
Emma sonrió.
- Exactamente de esa palabra viene… - dijo riendo. – Sentaos, os contare lo que estudie en el instituto sobre esa fiesta y sobre las historias que contábamos en el orfanato.
Gabrielle sonrió. Su espíritu de bardo le hacía querer escuchar la historia que la rubia le iba a contar. Xena, al ver lo a gusto que se encontraba su bardo, sonrió y se sentó al lado de Gabrielle, mientras que las otras mujeres se sentaban a su alrededor.
- Muy bien… - dijo Gabrielle.
- En Roma era conocida como la “Noche de morder manzanas”, eso te viene muy bien nena… - dijo Emma mirando a Regina, quien sonrió. – Aquel día está permitido todo: Dulces de caramelo, manzanas de caramelo, a través del “Truco o Trato”. Los niños van disfrazados por las calles de seres terroríficos como vampiros, duendes, fantasmas oh simplemente de tus héroes favoritos, oh los personajes de cuentos, oh de los comic…. Recuerdo que cuando era pequeña siempre me disfrazaba del “Llanero Solitario”. – dijo sonriendo la rubia.
- ¿Nunca te disfrazaste de los cuentos que te contaban? – dijo Snow con una sonrisa.
Emma se quedó pensativa.
- Una vez las monjas me disfrazaron de “Ricitos de Oro”… Eso sí, era pequeña.- dijo con una sonrisa. – La ventaja de tener rizos de pequeña y ser rubia…
- Estarías muy mona… - dijo Snow con mirada melancólica.
Emma la miro con la boca abierta mientras las demás mujeres sonrieron ante la cara de la rubia.
- No tenía a los osos… - dijo simplemente. – Bueno, los niños salen a la calle a pedir chuches, mientras los adultos y adolescentes celebran fiestas en sus casas y bailes. Y eligen al Rey y la Reina de la fiesta. Es como el baile de graduación del instituto… - dijo encogiéndose de los hombros. – Como echo de menos esa parte del instituto… - dijo la rubia melancólica. - ¿Sabéis que fue en el instituto donde me dieron mi primer beso? – dijo sonriendo.
Regina la miro con el ceño fruncido.
- Quien… - exigió con celos en la voz.
Emma sonrió.
- Se llamaba Derek… - dijo con voz soñadora. – Era mi mejor amigo. Siempre estábamos juntos. Nos llamaban El Príncipe Derek y la Princesa Odette, según nuestros amigos era porque nos parecíamos a los del cuento. Y a partir de ahí, era conocida en el instituto como la Princesa cisne… - suspiro y sonrió de lado. – Pero para su desgracia, a mí me interesaban otro tipo de personas… - dijo guiñándole un ojo a Regina, que se sonrojo.
- ¿Otro tipo de personas? – dijo Snow.
- Chicas mamá… - dijo la rubia rodando los ojos.
Las demás mujeres sonrieron ante el sonrojo repentino de Snow.
- Pero te enamoraste de Neal… - dijo su madre.
- Una cosa es enamorarse, y otra es que me gustara. Neal me gustaba. Estuvimos juntos. Me dejo embarazada. Me culparon por su culpa y fui a la cárcel por su culpa. Y ya está. – dijo mirando a su madre. – Y otra muy distinta es estar enamorada. Yo lo estoy de Regina. Sé que es mi Amor Verdadero. Mi Alma Gemela. Y ya está mamá… - dijo poniéndose un poco nerviosa. – Además, también amé a Neal, pero de distinta manera… Me dio un hijo, Nos dio un hijo… - dijo alargando la mano para coger la de Regina, quien sonrió con una sonrisa triste. – Y es lo amo por eso… No existe otro sentimiento que no sea el de amor de amistad…
Regina sonrió a su rubia mientras que Snow veía con esa mirada la devoción que sentían las dos mujeres una por la otra.
Mientras tanto, las otras mujeres presentes, observaban el diálogo.
- Volviendo al tema… Dijiste que se contaban historias… - dijo Xena. - ¿Qué clase de historias?
- De miedo… - dijo Emma sonriendo. – ¿Os cuento una? – dijo mirando a las mujeres. Estas asintieron. – Ok… A ver… - dijo mientras movía la mano y hacia aparecer un libro entre sus manos. – Es una leyenda que me gusta mucho de un autor español que se llama Gustavo Adolfo Becker. – dijo mientras la buscaba. – Es una de mis favoritas… Aquí esta… - dijo mientras se preparaba para leer – Espero que os guste. Se llama “El monte de las ánimas”

lunes, 15 de septiembre de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 13

Capítulo 13

Tras el juramento, se llevó a cabo la gran fiesta. Y es que las fiestas de las Amazonas eran grandes. Corría vino, cerveza y otros licores a raudales por toda la aldea.
Los invitados se lo estaban pasando en grande y ya hacía varias horas que Henry, Daniel y Paris se habían ido a dormir junto con los hombres invitados, mientras que sus madres y las demás mujeres, seguían festejando la bienvenida a la nueva Amazona.
- Estate quieta Emma… - dijo Regina en un susurro en los oídos de la rubia mientras esta se inclinaba a besarla por enésima vez en la noche el cuello. – No estamos solas… - dijo sin poder dejar de soltar un gemido.
- Vamos nena… - dijo Emma sin apartarse del cuello de Regina. – Son Amazonas… Leí sobre ellas en el instituto… Son muy… Liberales… - y mientras decía esto una mano acariciaba la espalda de la morena y la otra mano de Emma acariciaba muy despacio hacia arriba de sus piernas.
Regina no pudo reprimir un jadeo. Se sentía tan bien que cerró los ojos y se abandonó un poco ante las caricias de la rubia.
Echo un vistazo a las demás Amazonas y vio que Emma tenía razón. No se cortaban en absoluto. Algunas se besaban con pasión, otras bailaban de los más pegadas y otras simplemente no disimulaban y tenían sexo en las esquinas.
- Ves nena…. – dijo Emma mientras apartaba el tanga de la morena. – Anímate… Mira, incluso Gabrielle y Xena se van… - dijo señalando a la pareja, donde la guerrera llevaba en los brazos a la bardo besándose con pasión hacia la cabaña de la Reina.
- De acuerdo… - dijo Regina besando desesperadamente a la rubia. – Pero preferiría ir a casa… - dijo besándola con pasión.
- Mmmm… Ok… Pero creo que no llegaremos a casa… - dijo Emma mordiéndole el cuello a la morena.
- Pide una cabaña… - dijo Regina mirando con pasión en los ojos a Emma.
Emma sonrió de oreja a oreja.
- No te muevas… En seguida vuelvo… - dijo levantándose y dirigiéndose a Asteria – Asteria espera…
- Dime Emma… - dijo con una sonrisa y mirándola de arriba abajo.
- Sabias donde hay una cabaña, bacía… Es… Para… Ya sabes… - dijo sonriendo y poniéndose un poco sonrojada la rubia.
Asteria alzo una ceja mirando más interesada a Emma. Sonrió a la nueva Amazona y se acercó sensualmente.
- Y esa cabaña…. ¿La quieres privada? – dijo colocándose delante de Emma mirándola a los ojos, con una media sonrisa, pasándose la lengua por los labios y acariciando suavemente el brazo de Emma.
Emma no podía apartar la mirada de la de Asteria. Había algo en ella que la atraía. Sería el vino que había bebido oh la cerveza, pero ese instinto, esa atracción estaba allí presente. Permitió que Asteria la acariciara. Se acercó instintivamente hacia la rubia Amazona.
- Si se puede, si… - dijo Emma en un susurro. – Lo preferirá…
Asteria sonrió a la rubia princesa.
- Sígueme… - y se dio la vuelta encaminándose hacia el laberinto de cabañas.

Regina se había quedado sentada en la mesa principal y había observado toda la conversación que había tenido Emma con la rubia Amazona. Frunció el ceño cuando la Amazona se acercó más a Emma y le tocó el brazo y Emma no hizo nada. Se quedó allí, sin moverse y Regina estallo de celos. Y la gota que colmó el vaso fue que, después de eso, Asteria vio cómo se inclinaba hacia Emma, le susurraba algo al oído y se iba con una sonrisa. Y para colmo, Emma la siguió.
Regina estallo de furia y se levantó de la silla y se encamino hacia donde se habían marchado las dos rubias.

Mientras, Asteria había conducido a Emma a una cabaña algo alejada de las otras.
- ¿Qué te parece esta…? – dijo Asteria mirando de arriba abajo a la rubia con una sonrisa.
Emma miro a Asteria y luego a la cabaña. Era como las otras del poblado, pero alejada, con una habitación y un camastro, lo suficientemente grande como para que dos personas durmieran cómodamente.
- Si… Es perfecta… - dijo Emma con una sonrisa. Miro a Asteria y se sorprendió, ya que se había acercado a Emma. - ¿Qué haces? – dijo extrañada.
- Ya sabes lo que hago, princesa… - dijo acercándose a Emma seductoramente. Se inclinó y la beso.
- Asteria… - dijo Emma separándose de la Amazona.
- Shh…. – dijo Asteria con una sonrisa y poniendo un dedo en los labios de Emma. – No hables. No hace falta… - y la beso otra vez.
Emma cerró los ojos y medio correspondió. Luego se separó al pensar en Regina.
- Asteria… No… - dijo Emma mirándola a los ojos. – Si no estuviera enamorada y comprometida, estaría dispuesta a pasar la noche contigo… - dijo a la Amazona. – Pero comprende que no estoy disponible… Amo a Regia, me voy a casar con ella…
- Puede que no funcione… - dijo Asteria mirándola a los ojos.
- Asteria… Ella es mi Amor Verdadero, mi Alma Gemela…
- Eso no lo sabes… - dijo algo molesta inclinándose a besarla otra vez.
- Asteria, no…. – dijo Emma apartándose. – Sé que ella lo es… - dijo con cierta rudeza. Y después se arrepintió. – Mira Asteria… Eres una mujer muy hermosa, y si no estuviera con Regina… Estate segura que intentaríamos algo… - dijo con una sonrisa.
Asteria miro un momento a Emma y luego sonrió.
- Muy bien… Lo siento… - dijo Asteria. - ¿Quieres que llame a Regina de tu parte?
- No, tranquila… Voy a darle una sorpresa arreglando a su gusto… - dijo con una sonrisa.
- De acuerdo… - dijo la Amazona con una sonrisa y se alejó un poco. – Sabes, Regina tiene mucha suerte contigo, de tenerte… - dijo volviéndose a mirar a la rubia.
- Te equivocas… - dijo Emma sonriendo a su hermana amazona. – Soy yo la que tiene suerte de tenerla a ella…
Asteria sonrió y se alejó.

Regina se escondió cuando la Amazona pasó por su lado. Había escuchado cada palabra que habían dicho las dos Amazonas y había casi estallado en celos al ver como Emma medio correspondía al beso.
Pero luego sonrió al ver como la rechazaba. Y amo más si se podía a Emma al oír lo que dijo de ella la rubia.
Suspiro y miro hacia los lados antes de salir de su escondite y acercarse lentamente a donde estaba Emma haciendo magia dentro de la cabaña.
Sonrió al contemplarla. Cada día amaba más a esa mujer. Y se sentía orgullosa, porque aprendía muy deprisa. En definitiva, Regina Mills, la Alcaldesa de StoryBrooke, la Evil Queen del Bosque encantado, estaba orgullosa del aprendizaje, del talento de su aventajada alumna…

Emma empezó a decorar la cabaña a su gusto, unas velas por aquí, unas velas por allá, unas rosas rojas cerca de la cama junto con champan y unas fresas con nata y chocolate. Sonrió al ver el resultado. Quería que cuando entrara allí con Regina, esta se sintiera como la Reina que era.
Se dio la vuelta para salir de la cabaña, pero se encontró de repente con Regina que la miraba con una sonrisa.
- Te iba a buscar… - dijo Emma con una sonrisa.
Regina sonrió a la rubia y se acercó sensualmente sin decir nada. Acaricio el cuello de Emma con una caricia que hizo estremecer a la rubia. La Reina se acercó, cogió a Emma por la nuca y le dio un casto beso.
Emma atrajo de la cintura a Regina, apretándola contra su cuerpo mientras acariciaba las curvas de la morena. Era un beso apasionado entre las dos. Un beso deseado. Empujó a Regina y la hizo tumbar sobre la cama que había en la cabaña. Se separó de la boca de la morena, solo para posar los labios sobre el cuello de Regina, quien dejó escapar un gemido de placer ante los besos que le daba la rubia le daba en el punto sensible del cuello y por las manos que no se paraban quietas de Emma.
Regina no se paraba quieta. Acariciaba los costados y la nuca de la rubia. Alzo una pierna a un costado de la rubia para poder dejarla espacio.
Emma gimió al sentir como Regina le daba espacio entre sus piernas y se apretó más a la morena.
- Emma… - dijo Regina en un gemido.
- Dime mi reina… - dijo Emma alzando la cabeza y mirándola sin dejar de acariciar los costados de la morena.
- Te amo… - dijo mirándola a los ojos.
Emma sonrió.
- Yo también mi Reina… - dijo la rubia y le dio un casto beso. - ¿Te gusta lo que he preparado? – dijo señalando con la cabeza la cabaña.
Regina hecho un vistazo a la cabaña. Sonrió al ver como tenia decorada la estancia la rubia.
- Mmmm… Fresas… - dijo cogiendo una y comiéndola. – Me encantan… - dijo comiendo otra ante la atenta mirada de deseo de la rubia.
Emma cogió las fresas y la nata sentándose en la cama, cerca de Regina, quien seguía acostada. Poco a poco, la rubia iba dándole las fresas en la boca a Regina.
Regina se sentía como una reina en los brazos de la rubia.
Emma se inclinó y beso los labios de su amada con devoción. No aguanto más y con un movimiento de manos, ambas quedaron desnudas. Se recostó encima de Regina, quien la miro con deseo. Cogió una fresa, se la pasó por todo el cuerpo de la morena, con devoción, cuando acabo con el recorrido, en vez de dársela, se la comió ella ante la mirada de la morena.
Regina no pudo resistirlo por más tiempo y tras un movimiento, atrapo a la rubia debajo de ella.
Beso con pasión a Emma y sin esperar a nada, Regina introdujo dos dedos en el interior de Emma, produciendo en la rubia un sonoro gemido.
- Shh… - dijo Regina con una sonrisa. – Tus hermanas Amazonas nos pueden oír…
- Me da igual…. – dijo Emma mientras echaba la cabeza hacia atrás ante las embestidas de Regina.
La mente de Emma estaba saturada por las caricias de Regina. Miró esos ojos marrones que tanto quería, buscando desesperadamente donde aferrarse a la pasión que sentía. Y allí lo encontró.
Sin decir una sola palabra, Emma quitó las manos de Regina de su propio cuerpo y se dio la vuelta, dejando a la morena con la espalda en las sabanas. Toco su cara suavemente y acariciándola, se fue acercando hacia ella. Regina sonrió y suspiró con alivio.
Emma acariciaba el cuello y los brazos de la morena, fue bajando hasta encontrar sus muslos, recorrió el perfecto abdomen de la morena, recibiendo el mismo trato por parte de Regina hacia su musculoso abdomen. No pudo resistir y buscó la boca de Regina con desesperación.
Regina abrazo a la rubia, acariciando los costados de Emma, gimiendo de pasión por los besos que la rubia le estaba dando en todo el cuello, que iba bajando poco a poco hasta llegar a sus pechos, los cuales ataco con ferocidad.
Manos y lenguas pronto empezaron su exploración libremente por parte de ambas mujeres, en una danza sensual.
Poco a poco, Emma iba bajando la boca por el estómago de la morena hasta llegar al centro del placer de Regina, quien se sorprendió al notarse atacada con voracidad allí abajo.
No pudo reprimir un grito de sorpresa, que seguro habrían escuchado en la fiesta, pero ahora a la Reina no le importaba. Lo que realmente le importaba era disfrutar del placer que la rubia princesa le ofrecía.
Emma, sin darle tregua a la morena, succionaba el clítoris de Regina, haciendo que la morena se retorciera de placer y haciendo que se corriera varias veces.
Con una sonrisa, Emma se alzó sobre el cuerpo de su amante, observando a la morena como recuperaba el aliento tras el último orgasmo a la que le llevo la rubia. Emma besó los labios de Regina y ambas sonrieron y se fundieron en un apasionado beso.
- Ahora, querida…. – dijo Regina poniendo a Emma boca arriba en la cama. – es mi turno…
Emma sonrió debajo de su amante y ambas se entregaron otra vez al placer…

lunes, 8 de septiembre de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 12

Capítulo 12

Definitivamente el traje de Amazona era corto. Emma miraba su reflejo en el espejo, mientras Asteria le colocaba los últimos adornos para la ceremonia.
- Ya está… - dijo Asteria mirando a Emma a través del espejo.
 Emma miro el resultado final. Tenía un top de cuero oscuro entrecruzado en el pecho, dejándole ver los abdominales y el ombligo libre. Tenía una falda de cuero oscuro que le quedaba muy corta para su gusto, pero que a se sentía libre de hacer movimientos.
El pelo se lo habían dejado suelto, pero echado hacia atrás, adornados con cuentas y tiras de cuero, que se entrelazaban en el pelo haciendo pequeñas trenzas.
En los brazos le habían puesto unos brazaletes, en el antebrazo y el brazo y en las piernas unas espinilleras.
Emma miro su reflejo y casi no se reconoció. Era tan distinto ese traje al disfraz que se puso…
- Vaya… Gracias Asteria… - dijo con una sonrisa a la Amazona.
- De nada hermana. – dijo sonriendo la rubia. Emma se sorprendió ante el calificativo que le dio Asteria. La Amazona se dio cuenta. – Al final de la noche lo serás, Emma. Todas las Amazonas nos cuidamos, nos respetamos, nos ayudamos y defendemos. – dijo sonriendo a la rubia. – Tú serás una Amazona, serás nuestra hermana… Ve acostumbrándote, hermana…
Emma miro a la Amazona a través del espejo.
- Ok… tienes razón… - dijo con un suspiro. – Bueno… - se dio la vuelta. - ¿Nos vamos? – dijo mirando a la Amazona.
- Nos vamos… - dijo saliendo por la puerta.

En la Aldea Amazona, Regina, Snow, Ruby, la abuelita, David, Daniel y Henry, esperaban junto con las demás Amazonas, Gabrielle, que se había vestido para la ocasión con su atuendo de Reina Amazona y Xena, que se había puesto, la armadura que llevaba siempre pero se había colocado una capa azul como símbolo de Campeona de la Reina Amazona, junto con un anillo que llevaba su sello de la época de cuando era una Señora de la Guerra. También llevaba una espada que Gabrielle le había regalado como muestra de ser la consorte de la Reina Amazona. Gabrielle también, como Xena, llevaba un anillo con su símbolo real.
Pero ambas mujeres, tenían un anillo en común. Un anillo que simbolizaba su unión.
Los chicos estaban algo nerviosos. La verdad es que algo intimidados al estar entre tanta mujer.
Mulán estaba sentada al lado de Epony, la Amazona que adiestraba a las otras Amazonas, hablando de técnicas de combate.
Ruby y la abuelita estaban también invitadas, y por la expresión que tenía Ruby en la cara, aquello le gustaba.
- Mami… - dijo Paris acercándose y detrás de él a las dos Amazonas que se encargaban del cuidado del hijo de su reina. Gabrielle lo cogió en brazos y le dio un beso.
- Disculpadnos, mi Reina, se nos escapó. Es un principito muy listo... Es como sus madres… - dijo una Amazona con nerviosismo.
- Tranquila, Lisipe… - dijo la bardo ante el nerviosismo de la joven.
- Es que quería estar contigo… - dijo Paris entre sus brazos. – Y mamá me enseño a andar despacio para que no me siguieran ni sintieran… - dijo señalando a Xena.
Xena sonrió y acaricio a su hijo.
- Muy bien hecho, cariño… - dijo la guerrera con orgullo.
Gabrielle y el resto se echaron a reír.
- ¿Me puedo quedar? – dijo mirando a la bardo.
Gabrielle sonrió. No le podía negar nada.
- Claro, amor… - dijo dándole un beso.
- Podéis retiraros. - Dijo Xena a las dos niñeras de su hijo.
Gabrielle asintió a las Amazonas a modo de que estaba de acuerdo con Xena.
- ¿Nerviosos? – dijo Gabrielle mientras se acercaba a la mesa principal con Xena llevándola del brazo y el niño en brazos.
- Un poco… - dijo Regina con una sonrisa mirando a Gabrielle. - ¿Es necesario que estemos así vestidas? – dijo mirándose su atuendo y el de Snow.
- Eres una Reina, Regina. – dijo Gabrielle sentándose en su trono y Xena a su derecha. – Como tal, tienes que vestirte como Reina. Y sé que no eres amazona, pero estás prometida a una…. – dijo sonriéndole.
- No importa… - dijo Regina quitándole importancia. – Solo espero ver la cara de Emma cuando me vea así vestida…
Todo el mundo se rio ante el comentario de la morena pero se callaron al ver que unos tambores, que habían estado sonando a un ritmo monótono, ahora sonaban más fuerte. Anunciando así la llegada de Emma y Asteria.

Emma y Asteria llegaron al territorio de las Amazonas montadas en sus caballos, Emma en Tormenta y Asteria en Ria, una magnifica yegua rojiza.
Asteria se bajó del caballo antes de penetrar en el territorio e insto a que Emma hiciera lo mismo.
- Haz lo mismo que yo… - dijo mirando a Emma, clavar la espada en tierra, quitarse el arco y alzo los brazos con las manos unidas, que era el símbolo de la paz de las Amazonas.
Emma hizo lo mismo e inmediatamente después, 12 Amazonas bajaron de los arboles con sus máscaras de guerra puestas.
- Hola Asteria… - dijo una Amazona adelantándose y quitándose la máscara, dejando ver una sonrisa en la cara de la mujer. – Así que esta es Emma… La descendiente de Ephiny… - dijo mirando a la rubia de arriba abajo.
- Cleta… - dijo Asteria cogiendo sus armas. – Esta prometida… Con una Reina… - dijo con una sonrisa dirigiéndose a su caballo. Emma iba detrás de Asteria.
- Una pena… - dijo mientras las acompañaba. - ¿Sabes? No soy celosa… - dijo con una sonrisa a Emma.
- Lo siento… - dijo Emma mirando a la pelirroja. – Pero amo a Regina… - dijo montándose en su caballo.
Todas las Amazonas se rieron.
Emprendieron otra vez el camino, escoltadas por las 12 Amazonas.
Una de ellas se acercó a Asteria y le entrego una máscara ceremonial y se la puso.
- Tranquila… - dijo Asteria mirando a Emma a los ojos mientras se acercaban a la aldea. – Es parte de la iniciación. Tendrás la tuya cuando Nuestra Reina te nombre como una de nosotras… - dijo con una sonrisa.
Emma suspiro con nerviosismo.
- Tranquila… - dijo la pelirroja llamada Cleta. – Todas estamos igual al principio… Solo tienes que demostrar tu valía y jurar defender a la aldea y a la Reina.
- ¿Demostrar mi valía? – dijo Emma.
- Tendrás que luchar contra la Reina oh en este caso, la Campeona de la Reina… - dijo mirándola.
- ¿Contra Xena…? – dijo con la boca abierta.
- Exacto… - dijo la pelirroja con una sonrisa.
Emma trago saliva.
Llegaron a la Aldea, donde se escuchaban unos tambores, que se volvieron más fuertes.
- Llegamos… - dijo Asteria con una sonrisa. – Tranquila Emma… - dijo sonriéndole a la rubia. – Ellas nos escoltaran. Cuando lleguemos, haz lo que yo haga, ¿de acuerdo? -  dijo mirando a Emma. Esta asintió. – Bien, vamos…
Las 14 mujeres se adentraron en la aldea con los sonidos de los tambores de fondo.
Asteria iba delante de Emma y ambas montadas en los caballos y escoltadas por 6 Amazonas a cada lado. Estas llevaban delante de ellas las armas, como muestra de respeto.
Avanzaban despacio ante la atenta mirada de las habitantes de la aldea, quienes se habían puesto sus mejores galas.
Mientras, en la tarima donde estaban sentadas Gabrielle, Xena y los demás invitados, miraban el cortejo que poco a poco se acercaba.
Cuando llegaron a la tarima, las Amazonas que estaban a los lados se pararon, dieron media vuelta y con un grito alzaron las armas e hicieron un paseíllo, donde dejaron en el medio a Asteria y a Emma.
Asteria, aun con la máscara ceremonial puesta, empezó a hablar.
- Mi Reina Gabrielle, Reina de toda la Nación Amazona, Elegida de nuestra diosa Artemisa, vengo humildemente a presentaros a una futura Amazona. – dijo poniéndose rígida encima del caballo.
Gabrielle sonrió.
- Amazona Asteria…. – Dijo en voz alta para que todos los reunidos la oyeran. – Descabalga y que la futura Amazona también lo haga. Sois bienvenidas…
Asteria con un asentimiento de cabeza, desmonto del caballo, haciendo un pequeño gesto a Emma para que también lo hiciera.
Una vez en el suelo, ambas mujeres se arrodillaron.
Regina, miraba sin perder detalle del atuendo de Emma. Los ojos se le abrían de la sorpresa. ¿Cómo era posible que le sentara tan bien aquel diminuto traje a su rubia?
No era la única que no perdía detalle, Snow, Ruby y los demás, asistían en silencio y con asombro al ver el pequeñísimo atuendo que tenía Emma puesto.
Gabrielle se levantó del sitio y Xena la imito, yendo siempre un paso detrás de su rubia.
- Dime, Amazona Asteria… - dijo mirando a las mujeres allí arrodilladas. – Quien es la mujer que quiere ser Amazona.
Asteria se quitó la máscara y se levantó. Se acercó a Emma, quien se levantó también y la señaló diciendo.
- Es ella, mi Reina. Se llama Emma Swan, Princesa del Reino Blanco del Bosque Encantado, futura Reina del Reino Oscuro, denominada La Salvadora, Princesa Cisne y el Caballero Blanco. – dijo con solemnidad Asteria. Mirando de vez en cuando a las demás personas que había detrás de su Reina. – Descendiente directa de la Amazona Ephiny, nuestra querida Regente, que sirvió a vuestra causa. – dijo con orgullo. – En ella – señalo a Emma. – Aun vive un pedazo de alma de nuestra Regente y amada y quería Guerrera Amazona Ephiny…
Ante esta declaración, se escucharon varios jadeos de sorpresa. Gabrielle sonrió. Sabia el efecto que tendría una revelación así.
- Muy bien… - dijo mirando a Emma. – Emma Swan, acércate…
Emma trago saliva, miro un momento a Asteria, quien le sonrió a modo de apoyo y se acercó a Gabrielle.
Se arrodilló ante ella.
- Mi Reina… - dijo bajando la cabeza.
- Emma Swan, ¿deseas ser miembro de la Comunidad Amazona?
- Si, mi Reina.
- Muy bien… - dijo con una sonrisa. – Primero tienes que pasar varias pruebas. Álzate y mírame… - ordeno la bardo. Emma se alzó y la miro a los ojos. Después de un momento, Gabrielle sonrió. - La primera ya la pasaste. Tienes un corazón puro. ¿Estáis conformes Amazonas? – dijo Gabrielle y se escucharon varios gritos de asentimiento. – La siguiente prueba es la valía… -. Dijo Gabrielle. - ¿Estas preparada?
- Si, mi Reina. – dijo Emma seriamente.
- Bien… Te enfrentaras a mi campeona… - dijo señalando a Xena, quien sonrió. – Ella te evaluara…
- Si, mi Reina…
Gabrielle hizo un gesto a Xena, quien con una inclinación ante la Reina Amazona, se quitó la capa.
Bajo de la tarima y se puso enfrente de Emma, quien la miro con algo de miedo en los ojos. Xena sonrió de lado.
- Tranquila Emma…. – dijo mientras sacaba su espada. – Solo lucha como esta mañana…
Emma sonrió y asintió, sacando su propia espada y poniéndose en guardia.
Comenzó el combate y Gabrielle se sentó en su trono para observarlo junto con los familiares de Emma.
Xena y Emma se movían recibiendo y parando golpes de una y de otra. Las Amazonas que estaban alrededor de las dos mujeres, admiraban la destreza de la rubia.
Paso como un cuarto de hora sin que hubiera ganadora aparentemente.
Gabrielle se levantó del trono.
- Ya basta… - dijo parando el combate. Miro a las dos mujeres que estaban jadeando. – ¿Xena?
- Mi Reina… - dijo inclinándose. – Emma Swan es una gran guerrera. Solo necesita un poco más de entrenamiento y resistencia para perfeccionarlo…
- Bien… - dijo con una sonrisa. - ¿Epony? – dijo dirigiéndose a su encargada del entrenamiento de las Amazonas.
- Tiene potencial, mi Reina…
- Bien… As superado la segunda prueba, Emma… - dijo con una sonrisa. Emma sonrió y se inclinó ante la reina. – Ahora… El juramento…
Chilapa, la Regente en aquellos momentos, se acercó a Gabrielle.
- Mi Reina, el consejo de las Amazonas se ha reunido esta tarde de urgencia como ordenasteis para votar si estaban conformes con la admisión de Emma como una de nuestras hermanas.
- ¿Cuál ha sido la respuesta…? – pregunto Gabrielle, aunque ya la sabia, por mero formalismo.
- La respuesta ha sido afirmativa, mi Reina… - dijo con una sonrisa.
Gabrielle sonrió.
- Bien, en ese caso… - Gabrielle alargo la mano y Chilapa se colocó al lado de la Reina. Ésta le entregó la máscara y la bardo se volvió para mirar a la multitud. Elevó la máscara por encima de su cabeza y luego se la puso con firmeza sobre la cara y sonrió por el atronador estruendo de vítores y aplausos que se produjo. Se quedó así un momento, separada de la gente por la máscara, y luego volvió a colocársela encima de la cabeza, revelando su cara. – Arrodíllate Emma Swan… - dijo Gabrielle mirando a la rubia. Emma se arrodillo. - ¿Prometes respetar las leyes y costumbres de nuestra Nación Amazona?
- Lo prometo…
- ¿Prometes respetar los derechos de las amazonas que viven en esta aldea?
- Lo prometo…
- ¿Prometes honrar a la reina, servirla, protegerla y, de ser necesario, dar la vida por ella?
- Lo prometo…
- Yo, Reina Gabrielle, la Elegida de Artemisa, la bendecida por los dioses con la esencia de Irene, Hija de Zeus, la diosa de la paz… Te otorgo la nacionalidad Amazona. Desde ahora en adelante, se te conocerá como Emma, Princesa Amazona. Tienes derecho de sucesión, después de mi hija Eve, y después de sus hijas…
Los presentes miraron con los ojos abiertos la declaración de la Reina. Le acababa de otorgar a Emma un puesto importante en aquella pequeña nación.
Gabrielle lo sabía. Sabía que se había arriesgado. Pero Emma le inspiraba mucha confianza y Artemisa estaría de acuerdo con la revelación que acababa de hacer. Antes de la ceremonia, se lo había comunicado a Xena, y esta, como consorte y Campeona de la Reina, estaba de acuerdo.
Emma miro a la reina desde el suelo con cara de sorpresa a la que en ahora en adelante seria su otra Reina.
- Gracias, mi Reina…
- Toma… - dijo Gabrielle haciendo un gesto hacia Chilapa, que le  entrego una máscara Amazona. – Esta, a partir de ahora será tu mascara ceremonial. Hónrala, honra a la Nación Amazona y a tu reina…
Emma cogió la máscara e inclino la cabeza.
- Lo aré con mi vida, mi Reina.
- Alzarte, Amazona y vuelve a tu asiento….
Emma se alzó con una sonrisa y Gabrielle la abrazó. Cuando se separaron, la rubia vio que detrás estaban toda su familia y sus amigas.
Regina miraba a Emma con orgullo. Se acercó a la rubia sonriendo.
- Vaya… - dijo Emma parándose al ver el atuendo que llevaba su morena. – Estas realmente sexy vestida de Amazona, nena… - dijo sonriendo y atrayendo con las dos manos en la cintura a Regina. – Dios… Como deseo hacer cosas indecentes contigo ahora… - dijo sobre los labios de la morena.
Regina sonrió.
- Creo que te comprendo… - dijo sonriendo y elevando una mano hasta la nuca de la rubia. – Y ahora, cállate y bésame…
Emma, con una sonrisa, beso con pasión a la morena por la cual latía su corazón…

martes, 2 de septiembre de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 11

Capítulo 11

Después del combate, estaban sentados viendo como Daniel, Henry y Paris jugaban juntos en el castillo.
- Has peleado muy bien, Emma… - dijo Xena al ver la cara que tenía la rubia. – No te desanimes. Eres muy buena…
Emma la miro a los ojos. Se sentía cansada y humillada ante la paliza que le había dado la morena de ojos azules.
- ¿De verdad?
- Si… tranquila… - dijo Xena mientras miraba a su hijo. – Tienes una buena técnica. Creo que empezaremos por asentarla y luego te enseñare a esquivar y saltar y por último, a lanzar el Chakram…
- Gracias… - dijo Emma. – Pero lo de no ir a trabajar mañana lo decía en serio… - dijo Emma mirando a los ojos a Regina, que estaba en los brazos de Emma mirando como jugaban los niños.
- Ok… - dijo Regina tras mirarla un momento. – Pero tienes que arreglar las mesas del jardín trasero. Y limpiar la piscina…
Emma rodo los ojos.
- Ok… - dijo con un suspiró.
Todos se echaron a reír.
- Alegra esa cara Emma… - dijo Gabrielle. – Esta noche asistiréis a una fiesta en Nuestra Aldea Amazona. Un pajarito me dijo que ayer fue tu cumpleaños. – dijo sonriendo a la rubia. – Y además, te tenemos que dar la bienvenida.
- ¿Dar la bienvenida? – dijo Emma mirando a la bardo.
- Si… - dijo Gabrielle mirándola. – Darte la bienvenida como parte de la Comunidad Amazona... – dijo encogiéndose de hombros.
- ¿¡Que!?- dijo Emma incrédula.
Xena sonrió ante la conversación que mantenían las dos rubias.
- Ya oíste a Artemisa… - dijo Gabrielle tranquilamente. – Te tienes que entrenar como una Amazona y te tienes que unir a las Amazonas. Es algo sencillo. – dijo sin importancia. – Solo tienes que arrodillarte ante mí y mi campeona y consorte, - dijo señalando a Xena – y jurarme fidelidad…. Sencillo…
Emma miraba a la rubia Amazona con la boca abierta. No se lo podía creer. Amazona… Emma la Amazona.
- ¿Me tengo que poner eso que lleváis? – dijo la rubia refiriéndose al atuendo que llevaban las amazonas.
- Claro… - dijo Gabrielle mirándola sorprendida. – Te enviare a Asteria, le has caído bien, para que te ayude a ponértelo. Ella te explicará lo que tienes que hacer…
Xena no paraba de sonreír ante la mirada que tenía Emma. Regina y los demás estaban igual, aunque la Evil Queen deseaba ver a Emma en el atuendo de Amazona, estaría sexy, pensó Regina con una media sonrisa mirando a la rubia…
Emma miraba a la Reina Amazona de hito en hito. Ni hablar, ella no se pondría eso. – Ni hablar… - dijo Emma levantándose. – Jure en su día que no me volvería a poner eso… - de repente se calló al ver las caras sorprendidas que tenían todos y la ceja levantada de Regina. Suspiro y decidió explicarse. – Antes de que me detuvieran y antes de quedar embarazada de Henry, Neal y yo nos colamos en una fiesta de disfraces para poder robar en una casa. – dijo con la mirada baja. – Él iba de soldado romano y yo de Amazona… - soltó Emma de un tirón sin mirar a nadie. Todo el mundo estaba callado. – Era un disfraz súper corto… Y jure que nunca más me lo pondría… - dijo dando una patada a una piedra. - También hubo otra vez en la que nos disfrazamos, en otra fiesta y también para lo mismo. Lo único que ahí si estaba embarazada de Henry, aunque todavía no lo sabía….
- ¿De qué os disfrazasteis…? – pregunto su madre mirando con los ojos abiertos a su hija.
Emma miro a su madre y luego al suelo…
- Jurar que no os vais a reír… - dijo en un susurro.
Todos lo juraron.
- Él se disfrazó del Capitán Hook… - dijo Emma mirando al suelo.
- ¿Y tú, cariño…? - dijo Mary Margaret mirando a su hija.
Emma siguió mirando al suelo.
- ¿Emma? – dijo su padre.
- De la Reina Malvada de Blancanieves… - dijo en un susurro sin despegar la mirada del suelo.
El silencio reinó entre los presentes hasta que una risa resonó en el silencio impuesto. Emma levanto la mirada sorprendida y vio a Regina riéndose como nunca.
- ¿En serio Emma? – dijo entre risas.
Emma la miro con los ojos entrecerrados.
- Prometiste que no te reirías… - dijo enfadada.
- Lo siento, cariño, pero… - dijo Regina mientras se reía más. – Pero es demasiado bueno. Que decidieras disfrazarte de mí antes que de tu madre… Jajaja…
Emma la miro roja de ira.
De pronto, todos los que estaban a su alrededor estallaron en risas.
- Podéis parar… - dijo con furia la rubia. - ¿No?
Estallaron más en risas.
- Hija, lo siento… - dijo su madre mientras se secaba una lagrima. – Pero… ¿No tenías otro disfraz?
Emma la miro con un suspiro.
- Si… Era ese, oh el de Caperucita Roja, oh el de… - Emma se calló.
- El de quien cariño… - dijo su madre. – Vamos… Dilo…
- Oh el de Blancanieves… - dijo sin mirarla. – Y créeme, me probé los 3 y el de la Reina Malvada me quedaba mejor. El de Caperucita me echaba mucho calor la capa y el de Blancanieves no me gustaban los colores… Además, según Neal, me quedaba sexy el disfraz…
Tras decir eso todos estallaron en risas menos Emma que los miraba con furia.
- Así que… Mi disfraz no te gustaba, ¿eh? – dijo su madre mirándola con una sonrisa.
- ¿Ves Snow? – Dijo Regina – Mis trajes sientan mejor…
Tras esto se rieron otro poco.
- Creí que te sentirías honrada… - dijo una Emma enfadada a su prometida.
- Y lo estoy, querida. – dijo Regina con una sonrisa. – Lo único que no te imagino así vestida… Ja, ja, ja… - y se echó a reír otra vez.
Emma la miro a la cara entrecerrando los ojos. Vio como los demás se echaban a reír más fuerte. No lo soporto más y, tras un humo blanco, desapareció de allí.
Tras reírse otro poco, se pararon y miraron donde Emma había desaparecido
- ¿Dónde ha ido? – pregunto su madre parando de reír.
Los demás pararon de reírse también y miraban a los lados.
- Ni idea… - dijo David.
Miraron a Regina.
- Esperad… - dijo concentrándose. -. Tengo una idea… - dijo y haciendo un movimiento con la mano hizo aparecer con un humo morado un espejo. – Muéstranos a Emma Swan… - dijo seriamente.
El espejo empezó a brillar, Regina lo puso en medio para que todos pudieran mirar.
Al cabo de unos minutos, mostró a una Emma feliz balanceándose de un lado a otro, agarrada a unas cuerdas. Su reflejo era ondulante, ya que estaban mirando a trasvés del agua.
Emma parecía feliz y estaba ablando con otra persona.
- ¿Dónde está? – dijo Snow mirando a su hija a través del espejo. - ¿Y qué dice?
- Espera… - dijo Regina. – Déjanos escuchar. – Y tras otra leve ondulación, escucharon.
- Esto vida, ¿a qué si Swan…?- dijo la voz de Hook, mientras miraba a la rubia desde el puente de mando.
- Ya lo creo Hook… - dijo Emma mientras cruzaba de proa a popa del barco sin pisar la cubierta. – Tienes razón… Esto desestresa…
- Jajaja te lo dije Swan… - dijo Hook mirándola con una sonrisa. – ¡Ten cuidado, voy a virar…! – dijo y a continuación hizo virar el barco con ayuda del timón.
Emma grito de emoción ante el giro que dio el barco y Hook rio a carcajadas al ver como se lo pasaba su compañera.
- ¡Hook, otra vez! – grito Emma con una sonrisa.
- A sus órdenes Princesa Swan…. – dijo Hook con una reverencia e hizo girar el barco hacia el otro sentido.
Cuando ya estaban más calmados, Hook se retiró del puente de mando y se acercó a Emma, que se había sentado debajo de la vela mayor.
- Gracias… - dijo simplemente Emma sin mirar al pirata.
- De nada… - dijo sonriendo. - ¿Por qué apareciste? ¿Problemas en el paraíso? – dijo con una sonrisa.
Emma lo miro mal.
- Cállate… - dijo y miro al horizonte. Suspiro y se lo conto.
- ¿De verdad Neal se disfrazó de mí? – dijo sonriendo
Emma sonrió.
- Si… Aunque no exactamente de ti… - dijo sonriendo. – Si no de ti como te muestran en los dibujos…
Regina y los demás decidieron, en este punto, llamar a sus hijos y aparecerse todos en la cubierta del barco para oír la respuesta del pirata.
- Oh… - dijo simplemente y una sonrisa asomo en su cara. – Y tú de Regina… Quien lo hubiera dicho… - y se echó a reír.
Emma lo miro mal.
- Vale ya, ¿no? – dijo desesperada. – Me fui de allí porque no se paraban de reír por eso. Pero en mi defensa diré que ese traje me sentaba muy bien… - dijo pensativa la rubia. – Y además era realmente sexy…
- Mmmm… - dijo Hook mirando también el horizonte. – No me digas que llevabas lencería sexy…
Emma lo miro con una sonrisa sexy.
- Eso siempre Hook… - dijo guiñándole un ojo.
- Ejem… - dijo una voz a sus espaldas.
Cuando se dieron la vuelta, se encontraron con Regina seria y con los brazos cruzados y la ceja levantada y los demás viéndolos con los ojos abiertos.
- Hola, majestades… - dijo Hook haciendo una reverencia. – Bienvenidos a mi humilde barco… Otra vez…
- Cállate Hook… - dijo Regina seria mirando fijamente a Emma.
Emma los miraba seria.
- Que quieres… - dijo.
Regina alzo más la ceja. Se acercó a Emma y le dio una bofetada.
- ¡Regina! – dijo Snow.
- Cállate Snow… - dijo con furia. – Esto es entre tu hija y yo…
- Es la segunda que me das hoy, Regina… - dijo con furia Emma acercándose. Casi se besan.
- Y más que te mereces… - contesto.
- ¡Ja! – dijo sarcásticamente Emma. - ¿Y se puede saber por qué?
- Porque a veces te comportas como una cría, Emma. – dijo desesperada Regina. – A veces eres peor que Henry.
- ¿¡Que!? – dijo Emma con furia.
- Eso… Te pareces a Henry… - dijo desesperada Regina. – Solo nos reíamos contigo Emma. No de ti…
Emma miro seriamente a Regina y con un movimiento desesperado, ambas mujeres se movieron hacia la otra y se besaron desesperadamente.
Snow y compañía miraron la escena con interés.
Xena levanto una ceja ante el beso que se dieron.
- Bonita forma de reconciliación… - comento Gabrielle, que estaba al lado de Xena.
- Mmmm… Si… - dijo Xena sonriendo. – Debemos probarla, Gabrielle…
Ante ese comentario, todos se echaron a reír.