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lunes, 8 de septiembre de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 12

Capítulo 12

Definitivamente el traje de Amazona era corto. Emma miraba su reflejo en el espejo, mientras Asteria le colocaba los últimos adornos para la ceremonia.
- Ya está… - dijo Asteria mirando a Emma a través del espejo.
 Emma miro el resultado final. Tenía un top de cuero oscuro entrecruzado en el pecho, dejándole ver los abdominales y el ombligo libre. Tenía una falda de cuero oscuro que le quedaba muy corta para su gusto, pero que a se sentía libre de hacer movimientos.
El pelo se lo habían dejado suelto, pero echado hacia atrás, adornados con cuentas y tiras de cuero, que se entrelazaban en el pelo haciendo pequeñas trenzas.
En los brazos le habían puesto unos brazaletes, en el antebrazo y el brazo y en las piernas unas espinilleras.
Emma miro su reflejo y casi no se reconoció. Era tan distinto ese traje al disfraz que se puso…
- Vaya… Gracias Asteria… - dijo con una sonrisa a la Amazona.
- De nada hermana. – dijo sonriendo la rubia. Emma se sorprendió ante el calificativo que le dio Asteria. La Amazona se dio cuenta. – Al final de la noche lo serás, Emma. Todas las Amazonas nos cuidamos, nos respetamos, nos ayudamos y defendemos. – dijo sonriendo a la rubia. – Tú serás una Amazona, serás nuestra hermana… Ve acostumbrándote, hermana…
Emma miro a la Amazona a través del espejo.
- Ok… tienes razón… - dijo con un suspiro. – Bueno… - se dio la vuelta. - ¿Nos vamos? – dijo mirando a la Amazona.
- Nos vamos… - dijo saliendo por la puerta.

En la Aldea Amazona, Regina, Snow, Ruby, la abuelita, David, Daniel y Henry, esperaban junto con las demás Amazonas, Gabrielle, que se había vestido para la ocasión con su atuendo de Reina Amazona y Xena, que se había puesto, la armadura que llevaba siempre pero se había colocado una capa azul como símbolo de Campeona de la Reina Amazona, junto con un anillo que llevaba su sello de la época de cuando era una Señora de la Guerra. También llevaba una espada que Gabrielle le había regalado como muestra de ser la consorte de la Reina Amazona. Gabrielle también, como Xena, llevaba un anillo con su símbolo real.
Pero ambas mujeres, tenían un anillo en común. Un anillo que simbolizaba su unión.
Los chicos estaban algo nerviosos. La verdad es que algo intimidados al estar entre tanta mujer.
Mulán estaba sentada al lado de Epony, la Amazona que adiestraba a las otras Amazonas, hablando de técnicas de combate.
Ruby y la abuelita estaban también invitadas, y por la expresión que tenía Ruby en la cara, aquello le gustaba.
- Mami… - dijo Paris acercándose y detrás de él a las dos Amazonas que se encargaban del cuidado del hijo de su reina. Gabrielle lo cogió en brazos y le dio un beso.
- Disculpadnos, mi Reina, se nos escapó. Es un principito muy listo... Es como sus madres… - dijo una Amazona con nerviosismo.
- Tranquila, Lisipe… - dijo la bardo ante el nerviosismo de la joven.
- Es que quería estar contigo… - dijo Paris entre sus brazos. – Y mamá me enseño a andar despacio para que no me siguieran ni sintieran… - dijo señalando a Xena.
Xena sonrió y acaricio a su hijo.
- Muy bien hecho, cariño… - dijo la guerrera con orgullo.
Gabrielle y el resto se echaron a reír.
- ¿Me puedo quedar? – dijo mirando a la bardo.
Gabrielle sonrió. No le podía negar nada.
- Claro, amor… - dijo dándole un beso.
- Podéis retiraros. - Dijo Xena a las dos niñeras de su hijo.
Gabrielle asintió a las Amazonas a modo de que estaba de acuerdo con Xena.
- ¿Nerviosos? – dijo Gabrielle mientras se acercaba a la mesa principal con Xena llevándola del brazo y el niño en brazos.
- Un poco… - dijo Regina con una sonrisa mirando a Gabrielle. - ¿Es necesario que estemos así vestidas? – dijo mirándose su atuendo y el de Snow.
- Eres una Reina, Regina. – dijo Gabrielle sentándose en su trono y Xena a su derecha. – Como tal, tienes que vestirte como Reina. Y sé que no eres amazona, pero estás prometida a una…. – dijo sonriéndole.
- No importa… - dijo Regina quitándole importancia. – Solo espero ver la cara de Emma cuando me vea así vestida…
Todo el mundo se rio ante el comentario de la morena pero se callaron al ver que unos tambores, que habían estado sonando a un ritmo monótono, ahora sonaban más fuerte. Anunciando así la llegada de Emma y Asteria.

Emma y Asteria llegaron al territorio de las Amazonas montadas en sus caballos, Emma en Tormenta y Asteria en Ria, una magnifica yegua rojiza.
Asteria se bajó del caballo antes de penetrar en el territorio e insto a que Emma hiciera lo mismo.
- Haz lo mismo que yo… - dijo mirando a Emma, clavar la espada en tierra, quitarse el arco y alzo los brazos con las manos unidas, que era el símbolo de la paz de las Amazonas.
Emma hizo lo mismo e inmediatamente después, 12 Amazonas bajaron de los arboles con sus máscaras de guerra puestas.
- Hola Asteria… - dijo una Amazona adelantándose y quitándose la máscara, dejando ver una sonrisa en la cara de la mujer. – Así que esta es Emma… La descendiente de Ephiny… - dijo mirando a la rubia de arriba abajo.
- Cleta… - dijo Asteria cogiendo sus armas. – Esta prometida… Con una Reina… - dijo con una sonrisa dirigiéndose a su caballo. Emma iba detrás de Asteria.
- Una pena… - dijo mientras las acompañaba. - ¿Sabes? No soy celosa… - dijo con una sonrisa a Emma.
- Lo siento… - dijo Emma mirando a la pelirroja. – Pero amo a Regina… - dijo montándose en su caballo.
Todas las Amazonas se rieron.
Emprendieron otra vez el camino, escoltadas por las 12 Amazonas.
Una de ellas se acercó a Asteria y le entrego una máscara ceremonial y se la puso.
- Tranquila… - dijo Asteria mirando a Emma a los ojos mientras se acercaban a la aldea. – Es parte de la iniciación. Tendrás la tuya cuando Nuestra Reina te nombre como una de nosotras… - dijo con una sonrisa.
Emma suspiro con nerviosismo.
- Tranquila… - dijo la pelirroja llamada Cleta. – Todas estamos igual al principio… Solo tienes que demostrar tu valía y jurar defender a la aldea y a la Reina.
- ¿Demostrar mi valía? – dijo Emma.
- Tendrás que luchar contra la Reina oh en este caso, la Campeona de la Reina… - dijo mirándola.
- ¿Contra Xena…? – dijo con la boca abierta.
- Exacto… - dijo la pelirroja con una sonrisa.
Emma trago saliva.
Llegaron a la Aldea, donde se escuchaban unos tambores, que se volvieron más fuertes.
- Llegamos… - dijo Asteria con una sonrisa. – Tranquila Emma… - dijo sonriéndole a la rubia. – Ellas nos escoltaran. Cuando lleguemos, haz lo que yo haga, ¿de acuerdo? -  dijo mirando a Emma. Esta asintió. – Bien, vamos…
Las 14 mujeres se adentraron en la aldea con los sonidos de los tambores de fondo.
Asteria iba delante de Emma y ambas montadas en los caballos y escoltadas por 6 Amazonas a cada lado. Estas llevaban delante de ellas las armas, como muestra de respeto.
Avanzaban despacio ante la atenta mirada de las habitantes de la aldea, quienes se habían puesto sus mejores galas.
Mientras, en la tarima donde estaban sentadas Gabrielle, Xena y los demás invitados, miraban el cortejo que poco a poco se acercaba.
Cuando llegaron a la tarima, las Amazonas que estaban a los lados se pararon, dieron media vuelta y con un grito alzaron las armas e hicieron un paseíllo, donde dejaron en el medio a Asteria y a Emma.
Asteria, aun con la máscara ceremonial puesta, empezó a hablar.
- Mi Reina Gabrielle, Reina de toda la Nación Amazona, Elegida de nuestra diosa Artemisa, vengo humildemente a presentaros a una futura Amazona. – dijo poniéndose rígida encima del caballo.
Gabrielle sonrió.
- Amazona Asteria…. – Dijo en voz alta para que todos los reunidos la oyeran. – Descabalga y que la futura Amazona también lo haga. Sois bienvenidas…
Asteria con un asentimiento de cabeza, desmonto del caballo, haciendo un pequeño gesto a Emma para que también lo hiciera.
Una vez en el suelo, ambas mujeres se arrodillaron.
Regina, miraba sin perder detalle del atuendo de Emma. Los ojos se le abrían de la sorpresa. ¿Cómo era posible que le sentara tan bien aquel diminuto traje a su rubia?
No era la única que no perdía detalle, Snow, Ruby y los demás, asistían en silencio y con asombro al ver el pequeñísimo atuendo que tenía Emma puesto.
Gabrielle se levantó del sitio y Xena la imito, yendo siempre un paso detrás de su rubia.
- Dime, Amazona Asteria… - dijo mirando a las mujeres allí arrodilladas. – Quien es la mujer que quiere ser Amazona.
Asteria se quitó la máscara y se levantó. Se acercó a Emma, quien se levantó también y la señaló diciendo.
- Es ella, mi Reina. Se llama Emma Swan, Princesa del Reino Blanco del Bosque Encantado, futura Reina del Reino Oscuro, denominada La Salvadora, Princesa Cisne y el Caballero Blanco. – dijo con solemnidad Asteria. Mirando de vez en cuando a las demás personas que había detrás de su Reina. – Descendiente directa de la Amazona Ephiny, nuestra querida Regente, que sirvió a vuestra causa. – dijo con orgullo. – En ella – señalo a Emma. – Aun vive un pedazo de alma de nuestra Regente y amada y quería Guerrera Amazona Ephiny…
Ante esta declaración, se escucharon varios jadeos de sorpresa. Gabrielle sonrió. Sabia el efecto que tendría una revelación así.
- Muy bien… - dijo mirando a Emma. – Emma Swan, acércate…
Emma trago saliva, miro un momento a Asteria, quien le sonrió a modo de apoyo y se acercó a Gabrielle.
Se arrodilló ante ella.
- Mi Reina… - dijo bajando la cabeza.
- Emma Swan, ¿deseas ser miembro de la Comunidad Amazona?
- Si, mi Reina.
- Muy bien… - dijo con una sonrisa. – Primero tienes que pasar varias pruebas. Álzate y mírame… - ordeno la bardo. Emma se alzó y la miro a los ojos. Después de un momento, Gabrielle sonrió. - La primera ya la pasaste. Tienes un corazón puro. ¿Estáis conformes Amazonas? – dijo Gabrielle y se escucharon varios gritos de asentimiento. – La siguiente prueba es la valía… -. Dijo Gabrielle. - ¿Estas preparada?
- Si, mi Reina. – dijo Emma seriamente.
- Bien… Te enfrentaras a mi campeona… - dijo señalando a Xena, quien sonrió. – Ella te evaluara…
- Si, mi Reina…
Gabrielle hizo un gesto a Xena, quien con una inclinación ante la Reina Amazona, se quitó la capa.
Bajo de la tarima y se puso enfrente de Emma, quien la miro con algo de miedo en los ojos. Xena sonrió de lado.
- Tranquila Emma…. – dijo mientras sacaba su espada. – Solo lucha como esta mañana…
Emma sonrió y asintió, sacando su propia espada y poniéndose en guardia.
Comenzó el combate y Gabrielle se sentó en su trono para observarlo junto con los familiares de Emma.
Xena y Emma se movían recibiendo y parando golpes de una y de otra. Las Amazonas que estaban alrededor de las dos mujeres, admiraban la destreza de la rubia.
Paso como un cuarto de hora sin que hubiera ganadora aparentemente.
Gabrielle se levantó del trono.
- Ya basta… - dijo parando el combate. Miro a las dos mujeres que estaban jadeando. – ¿Xena?
- Mi Reina… - dijo inclinándose. – Emma Swan es una gran guerrera. Solo necesita un poco más de entrenamiento y resistencia para perfeccionarlo…
- Bien… - dijo con una sonrisa. - ¿Epony? – dijo dirigiéndose a su encargada del entrenamiento de las Amazonas.
- Tiene potencial, mi Reina…
- Bien… As superado la segunda prueba, Emma… - dijo con una sonrisa. Emma sonrió y se inclinó ante la reina. – Ahora… El juramento…
Chilapa, la Regente en aquellos momentos, se acercó a Gabrielle.
- Mi Reina, el consejo de las Amazonas se ha reunido esta tarde de urgencia como ordenasteis para votar si estaban conformes con la admisión de Emma como una de nuestras hermanas.
- ¿Cuál ha sido la respuesta…? – pregunto Gabrielle, aunque ya la sabia, por mero formalismo.
- La respuesta ha sido afirmativa, mi Reina… - dijo con una sonrisa.
Gabrielle sonrió.
- Bien, en ese caso… - Gabrielle alargo la mano y Chilapa se colocó al lado de la Reina. Ésta le entregó la máscara y la bardo se volvió para mirar a la multitud. Elevó la máscara por encima de su cabeza y luego se la puso con firmeza sobre la cara y sonrió por el atronador estruendo de vítores y aplausos que se produjo. Se quedó así un momento, separada de la gente por la máscara, y luego volvió a colocársela encima de la cabeza, revelando su cara. – Arrodíllate Emma Swan… - dijo Gabrielle mirando a la rubia. Emma se arrodillo. - ¿Prometes respetar las leyes y costumbres de nuestra Nación Amazona?
- Lo prometo…
- ¿Prometes respetar los derechos de las amazonas que viven en esta aldea?
- Lo prometo…
- ¿Prometes honrar a la reina, servirla, protegerla y, de ser necesario, dar la vida por ella?
- Lo prometo…
- Yo, Reina Gabrielle, la Elegida de Artemisa, la bendecida por los dioses con la esencia de Irene, Hija de Zeus, la diosa de la paz… Te otorgo la nacionalidad Amazona. Desde ahora en adelante, se te conocerá como Emma, Princesa Amazona. Tienes derecho de sucesión, después de mi hija Eve, y después de sus hijas…
Los presentes miraron con los ojos abiertos la declaración de la Reina. Le acababa de otorgar a Emma un puesto importante en aquella pequeña nación.
Gabrielle lo sabía. Sabía que se había arriesgado. Pero Emma le inspiraba mucha confianza y Artemisa estaría de acuerdo con la revelación que acababa de hacer. Antes de la ceremonia, se lo había comunicado a Xena, y esta, como consorte y Campeona de la Reina, estaba de acuerdo.
Emma miro a la reina desde el suelo con cara de sorpresa a la que en ahora en adelante seria su otra Reina.
- Gracias, mi Reina…
- Toma… - dijo Gabrielle haciendo un gesto hacia Chilapa, que le  entrego una máscara Amazona. – Esta, a partir de ahora será tu mascara ceremonial. Hónrala, honra a la Nación Amazona y a tu reina…
Emma cogió la máscara e inclino la cabeza.
- Lo aré con mi vida, mi Reina.
- Alzarte, Amazona y vuelve a tu asiento….
Emma se alzó con una sonrisa y Gabrielle la abrazó. Cuando se separaron, la rubia vio que detrás estaban toda su familia y sus amigas.
Regina miraba a Emma con orgullo. Se acercó a la rubia sonriendo.
- Vaya… - dijo Emma parándose al ver el atuendo que llevaba su morena. – Estas realmente sexy vestida de Amazona, nena… - dijo sonriendo y atrayendo con las dos manos en la cintura a Regina. – Dios… Como deseo hacer cosas indecentes contigo ahora… - dijo sobre los labios de la morena.
Regina sonrió.
- Creo que te comprendo… - dijo sonriendo y elevando una mano hasta la nuca de la rubia. – Y ahora, cállate y bésame…
Emma, con una sonrisa, beso con pasión a la morena por la cual latía su corazón…

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