Capítulo 1
- ¿De dónde dices que eres, Emma…? – dijo Beckett a Emma con
una sonrisa mientras se sentaba a su lado y le entregaba el café.
- De Boston… Gracias… - dijo cogiéndolo con una sonrisa. –
Bueno era de Boston, ahora vivo en un pueblo pequeño en la zona de Maine. Se
llama StoryBrooke… ¿Y tú….?
Beckett la observo mientras Emma miraba el café que la
detective de homicidios de Nueva York le había traído. Le llamaba la atención
esa mujer y no sabía por qué.
Estaban en una convención que hacia todos los años la policía
de los Estados Unidos para intercambiar impresiones y maneras de manejar los
casos que sucedían. Emma, impresionada, había recibido una invitación para ir a
la convención que se celebraba en Nueva York. Hacía poco que la maldición que retenía
a los del pequeño pueblo de StoryBrooke se había roto, permitiendo la llegada
de turistas y también la salida al exterior de los habitantes del pequeño
pueblo de Maine.
- Yo de aquí, de Nueva York… - dijo sonriendo la detective.
Ambas mujeres se miraron y se sonrieron. Desde el primer día,
se habían llevado bien, se complementaban y poco tiempo después descubrieron
que estaban juntas en el mismo equipo de trabajo.
Emma, cada vez que miraba a Kate Beckett, se acordaba de su
querida y amada Regina Mills. Una sonrisa estúpida se le formo en los labios al
recordarla y al recordar cómo se despidieron hace 4 días. Por suerte, hoy sería
el último en el que estaría fuera, mañana regresaría a StoryBrooke y a volver a
besar los labios de su morena.
- Estoy cansada… - dijo Emma mientras dejaba el vaso del café
en la mesilla y se tiraba de espaldas en la cama.
Beckett sonrió e imito a la rubia.
- Así sí que se está a gusto… - dijo Kate mientras se
acomodaba en la cama.
- Si… - rio Emma. Saco el móvil y reviso los mensajes.
- ¿Mirando si tu amada te ha enviado un mensaje...? – dijo
Kate Beckett con una sonrisa mientras miraba a la rubia jugar con el aparato.
- Tengo ganas de verla… - admitió Emma con un suspiro. - ¿Y tú…?
¿No tienes a nadie…?
Beckett suspiro acordándose de cierto escritor que seguramente
estaría con alguna modelo en su casa de los Hamptons.
- No… No hay nadie… - contesto tristemente.
Emma entrecerró los ojos notando la tristeza en la respuesta
de la detective, pero lo dejo pasar.
Con una última mirada al móvil, cerró los ojos y se durmió.
Habían pasado unos cuantos meses después de esa convención de
la policía que había tenido lugar en Nueva York y ambas mujeres habían seguido
con sus vidas, olvidándose casi una de la otra.
Beckett estaba revisando unos informes que tenía sobre la
mesa. El 3XA había vuelto y ahora más que nunca quería atraparlo de una vez por
todas. A su lado, Castle la ayudaba buscando pistas. Él más que nada quería
verlo entre rejas. Llevaban dos días sin dormir y sus músculos ya le empezaban
a pasar factura y el cansancio se notaba en las caras de los detectives y en el
escritor.
- Castle… Ve a casa… - dijo Beckett sin apartar la mirada de
los informes.
Castle suspiro y dejo los papeles a un lado, echándose hacia
atrás en la silla.
- Estoy bien, Kate... – dijo resoplando y cerrando los ojos.
Kate dejo los papeles encima de la mesa y lo miro a los ojos
sonriendo de lado.
- Ve a descansar, anda… - dijo sin apartar la mirada del
escritor.
Castle abrió los ojos y miro a Kate a los ojos.
- Ok, pero si tu también te vas…. –dijo sin apartar la mirada.
– También estas cansada y necesitas dormir. – se levantó. – Te invito a cenar
en mi casa…
Kate lo miro un momento y tras un rato asintió y se levantó,
acompañando a Castle a su casa para poder cenar.
El camino a casa fue silencioso y algo tenso. Los
acontecimientos de la vuelta del 3XA a sus vidas, había desestabilizado la
armonía que sentía y el posible acercamiento de la detective y el escritor.
Bajaron del coche de Beckett en silencio y subieron al
apartamento del escritor. Abrieron la puerta y entraron. Todo estaba
extrañamente en silencio y, es que, como le había contado Castle, su madre
estaba de gira y Alexis había ido a ver a su madre.
Inconscientemente, Kate se imaginó lo que podría pasar esa
noche, estando los dos solos. Sonrió ante la idea y entraron en el apartamento
de Castle. Cuando Castle encendió la luz, un desorden les dio la bienvenida.
Todo el apartamento estaba patas arriba. Las mesas volcadas,
el sofá rasgado, los libros en el suelo y una gran pintada en la pared del
despacho que ponía. “Te Matare, Richard Castle”
Un escalofrió les entro a las dos personas que miraba aquello
e instintivamente, Kate saco la pistola y empezó a registrar todo el
apartamento. Como suponía no había nadie.
Llamaron a Esposito y a Ryan, que fueron enseguida, junto con
la Capitana Gates.
Registraron todo el apartamento y llegaron a la conclusión de
que Castle tendría que desaparecer harta que el 3XA estuviera entre rejas.
Gates asigno a Beckett a la protección del escritor y
resolvieron que esa misma noche sin demora, debían partir.
Hicieron una pequeña maleta y se montaron en el coche de la
detective.
- Kate… ¿A dónde vamos...? – dijo Castle mientras miraba hacia
la oscura carretera.
- Lejos… - dijo simplemente mientras conducían.
Ya era mañana pero todavía estaba conduciendo. Lo llevaba
haciendo toda la noche sin parar. Castle dormía en el asiento del pasajero
después de pedirle que parara, pero ella no quería parar. Quería poner a salvo
al hombre a quien amaba.
Mientras salían de Nueva York, se acordó de la Sheriff rubia
que conoció en aquella reunión de la policía en Nueva York y sonrió. Le había
dicho que era la Sheriff de un pequeño pueblo llamado StoryBrooke en el condado
de Maine. Era perfecto y con una sonrisa se encaminaban hacia allí.
Después de que Castle despertara y hubieran comido algo que
metieron la noche anterior, ya estaban cerca del pueblo y solo habían parado
para que la detective estirara las piernas y descansara un momento.
Poco a poco, el cartel de “Bienvenidos a StoryBrooke” apareció
ante sus ojos.
- ¿StoryBrooke…? – leyó Castle mientras pasaban. - ¿Es una
broma?
- No… - dijo Beckett sin apartar la mirada de la carretera. –
Es el mejor lugar. Confía en mí, Castle…
- ¿As estado ya aquí…? – dijo mirándola.
- No… - dijo mirándolo un momento. – Pero oí hablar de él a
una amiga…
- Una amiga… ¿Dónde la conociste…?
- En el congreso ese de la policía que hubo en Nueva York…
- ¿Es policía…?
- Algo así…
Mientras hablaban, estaban entrando en el pueblo y lo
observaban mientras el coche de Beckett pasaba por las calles casi desiertas.
- ¿No tienes hambre…? – dijo Castle.
- Debería a ver un restaurante o una cafetería por aquí… -
dijo la detective mientras se paraban en el local que tenía un cartel que ponía
“Granny's Diner”.
Ambos lo miraron desde el coche aparcado y bajaron. Hicieron
el camino en silencio y entraron en el pequeño local.
Dentro una camarera pelirroja estaba sirviendo las mesas y
coqueteando con los clientes. Dentro de la barra, una mujer mayor discutiendo
con un hombre bajito con barbas y mal humor y en las mesas gente hablando o
simplemente disfrutando de su desayuno.
Se acercaron a la barra y se sentaron. Enseguida la camarera pelirroja
se puso delante de ellos.
- Hola… - dijo con una sonrisa. – Bienvenidos a StoryBrooke…
Sois nuevos, ¿verdad?
- Hola… - dijo Beckett – Si, venimos a dar una vuelta por este
rincón del país…. – dijo sonriendo.
- Me alegro… - dijo aun sonriente la pelirroja. – Me llamo
Ruby…. ¿Vosotros…?
- Yo…
- Rick y Kate… - dijo rápidamente Beckett.
Ruby sonrió, pero enseguida noto algo raro. Su instinto de
loba se lo decía.
- ¿Qué queréis para tomar…? – dijo con una sonrisa.
- Café y tortitas para los dos, gracias… - dijo Castle mirando
a la chica con una sonrisa.
- Muy bien, marchando… - dijo y se fue a encargar su pedido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario