Emma alzó los ojos
al cielo. Quería a sus padres y a su pequeño hermano, pero había veces que
quería que no la interrumpieran cuando estaba con su morena, con su reina.
Miro a los ojos a
Regina y se dio la vuelta para acabar en los brazos de Mary Margaret, que la
abrazaba con fuerza entre sus brazos. Emma se sentía no respirar y se estaba
poniendo roja.
- Snow… Si no
quieres quedarte sin hija, será mejor que la sueltes…. – dijo Regina al ver con
preocupación la cara de la rubia.
Mary Margaret se
separó enseguida de su hija, liberándola del abrazo.
- Lo siento
cariño… - dijo acunando entre sus manos la cara de la rubia. Mientras ella
recuperaba la respiración.
- No importa Mary
Margaret… - dijo tosiendo Emma, mientras su madre se separaba para hacerle
sitio a David para que pudiera felicitar a su hija.
- Felicidades
cariño… - dijo David mientras abrazaba a su hija con una sonrisa y con un
brazo, mientras que con el otro sostenía a su pequeño hijo, el hermano de la
rubia, que la miraba con una sonrisa. Se separó de su hija y se dio la vuelta a
su pequeño hijo. – Daniel, cariño, dile a tu hermana felicidades… - dijo David
mirando a su hijo.
El niño miro a su
padre y luego a su hermana con una sonrisa.
- ¡Eicidades Ema!
- dijo levantando los brazos hacia su
hermana.
Emma lo cogió en
brazos y lo levanto en el aire, provocando una carcajada en el niño.
- Muchas gracias
enano…. – dijo la rubia con una sonrisa mientras lo levantaba en el aire,
provocando las risas de todas las personas que estaban en la cocina.
- Emma ten
cuidado… - dijo Regina sin perder de vista los movimientos de la rubia y los
del niño. – Es demasiado pequeño para eso…
- Esta bien
Regina… - dijo mientras baja al niño y le besaba en la mejilla. – Y a él le
gusta… A que sí peque… - dijo mirando a su hermano.
- ¡Si…! – dijo
abrazando a su hermana.
- ¿Veis…? – dijo
Emma abrazándole.
Todos rieron ante
la expresividad del niño. Daniel al ver por encima del hombro a la novia de su
hermana, sonrió y le tendió los brazos para que Regina lo abrazara.
- ¡Gina…! – dijo
el niño con una sonrisa en la cara al ver a la Reina Malvada.
Regina lo cogió en
brazos con una sonrisa en los labios. Y es que el pequeño quería mucho a la
Reina Malvada y Regina al pequeño. Lo abrazó y le dio un beso en la mejilla a
su pequeño cuñado.
- Hola mi amor… -
dijo Regina abrazando al pequeño. - ¿Estas bien? – dijo mirándole a los ojos.
- Si… ¿Sabes? Hoy
es el umpeaños de Ema. – dijo el niño a su cuñada. – Y papa y mama le tienen un
regalo así de gande…. – dijo el niño abriendo los brazos todo lo que podía.
Regina sonrió al
niño. Era extraño, pero se sentía muy bien con aquel niño. Le pasaba igual que
con su novia, a pesar que de ser hijos de quien eran.
- ¿A si? – dijo
Regina con una sonrisa. – Bueno, pero no lo digas en alto. Tu hermana está aquí
cerca y queremos que sea una sorpresa para esta noche, ¿a que sí?
- Si…. ¿Tú también
tenes un regalo pa Ema?- dijo el niño mirando a los ojos mientras la morena
asentía. - ¿Me dices que es? – dijo el niño con ilusión.
- Claro Daniel…
Pero vamos a esperar a que Emma este lejos para que no lo oiga, ¿vale? Es un
secreto… - dijo Regina en un susurro lo suficientemente alto para que todos los
presentes lo escucharan.
- Si… Es un
sequeto…. – dijo el niño en el mismo tono de voz.
Todos en la cocina
sonrieron al ver como interactuaban los dos.
- Ei… Que sigo
aquí… - dijo Emma fingiendo enfado.
Todos se rieron y
el pequeño le saco la lengua a su hermana rubia, la cual intento cogerle para
hacerle cosquillas pero se escondió rápidamente en los brazos de la Reina
Malvada con una sonrisa.
- Ayúdame Gina… -
dijo el pequeño rubio con una sonrisa.
Regina lo abrazo y
se interpuso entre su novia y el pequeño.
- Bueno… Yo me voy
con los abuelos… - dijo Henry después de entrar a la cocina con su mochila al
hombro.
- ¿Adónde te vas?
–dijo Emma mirándole intrigada.
- ¿No querías una
fiesta de disfraces para tu cumpleaños? – dijo Mary Margaret.
- Si…
- Pues Henry se
ofreció voluntario a ayudarnos a organizarla… - dijo David mientras cogía a
Daniel en brazos.
- Pero… ¿Qué hago
yo? – dijo Emma mientras se cruzaba de brazos.
Mary Margaret le
sonrió y le giño un ojo mientras se giraba hacia la puerta de salida.
- Mmmm… No se…
Regina se queda contigo… Seguro que ella tiene algo pensado para distraerte… -
dijo su madre con una sonrisa pícara.
Emma a comprender
las palabras de su madre, alzo una ceja y sonrió de lado mirando a su novia que
miraba a su suegra con los ojos abiertos de par en par y la cara ligeramente
sonrojada.
Que Snow consintiera
que saliera con su hija era una cosa, pero que insinuara que utilizara el sexo
para distraer a la rubia, era otra.
Se fueron y Emma
se volvió hacia Regina con una sonrisa.
- Bueno… Y… ¿Cómo
me vas a entretener? – dijo Emma mirando a Regina mientras se acercaba hacia la
morena con la ceja levantada y media sonrisa en la cara.
- Mmmm… No se… -
dijo Regina mientras se acercaba a la rubia y la hacía sentar en un taburete de
la cocina. – Que te parece si…. Te doy un anticipo del regalo de cumpleaños que
tendrás en la habitación esta noche después de esa fiesta de disfraces… - dijo mientras
le quitaba a la rubia la camiseta que llevaba y le besaba el cuello.
- Mmmm… Me gusta…
- dijo Emma mientras acariciaba la cintura de la morena y le quitaba la camisa
lentamente.
Regina se separó
de Emma y la miro a los ojos. Se acercó a la cara de la rubia y la beso con
pasión.
Emma cogió a su
novia por la cintura y levantándose del taburete la empotró contra la encimera
de la cocina, subiéndola y poniéndose entre las piernas de la morena, que jadeo
en la boca de la rubia al sentir las manos de su novia levantándole la falda
hasta la cintura.
Regina mientras
tanto, metía las manos en el pelo rubio, atrayéndola más hacia su boca para
profundizar el beso.
Emma quito de un
solo tirón el tanga de la morena, exponiendo el sexo de su novia para ella, y
sin contemplación, metió dos dedos de una sola vez, provocando un profundo y
largo gemido de la morena.
- Se…. Se suponía
que era un adelanto de tu regalo… - dijo Regina mientras jadeaba en la boca de
la rubia mientras sus manos sujetaban la cara de Emma. – Que tenías que
disfrutar tú…. No yo…. Mmmm… ¡Emma! – dijo en un grito.
Emma sonrió en los
labios de su novia al percibir que estaba a punto de correrse.
- Mmmm… Y lo es
preciosa… - dijo besándola con pasión a la morena. – Me gusta verte así de
excitada… ¿Ves…? Ser yo la causante de ponerte así de mojada… Así de sexy… -
dijo mientras aumentaba el ritmo de las penetraciones hacia la morena.
Regina ya no lo
podía soportar más y con un grito se corrió en los dedos de la rubia, que
sonrió entre los labios de Regina.
No muy lejos de
allí, en el salón cerca del ayuntamiento, Mary Margaret, David, Henry y casi
todos los habitantes de StoryBrooke, se organizaban para dejar lista la
ceremonia que se llevaría a cabo esta noche en honor a la hija de los príncipes.
Mientras, Daniel
jugaba con Ruby y con Henry.
- Abuela… ¿Crees
que a Ma le gustara? – dijo Henry cuando Snow se acercó a dejarles un vaso de
limonada a cada uno y a echar un vistazo a su hijo que jugaba entretenido con
la loba y su sobrino.
- Seguro cariño…
No te preocupes. – dijo Snow con una sonrisa. – En el poco tiempo que llegue a
conocerla antes de que se rompiera la maldición, me confeso que ella siempre se
había sentido un Caballero Blanco en defensa de los demás.
- Si… Me conto que
a ella la habían pegado por defender a las más pequeñas en el orfanato… - dijo
Henry con una sonrisa. – Eso lo hace un auténtico Caballero – dijo Henry con
una sonrisa. -. Y la Salvadora.
Snow rio con su
nieto y miro como cuidaba de su pequeño tío.
Horas más tarde…
- Henry, cariño…
Dile a Emma que se dé prisa. Yo me voy ya a la fiesta, ¿vale cariño? – dijo una
Regina vestida en uno de sus antiguos vestidos de Evil Queen.
Quien se lo iba a
decir, que después de tanto tiempo, volvería a usar uno de esos trajes. Sonrió
al imaginarse la cara de la rubia al verla vestida así.
- Ok mama… - dijo
Henry saliendo de la cocina vestido ya de escudero y con una bolsa de paratas
fritas en la mano. Se acercó a su madre y le dio un beso en la mejilla. – Por
cierto mama… Estás muy guapa… - dijo sonriendo y dándose la vuelta hacia las
escaleras.
Regina sonrió a su
hijo y con un movimiento de muñeca, un humo morado la envolvió teletransportándola
al salón del ayuntamiento donde todo el pueblo estaba ya reunido.
A lo lejos vio a
Snow y a James vestidos con sus ropas de príncipes. Sonrió al ver como el
pequeño Daniel, vestido de principito, salía de los brazos de la loba corriendo
a refugiarse en los brazos de la morena.
- ¡Gina….! - decía
Daniel mientras iba corriendo por el salón al ver a la morena.
Regina sonrió y e
agacho para tomarlo en brazos.
- Hola cariño… -
dijo levantándolo en brazos. – ¡Pero que príncipe más guapo ven mis ojos! –dijo
mientras le daba un beso en la mejilla.
Snow y James los
miraban con una sonrisa.
Todos se quedaron
mirando a Regina por su sorprendente vestido, pero no por resentimientos del
pasado, sino todo lo contrario por lo bien que le sentaba a la morena, sin duda
destaca por su gran belleza y fortaleza...
Snow y su príncipe
se acercaron a Regina que seguía en plena conversación con su hijo.
- Vaya, hacía
tiempo que no te veía con ese vestido… - comento Mary Margaret acercándose a la
Reina.
Regina levanto una
ceja ante ese comentario y le dedico una sonrisa de lado.
- Es el mismo que
lleve cuando mordiste de aquella manzana… - dijo con una sonrisa enigmática. –
Veo que lo recuerdas, querida…
Ante ese
comentario, ambas mujeres se miraron fijamente y, al cabo de un rato, se
echaron a reír y se dieron dos besos.
James las miraba
sin comprender, pero decidió no decir nada.
- ¿Y Emma…? – dijo
Snow mirándola a los ojos.
- Se quedó en
casa… Henry se quedó con ella… - dijo mientras dejaba al pequeño en el suelo,
que se fue corriendo hacia la loba.
- Creí que vendría
contigo… - dijo James.
- Y yo querido.
Pero no sabes lo tardona que es tu hija… - dijo dedicándole una sonrisa
mientras se iba con Snow hacia los demás habitantes de StoryBrooke.
Mientras en el 108
mifflin Street una Emma desesperada estaba en frente del espejo intentando
apretar los cordones de la armadura color plata que tenía puesta.
- Ma… Mamá dijo
que se iba ya al salón del ayuntamiento. Que me quedara contigo y nos íbamos
juntos. – dijo mientras entraba en la habitación que sus madres compartían.
- Ok chico…. –
dijo mientras terminaba de ponerse la armadura. Se miró en el espejo y sonrió. -
¿Te gusta...? – pregunto a su hijo mirándole a través del espejo.
El niño la miro
con una sonrisa en la boca.
- Te queda muy
bien ma… Mamá y tú hacéis buena pareja. Ella de Reina Malvada y tú de su
caballero… - dijo poniéndose a su lado.
- Y tú de mi pequeño
escudero… - dijo Emma revolviéndole el cabello con una sonrisa. – Vamos. Tu
madre y tus abuelos estarán esperándonos…
Se encamino hacia
la puerta pero Henry la llamo.
- Ma… Te olvidas
la capa y la espada… - dijo señalando la cama.
Emma se dio la
vuelta y cogió la capa poniéndosela y la espada en la vaina en su cintura.
- Listo… Vámonos
chico… - dijo saliendo con Henry de la habitación y de la casa camino a la
fiesta.
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