Cuando Emma bajaba
las escaleras aquella mañana, sintió ajetreo en la cocina. Se dirigió hacia
ella a paso lento, ya que aún estaba dormida.
Entro en la cocina
con el pelo despeinado y con la cara adormilada. Varios pares de ojos se le
quedaron viendo.
- Buenos días ma…
- dijo Henry sonriendo mientras comía las tortitas que seguramente Regina
habría preparado. – Que cara de sueño tienes…
- Buenos días
Emma… - dijo Gabrielle con una sonrisa mientras comía las tortitas de su plato.
- Buenos días
Emma… - dijo Xena con una ceja levantada al ver el pelo y la cara de la rubia.
- Hola Emma… -
dijo Paris sonriendo a la rubia.
- Buenos días… -
dijeron las dos Amazonas
- Buenos días
chico… - dijo entrando en la cocina y revolviéndole el pelo a su hijo que se
quejó. – Buenos días chicas… - dijo mientras pasaba a su lado con una sonrisa.
– Hola enano… - dijo dándole una sonrisa al hijo de Xena y Gabrielle.
Regina se dio la
vuelta en ese momento y sonrió ante la visión de su novia. No cambiaria, eso
estaba segura.
Emma se dirigió a
su prometida, y abrazándola por detrás, le dio un beso en la mejilla.
- Hola nena… -
dijo Emma acariciando la cintura de la morena.
Regina sonrió per
enseguida se carraspeo.
-Buenos días,
señorita Swan… - dijo con una mirada burlona.
Emma se separó de
Regina.
- ¿En serio? ¿Otra
vez con Señorita Swan…? – dijo levantando una ceja. – Creo que después de tanto
tiempo eso de “Señorita Swan” no me lo tendrías que decir… No después de que tú
y yo….
Regina callo a
Emma con un rápido beso en la boca, mientras ligeramente se sonrojaba.
- Creo que eso a
nuestras invitadas no le interesa…. Señorita Swan… - dijo Regina remarcando el
señorita Swan.
Emma rodo los ojos
con una sonrisa de lado.
- ¿Crees que ellas
no se besan? – dijo señalando a Xena y Gabrielle que tosieron ante el
comentario. - ¿Oh no se….? – empezó,
pero Regina le puso la mano señalando con los ojos a los niños, que eran ajenos
a la conversación que tenían las mujeres en la cocina. – Lo siento… - dijo con
una mirada de disculpa.
- No te preocupes…
- dijo Gabrielle con una sonrisa. – Es bonito demostrar a tu pareja que la
amas… - dijo mientras se inclinaba y besaba de improviso a Xena en los labios.
- ¿Ves…? – dijo
Emma señalando a las dos. – Así que…. – dijo con una ceja levantada y una
sonrisa en la cara.
Regina suspiro y
rodando los ojos, se inclinó hacia la rubia y la beso con una sonrisa en los
labios. No podía negarle nada a Emma si la miraba así. Ya sabía dónde había
sacado su hijo esa mirada, ya que las tenían iguales.
Emma se sentó a
desayunar cerca de Asteria, que la miraba con una sonrisa, de Regina, que le
dio una taza con café y un plato lleno de tortitas.
- Ma… - dijo Henry mirando a Emma. - ¿Hoy vas
a entrenar con el abuelo?
Emma alzo la
mirada con la boca llena, para mirar a su hijo que estaba enfrente de ella.
- No… Hoy tus
abuelos quieren estar un tiempo en familia…- dijo después de tragar el bocado.
– Asique hoy podemos hacer lo que queráis… - dijo con una sonrisa a su hijo y a
Regina.
- ¿Entrenamiento…?
– dijo Gabrielle mirando a la rubia.
-
Si… - dijo Henry a Gabrielle. - Emma se está entrenando. El abuelo le enseña la
espada y la abuela tiro con arco. Y los dos a montar a caballo… - dijo como si
nada.
Emma
rodo los ojos.
-
¿Y se te da bien…? – dijo Xena mirando a Emma.
Esta
se encogió los hombros.
-
No se me da mal, si es lo que preguntas… - cogió otro trozo de tortitas.
Xena
frunció el ceño.
-
Xena te puede enseñar… - dijo Gabrielle encogiéndose de hombros. – Ella me
enseño algunos movimientos. Y Asteria y Ainia también pueden ayudar…
Xena
miro a su compañera a los ojos.
Emma
paro de comer y miro con la boca abierta a Gabrielle, Asteria y Ainia se
miraron entre ellas. Regina miraba todas las reacciones y Henry y Paris
sonrieron.
-
Di que si ma… - dijo Henry con una sonrisa. – Ellas son Amazonas. He leído
sobre ellas, son muy buenas en la lucha y son muy agiles…
Ante
ese comentario, Henry se ganó una sonrisa sincera de las 4 Amazonas que se
encontraban en la cocina.
-
A mí no me importa… - dijo Xena mirando a la rubia. – Después de aceptar salvar
a mi hija, es lo menos que puedo hacer…
Emma
miro a los ojos a Xena, y en ellos vio la misma mirada que tuvo ella y Regina
cuando Henry fue secuestrado. Suspiro y asintió con la cabeza.
-
Ok… - dijo con una sonrisa. – Siempre me vendrá bien algún que otro consejo…
Las
mujeres sonrieron ante el comentario.
-
¿Qué te parece si empezamos por mostrarme lo que te han enseñado…? – dijo Xena
tranquilamente.
Emma
se atraganto.
-
¿Ahora…? – dijo mirándola incrédula.
-
Cuando terminemos, si… - dijo encogiéndose de hombros.
Emma
miro a Regina, buscando apoyo. La morena se encogió de hombros.
-
A mí me parece una buena idea… - dijo Regina mirando a su prometida.
Emma
miro su plato y luego con un suspiro miro a Xena.
-
Esta bien… Pero después de desayunar… - dijo cortando otro trozo de tortita y
llevándoselo a la boca.
Xena
sonrió.
-
Estoy de acuerdo… - dijo mirando su plato con una sonrisa comiendo sus propias
tortitas.
Las
restantes personas que se encontraban en aquella cocina sonrieron.
Terminado
el desayuno, recogida la cocina y vestida Emma, se encaminan hacia las
caballerizas donde habían quedado con Mary Margaret, David, el pequeño Daniel y
Ruby.
Al
verla, Emma alza una ceja y se va directa a su amiga.
-
¿Tú también Ruby? – dice mirándola a la cara.
-
Quiero ver como se porta nuestra Esperanza… - dijo sonriendo y guiñándole un
ojo.
Cerca
de allí, Gabrielle al oír el nombre de Esperanza se queda parada, junto con
Xena. Se miran a los ojos, y la morena de ojos azules le pone una mano en el
hombro y Gabrielle la mira con los ojos llorosos.
-
Disculpadme… - dijo Gabrielle en un sollozo y se marcha corriendo.
Xena
suspira y baja la mirada.
-
Xena… ¿Qué ocurre…? – dijo Snow acercándose a la guerrera.
Xena
mira a Mary Margaret y mira a las otras personas que estaban detrás de ella.
Suspiro.
-
Así se llamaba su hija… - dijo bajando la mirada. – A la que mate por
venganza….
-
¿Venganza...? – dijo Regina acercándose a ella.
Xena
la miro a los ojos.
-
Ella mato a mi hijo Solan… - dijo con tristeza en la mirada. – Pero eso se quedó
atrás. Nos perdonamos. Morimos muchas veces y siempre acabamos juntas. – dijo
mirando a Regina y a Emma. – Pero los recuerdos de nuestras vidas sigue ahí…
Después llego Paris… - dijo con una sonrisa mirando como el niño jugaba con
Henry y Daniel. – Y fue un alivio para ambas…
Regina
y Emma miraron con una sonrisa a Xena.
-
¿De quién es hija Eve…? – dijo Mary Margaret mirando a Xena.
Xena
miro a Snow con una sonrisa.
-
Es mi hija pequeña… - dijo sonriendo. – Aunque prácticamente la crio Gabrielle
en la aldea de las Amazonas. – dijo sonriendo.
-
¿Qué edad tiene? – dijo Emma.
-
25 años…. – dijo Gabrielle detrás de Xena. – Y es exacta a su madre… - dijo
acercándose y dándole la mano a Xena, quien sonrió a la rubia. - Cabezota, astuta,
buena guerrera… Pero sobretodo cabezota…
-
También tiene cosas tuyas… - dijo Xena mirándola con una sonrisa. – Tiene tu
bondad…
-
Mmmm es verdad… - dijo Gabrielle sonriendo.
Xena
se hecho a reír ante las palabras de la bardo, haciendo que los demás se
rieran.
-
¿Estas mejor…? – dijo Xena en un susurró mirando a Gabrielle a los ojos.
-
Si…. – dijo sonriendo y recibiendo un beso de la Princesa Guerrera. – Siento
haberme ido así… - dijo mirando a los demás.
-
No importa… - dijo Regina con una sonrisa.
-
Bueno… Vamos a ver lo que sabes Emma… - dijo Xena mirando a Emma con una
sonrisa.
Emma
resoplo y miro a todas las personas que estaban allí.
-
¿En serio? – dijo mirando a Xena.
Xena
miro con una ceja levantada a Emma.
-
Vamos Emma… - dijo Regina.
Emma
resoplo, apretó la mano de Regina y se encamino hacia las caballerizas.
-
Voy a buscar a Tormenta… - dijo Emma
mientras se encaminaba a las caballerizas.
-
Voy contigo… - dijo David caminando al lado de su hija.
Mientras,
fuera de los establos, Regina, Snow, Ruby, Gabrielle, Asteria y Ainia miraban
como jugaban los niños.
-
¿Todavía no han salido? – dijo Xena acercándose con sus caballos.
Las
mujeres se dieron la vuelta para mirar a Xena.
-
No… - dijo Mary mirándola a los ojos. – Su padre le estará dando consejos. –
dijo rodando los ojos con una sonrisa.
-
¡Argo…! – dijo Paris al ver la yegua de su madre guerrera mientras corría hacia
ellas.
Las
Amazonas sonrieron al ver con que entusiasmo corría el niño para ver a los
caballos.
-
Paris ten cuidado… - dijo Gabrielle mientras lo miraba con una sonrisa como la
morena de ojos azules cogía a su hijo para montarlo.
-
Si mami… - dijo sonriendo a su madre. – Además, a mi Argo no me cae. A que no
mamá… - dijo mirando a Xena que sujetaba a Paris con una sonrisa.
-
Claro que no. Eres su jinete favorito… - dijo la morena sonriendo a su hijo.
Las
3 Amazonas sonrieron al ver el entusiasmo del niño. Y las otras 3 mujeres
hicieron igual.
Dentro
de los establos, David ayudaba a su hija a ponerse las botas.
-
Ya vale, no soy una niña… - decía Emma al ver como David la ayudaba a ponerse
las botas y a atarse la armadura.
-
Lo sé, cariño… - dijo mirándola con una sonrisa. – Pero no puedo evitarlo…
¿Sabes? Cuando tu madre me dijo que eras una niña y que te llamarías Emma, le
dije que, como ella eligió el nombre yo te enseñaría a luchar y a montar a
caballo…. – dijo mirándola a la cara con una sonrisa guiñándole el ojo. Emma le
sonrió. – Sé que ya eres mayor, pero me hace ilusión…
Emma
miro a su padre con una sonrisa.
-
Y yo que te lo agradezco papa… - dijo abrazando al hombre con una sonrisa.
Se
separaron y ambos se pusieron de pie.
-
Bueno, ya estamos… - dijo mirando a su hija. - ¿Sales montada?
-
Si… - dijo sonriendo eh imaginándose la cara de Regina al verla montada en Tormenta.
-
Muy bien… - dijo David con una sonrisa adivinando los pensamientos de su hija.
Emma
se acercó donde Tormenta estaba. Miro
al caballo negro a los ojos y le sonrió. Se acercó poco a poco a la puerta, sin
dejarle de mirar a los ojos, como su padre le había dicho que hiciera.
Era
un caballo magnifico. Grande, negro y de raza Árabe.
Levanto
la mano y acaricio al caballo, despacio. Poco a poco lo fue sacando y
poniéndole el cabezal. Una vez puesto, acaricio el cuello del caballo.
-
Hola Tormenta… - dijo Emma mirando al
caballo. – Quizás no me hayas reconocido con todo esto puesto… - dijo señalando
la armadura que tenía puesta. – Pero soy yo, Emma… - dijo susurrándole mientras
ataba el cabezal y las riendas del caballo. El caballo relincho. – Si amigo, ya
me reconociste… - dijo sonriendo. Le puso la silla de montar y el caballo relincho.
– Si, tranquilo. Saldremos a dar un paseo… - dijo Emma acariciándole un momento
y luego termino de atar la silla. – Ya está… - dijo con una sonrisa Emma y
acariciando el cuello del animal.
David
se acercó y miro las ataduras del caballo de Emma.
-
Listo… - dijo David cuando revisó todo. - ¿Te ayudo?- dijo mirando a Emma.
-
No… - dijo acercándose al caballo. – Voy a ver si puedo yo sola. Es la primera
vez que monto con la armadura… - dijo resoplando. Se acercó al caballo y de una
sola vez, se subió. – ¡Voila…! – dijo con una sonrisa. David sonrió a su hija y
se dirigió a su caballo blanco, se subió y miro con orgullo a Emma. – Que… -
dijo Emma mirando a su padre.
-
Nada… - dijo con una sonrisa. – Solo estoy orgulloso por mi hija… - dijo
mirándola con ojos brillantes.
Emma
se sonrojo ante ese comentario.
-
Vamos allá… - dijo con una sonrisa Emma.
-
Muy bien… - dijo David y se dirigió hacia la salida con paso lento del caballo.
Emma
suspiro mientras veía a su padre salir.
-
Muy bien chico… - dijo Emma al caballo mientras lo acariciaba. – Vamos a que
nos vea nuestra Reina…. – dijo espoleando al caballo para que echara a andar.
Fuera
del establo, las mujeres, mientras miraban a los niños jugar, estaban hablando
entre ellas cuando el relincho de un caballo les hace voltear la cabeza hacia
las puestas del establo.
Vieron
como salía David, con porte principesco y una sonrisa, sobre su caballo blanco.
Se acercó a las mujeres y se dio la vuelta hacia el establo.
-
Hola chicas… - dijo con una sonrisa.
-
Hola… - dijo con una sonrisa Snow.
-
¡Papi…..! – dijo Daniel acercándose y pidiendo subir con él. – ¿Y Ema? – dijo
el niño cuando estaba arriba del caballo con su padre.
-
Eso, ¿y Emma? – dijo Mary Margaret mirando con preocupación a su marido.
-
Hay sale… - dijo con una sonrisa señalando con la cabeza las puertas del
establo.
Las mujeres, junto con los niños, se giraron y
vieron como salía un caballo negro, y encima de él a una Emma vestida con la
armadura…
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