- ¿Artemisa…? –
dijo Emma mirando a la diosa con la boca abierta. - ¿La diosa de la caza?
- Vaya… - dijo la
diosa con una sonrisa mirando a Emma. - ¿Me conoces?
- Bueno, si… -
dijo Emma nerviosa, consciente de que todas las miradas estuvieran en ella. –
En el instituto me decanté por Historia Antigua y Mitología…
- Mmmm… - dijo la
diosa mirando a la rubia. – Luego hablare contigo… - dijo con una sonrisa. –
Ahora… - dijo volviéndose hacia su Elegida y la Princesa Guerrera. – Que es lo
que pasa… Decidme…
- Es Eve… - dijo
Gabrielle. – La secuestraron…
La bardo y la
guerrera vieron como la diosa fruncía el ceño.
- ¿Eve? ¿Tu hija,
Xena? – dijo la diosa mirando a la guerrera.
- Si… - dijo
elevando la cabeza. – Por eso estamos aquí… El Oráculo nos mandó que viniéramos
en busca de ella… - dijo señalando con la cabeza a Emma, que miraba la escena
junto con sus padres y Regina.
La diosa miro más
atentamente a Xena y Gabrielle y luego a Emma. Se acercó a la rubia de ojos
verdes azulados y Regina se tensó, dispuesta a defender a su Amor Verdadero de
cualquier amenaza.
- Tranquila Reina
del Reino Oscuro… No le haré nada… - dijo la diosa elevando las manos al ver
como se ponía en posición de ataque. – Solo quiero confirmar una cosa… - dijo acercándose
a Emma. – Emma Swan… - dijo mirándola a los ojos. – Si… Veo a alguien especial
en tus antepasados… - dijo. Elevó una mano y la puso un momento en la frente de
la muchacha. La separo y puso la palma hacia arriba, para que todos vieran. –
Mmmm… Interesante… - dijo con una sonrisa.
- Artemisa… - dijo
Gabrielle acercándose. - ¿Qué ocurre…?
Xena se puso cerca
de Gabrielle, siempre atenta a la seguridad de su Alma Gemela.
La diosa
contemplaba la luz que emitía su palma con una sonrisa.
- Si… Aquí estas…
- dijo con una sonrisa. – Ahora…. Manifiéstate… - dijo a la luz y soplo. La luz
se dirigió a la cara de Emma, quien cerró los ojos un momento.
Emma cerró los
ojos un momento y se tambaleo. Regina sujetó a su novia por la espalda.
- ¡¿Qué le has
hecho?! – dijo con furia en la voz. Snow se acercó dónde está su hija y la Evil
Queen.
- Nada Regina
Mills… - dijo la diosa tranquila. – Solo he despertado parte de su alma… - dijo
sonriendo. – A una de sus antepasadas…
Todos esperaron a
que la rubia abriera los ojos. Cuando los abrió, Emma miro a su alrededor, con
la mirada confusa.
- Donde estoy… -
dijo separándose de Regina y mirando a todos los lados. – Que llevo puesto… -
miro sus ropas. Cuando enfoco su mirada en las personas, sus ojos se abrieron
de la sorpresa y cayo de rodillas al suelo. – Mi diosa…. – dijo Emma con voz de
adoración.
Artemisa sonrió e
hizo un gesto con la mano.
- Arriba, Amazona…
- dijo sonriendo mientras Emma subía, pero mantenía la mirada baja.
- Mi diosa… Yo… -
empezó Emma.
- Mi querida
Amazona… - dijo la diosa con cariño. – Mírame a los ojos…. – espero a que Emma
la mirara. – Así está mejor… - sonrió. – Cuanto tiempo… Creí que nunca te
llegarías a reencarnar… - sonrió de lado. - Pero has esperado a reencarnarte en
alguien como Emma Swan…
Emma bajo la
cabeza con una sonrisa y en señal de respeto.
- Yo también lo
creí, mi diosa…
Artemisa sonrió.
- Me alegro
tenerte de vuelta para ayudarnos en esta empresa… – dijo Artemisa mirándola a
los ojos.
- Estoy a vuestras
órdenes, mi diosa. – dijo Emma inclinando la cabeza otra vez ante la diosa que
la miro complacida. – Sabéis que daría otra vez mi vida por ti, mi diosa, igual
que por vuestra Elegida, la Reina Gabrielle…
Todo sucedió
rápido….
Gabrielle, ante
esa mención de la rubia jadeo, Xena se puso rígida apretando la mandíbula y
cuadrando los músculos, Ainia y Asteria se miraron sorprendidas ante esa
afirmación, Artemisa sonrió y las demás personas miraban sin comprender.
- Hablando de mí
Elegida… - dijo Artemisa sonriendo. - ¿No reconoces a alguien más aquí? – dijo
levantando una ceja. – Mira a tu alrededor…
Emma miro
alrededor de sí misma. Vio a esas personas que reconocía como familias de su
alma reencarnada, pero al mirar detrás de la diosa se quedó petrificada…
Allí estaba….
Gabrielle… Su Reina, su mejor amiga… Y a su lado, Xena, tan sorprendida como la
propia Gabrielle. Y al lado de ellas, las otras dos Amazonas miraban sin
comprender.
- Gabrielle… -
dijo atónita Emma con los ojos en lágrimas. – Soy yo…. Ephiny…
Gabrielle sofoco
un jadeo y tambaleante se acercó a la rubia.
- Pero… Tu…
Moriste… - dijo con los ojos en lágrimas mientras miraba los ojos de Emma.
- Si… Lo se… -
dijo con una sonrisa. – Pero, no sé cómo, me he reencarnado en el cuerpo de
esta chica…
Gabrielle no lo
soporto más y abrazo a su mejor amiga Amazona. Ephiny estrecho a Gabrielle
contra ella son una sonrisa idéntica a la de la bardo.
Xena miraba toda
la escena atónita y con la emoción contenida en los ojos, igual que las otras
dos Amazonas, amigas también de Ephiny, que no se creían que ella pudiera estar
allí.
Se separaron para
mirarse a los ojos con una sonrisa en los labios. Gabrielle miro a Xena con una
sonrisa.
- Xena… - dijo
Gabrielle mirando a su Amor Verdadero. – Es ella, es Ephiny…
Xena se acercó y
contemplo los ojos de la rubia. En ellos pudo distinguir la esencia de su amiga
Amazona muerta. Abrazándola con fuerza. Eran pocas las veces que la Princesa
Guerrera mostraba sus sentimientos delante de las Amazonas, que la miraron
sorprendida, y aquella era de las pocas veces. Las otras veces, era hacia la
Reina Amazona, y solo a ella.
Se separaron para
que las otras dos Amazonas abrazaran a su hermana guerrera.
- Nos alegramos
que estés aquí, Ephiny… - dijo emocionada Asteria.
- Y a mí volveros
a ver… - dijo Ephiny. – Pero… ¿Y el resto de la aldea? – dijo mirando
alrededor. - ¿Por qué estamos tan lejos de casa?
- La hija de Xena
ha sido secuestrada… - dijo la diosa.
- ¿Qué…? – dijo
incrédula. - ¿Eve? – dijo mirando a Xena y a Gabrielle que la miraban
extrañadas. Ephiny sonrió al comprender: ella no había conocido a la hija de
Xena, ya que ella había muerto antes de que Xena estuviera embarazada. – Os
llevo cuidando desde que morí…
Gabrielle sonrió
al ver que su mejor amiga Amazona, su Regente, se preocupaba por ellas.
- Ahora comprendo
por qué el Oráculo nos mandó tan lejos, Xena… - dijo mirando a la rubia y a
Xena, que levanto una ceja. – Por qué nos mandó que la buscáramos…
- Porque
Gabrielle… - dijo la guerrera con una ceja.
- Nos mandó en
busca de Ephiny… - dijo con una sonrisa. - ¿No es cierto, Artemisa?
- Cierto,
Gabrielle… - dijo la diosa con una sonrisa. – Pero mis Amazonas no deben estar
separadas… - dijo Artemisa entrecerrando los ojos he hizo un movimiento con la
mano – Ya está… - dijo satisfecha. Miro a su Elegida y a Regina. – No tienes
inconveniente en que haya traído a las ultimas de mis Amazonas a tu pueblo, ¿no
Regina…?- dijo mirándola.
Regina alzo una
ceja.
- Si se comportan…
- dijo la Evil Queen mirando desafiadoramente a la diosa. – No tengo ningún
problema…
Artemisa sonrió.
- Lo dudo…
Ayudaran a proteger el pueblo junto con tu Sheriff… - dijo sonriendo a Regina.
– Y hablando de Sheriff, es hora de volver a Emma al presente. No os
preocupéis, - dijo al ver la mirada asustada de las Amazonas y la guerrera. –
Ephiny seguirá dentro de Emma, al fin y al cabo es una vida pasada de Emma.
Convertirla en Amazona, aprenderá rápido. Lo lleva en la sangre… - dijo con una
sonrisa y con un toque en la frente de la rubia, Emma volvió a ser ella misma.
Artemisa sonrió a Emma. – Gabrielle, enséñale la vara y los Sais… Asteria,
Ainia y las demás, la resistencia y vuestros puntos fuertes… Y Xena… - dijo
mirando a la guerrera. – Te dejo su aprendizaje, serás su tutora. Enséñale
todas tus habilidades, no temas. Ella se adaptara… Y enséñale también a usar tu
Chakram… - dijo la diosa. Xena entrecerró los ojos.
- Me lo dio…. –
empezó Xena.
- Ares, tu padre.
Lo se… - dijo Artemisa.
Xena apretó los
dientes.
- ¿Ares, el dios
de la Guerra es tu padre…? – dijo Emma con asombro. – Ósea, que eres semidiosa
como Hércules…
- Digamos que mi
familia es igual que la tuya… - dijo Xena sonriéndole a Emma, la cual se hecho
a reír junto con Xena.
Regina miro a Emma
con una ceja levantada y una sonrisa. Esa era su Emma Swan. Su Amor Verdadero.
- Lo llamare para
que le de uno… - dijo la diosa. – Ares, hermano…
Hubo un fogonazo
de luz y al instante un hombre alto, pelo negro con perilla apareció delante de
Artemisa.
- Que quieres
hermana…. – dijo cruzándose de brazos y mirando a la otra diosa. – No tengo
todo el día…
- Hola Ares… -
dijo Artemisa sin inmutarse. – Quería un favor tuyo…
Ares alzo una
ceja. Miro alrededor suyo y se paró en Emma, a la cual miro de arriba abajo con
una sonrisa sensual. Pero cuando vio a Xena, sonrió.
- Hola mi
Princesa… - dijo acercándose.
- Ares… - dijo
Xena con la mirada dura.
- Veo que aun
sigues con tu rubita… - dijo mirando a Gabrielle muy distinto a como había
mirado a Xena instantes antes. – Hola Gabrielle… Me gusta verte de nuevo….
- A mí no… - dijo
Gabrielle duramente. Xena la miro con una sonrisa.
Ares iba a
replicar cuando otro fogonazo se sintió en el aire y una chica vestida
sensualmente apareció a su lado.
- Oye Ares, - dijo
encarándose al dios. – Tú no me dejas con la palabra en la boca. No te
entremetas más entre ellas. Por mucho que tientes a Xena, ella no dejara a
Gabrielle. De eso me encargare yo. Así que no seas un incordio y apártate de
una vez de mis sobrinas…
Ares rodo los
ojos.
- Afrodita…
Tenemos publico… - dijo señalando con los brazos extendidos a las personas que
estaban a los lados.
Afrodita se tensó
y se puso rígida mirando fijamente a su alrededor. Se paró en Xena y Gabrielle.
- ¡Chicas! – dijo
abrazándolas amorosamente. – Me alegro de veros…
- ¡Afrodita…! –
dijeron a la vez.
- Mmmm… Pero que
bien os veis… - dijo separándose y mirándolas de arriba abajo con una sonrisa.
- A nosotras
también Afrodita… - dijo Gabrielle con una sonrisa.
- Lo se querida… -
dijo guiñándole un ojo a la pareja. – Vaya… Siento mucho amor por aquí… - se
dio la vuelta. – Hola hermanita… - dijo a Artemisa con una sonrisa y un guiño.
Fue donde Emma y la observo detenidamente. – Hola nena… - dijo pasando un dedo
por la mejilla de la rubia, quien miro a la diosa con excitación. Regina miraba
a la diosa con enfado. – Eres muy bella, Princesa Emma Swan… - dijo mirándola a
los ojos.- Y fuerte… - dijo apretando los bíceps de la rubia. Emma no decía
nada. Afrodita se acercó a Emma, y rodeándola con los brazos el cuello, la beso
con pasión. Emma se dejó hacer. – Mmmm… Y besas tremendamente bien… - dijo
después de besarla.
- Eh tu… Aparta
tus manos de ella… - dijo Regina con enfado.
Ares se rió, y
Afrodita miro a la Evil Queen a los ojos.
- Tranquila Reina
del Reino Oscuro, tu Alma Gemela te ama solamente a ti… - dijo con una sonrisa.
– Yo solo la saludaba… De manera especial… - dijo mirando de arriba abajo a una
Emma que parecía embelesada con la diosa del amor.
Regina no dejó de
mirar mal a la diosa.
- Ya vale… - dijo
Artemisa ante la tensión que se palaba. – Ares, necesito que me des un Chakram
para Emma… - dijo mirando a su hermano.
- ¿Un Chakram?-
dijo Ares mirando a su hermana. – Ni hablar Artemisa… No sabrá utilizarlo… -
dijo con una sonrisa.
- Tiene un alma
guerrera, Ares… - dijo Artemisa. – Mira su Aura… Es color fuego y azul… Los
colores de la batalla… - dijo Artemisa mirando a su hermano. – Y dorado…
Ares miro con
impresión a su hermana. No era posible. Miro a Emma con detenimiento. Era
cierto. Allí estaba su Aura, roja fuego, azul y dorado…
No era posible… El
dorado era de los semidioses. El mismo dorado que tenía Xena por ser hija suya.
El mismo dorado que tenía Gabrielle, ya que Zeus derramó la esencia de Irene,
la diosa de la paz…
Apretó los
dientes. Artemisa tenía razón. Aquella chica, Emma Swan, tenía un alma guerrera
tal y como era la de Xena.
Suspiro y se
acercó despacio a Emma. Elevo su mano ante la mirada perpleja de todos los
presentes y tras un fogonazo, apareció un Chakram parecido al que Xena llevaba
colgado de su armadura.
- Toma Emma… -
dijo Ares con una voz cautivadora. – Te lo regalo. Un regalo del dios de la
guerra… Para una autentica guerrera… - dijo esto en voz que sonaba sensual,
acercándose a una perpleja rubia que poco a poco se sentía más nerviosa.
Emma cogió el
objeto que le entregaba el dios con bastante nerviosismo.
- Gracias… - dijo
sin apartar los ojos del dios.
Ares sonrió y se
acercó más. Debía admitir que Emma le atraía y mucho. Elevo la mano ya vacía
del objeto y acaricio la mejilla de la rubia con ojos verde azulados. Se acercó
a ella y sin que nadie se lo esperara, la beso con pasión agarrando con una
mano la cintura de Emma y con la otra la nuca, para acercarla más al beso.
Emma al principio
sorprendió, pero poco después se sorprendió a si misma devolviéndole el beso al
dios de la guerra con el mismo ímpetu que él.
Todo sucedió
deprisa, sonido de espadas desenvainándose, una exclamación y un grito de
guerra….
Emma fue apartada
con rapidez con un impulso hacia atrás, cayéndose hacia atrás. Miro hacia
adelante y vio como Xena saltaba para ponerse delante de ella, apartándola del
dios de la guerra, como Gabrielle corría y se ponía al lado de Xena y como las
amazonas ponían a salvo al hijo de la Reina Amazona.
- Ni se te ocurra
Ares… - dijo Xena con voz grabe y postura de defensa. – No te permitiré que la
conviertas en alguien como yo…
Gabrielle miro con
furia al dios y agarro con más fuerza su vara.
- No es nada tuyo
Xena… - dijo el dios. – Es normal que defiendas a ella, - dijo señalando a
Gabrielle. – Pero Emma no es nada tuyo… Déjame entrenarla… - dijo mirándola a
los ojos. – Será lo que tú fuiste, pero esta vez me asegurare de que nadie me
impida llegar al final…. – dijo amenazadoramente.
- En eso te
equivocas, dios de pacotilla…. – dijo una Regina toda enfadada y ante los ojos
de todas esas personas, se transformó en la Evil Queen. – Ella no se ira
contigo, porque ella es mía… - dijo adelantándose con una mirada furiosa que a
los presentes que pertenecían al Bosque Encantado les recordó a la auténtica
Evil Queen de esos tiempos.
Todos la miraban
con los ojos abiertos.
- Tu quien eres… -
dijo el dios con desprecio.
- Soy, cariño, tu
peor pesadilla si vuelves a tocar un solo pelo a ella… - dijo con una sonrisa
que daba miedo. – Soy la Reina Malvada…. Su prometida…
Avanzó un poco
más, poniéndose a la altura de Xena y Gabrielle que la miraban con sorpresa.
Ares miro a las 3
mujeres que tenía enfrente con desprecio.
- Sera mejor que
te marches, hermano… - dijo Artemisa. – Si haces daño a mi Elegida oh a su
consorte… - dijo mirando a Xena con una sonrisa. – Seré yo quien te ataque…
Ares la miro y se
puso tenso.
- Esto no se acaba
aquí… - dijo mirando severamente a sus dos hermanas, a la guerrera, a la Reina
Amazona y a la Evil Queen. Desapareció en un fogonazo de luz.
Todo el mundo se quedó
en silenció hasta que Afrodita se acercó rápidamente a Emma, agachándose y
pasándole la mano por la cara.
- ¿Estas bien? –
pregunto con preocupación.
Emma la miro sin
saber que decir, pero desvió su mirada hacia Regina, que la miraba con la mandíbula
tensa.
- Regina… - dijo
solamente.
La morena se acercó
y se agacho dándole una bofetada tan fuerte a Emma, que hizo estremecerse a
todos los que se encontraban allí.
Emma miro
sorprendida a su novia llevándose una mano a la mejilla, la cual se estaba
volviendo roja.
- Para la próxima
vez, escúchame bien Emma Swan… - dijo Regina fríamente. – Te defiendes tu sola…
Porque yo no estoy dispuesta a pasar por esto otra vez… - dijo mirándola
fijamente. Luego paso la mano por la mejilla, aliviando el dolor que la rubia
sentía. – Y duermes en el sillón…. – Añadió con una sonrisa acariciando la
mejilla que acababa de curar con la mano.
Emma sonrió de
lado y se acercó a la boca de su novia.
- Te amo… - dijo
solamente antes de besarla con cierta brusquedad e ímpetu ante la atenta mirada
de todos.
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