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domingo, 19 de octubre de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 17

Capítulo 17

Había pasado una semana del extraño sueño que había tenido Emma sobre Brunilda, pero aun así, no habían averiguado porque Emma, repentinamente, había tenido esa visión.
Habían, incluso, acudido a Rumpelstiltskin, pero sin muchos resultados. Solo que Emma, era la antepasada de Brunilda y clara heredera a vengar, si era el caso, la muerte de la Valkiria, y si lo deseaba, a reclamar el trono de Islandia…
Con esta revelación, Emma había bromeado en comprarse una libreta para apuntarse los títulos y los nombres que iba poseyendo. Cosa que a Regina y a los demás hizo gracia.
Al saberse la noticia de que Emma era la futura Reina de Islandia y al saber en todos los títulos que poseía, los habitantes del pequeño pueblo de StoryBrooke, se comportaban con más solemnidad ante ella, ya que poseía más poder, por así decirlo, que sus padres y Regina juntos.
Esta situación hacia que Emma se sintiera ciertamente incomoda, ya que cada vez que iba a donde la Abuelita, por ejemplo, los clientes se callaran y se dieran la vuelta para mirarla.
Esta situación, por el contrario, le encantaba a Regina. Le recordaba cuando era la Reina en el Bosque Encantado y le hacía sentir poderosa.

Aquella mañana era diferente. Cuando Regina se despertó, estaba sola en la cama. Se levantó y puso la bata que había en una silla y salió de la habitación en busca de Emma.
Cuando bajaba las escaleras, una música con unas risas salía de la cocina. Bajo despacio las escaleras, y cuando llego al final, se encontró con Xena y Gabrielle, que miraban sonrientes la escena que se desarrollaba en la cocina.
Regina se acercó donde estaban las dos mujeres.
- Buenos días… - dijo Regina acercándose.
- Buenos días… - dijeron Xena y Gabrielle.
Xena y Gabrielle se habían quedado a dormir en la mansión ya que Henry había invitado a Paris a ver con él una película de dibujos, y al hacerse tarde ya, habían decidido que se quedaban allí a pasar la noche.
- ¿Qué ocurre aquí? – dijo Regina señalando la cocina.
- Emma le prometió a los niños que les prepararía sus famosos huevos revueltos y sus tortitas – dijo Gabrielle sonriendo. – Y mientras, les da un concierto… - dijo sonriendo.
Regina miro atentamente a su novia que en ese momento usaba la cuchara de madera como micrófono mientras se movía y hacia reír a los dos niños.
Justo en aquel momento estaba cantando la canción “Caminando” de Amaia Montero.
Regina sonrió al verla. Y luego decía que se le daban mal los niños.
- Tía Emma… - dijo Paris mirando a la rubia. – Canta otra vez la primera que cantaste…
- Eso ma… - dijo Henry apoyando a Paris.
- Ok, chico… - dijo Emma mientras cogía su iPod y buscaba una canción. - ¿Esta chico? – dijo mientras sonaban los primeros acordes de “Spellbound” de Lacuna Coil.
- Si…. – dijeron sonriendo los dos niños.
Emma sonrió y se puso en plan roquera para complacer al niño. Espero un poco y comenzó a cantar, utilizando la cuchara de madera que tenía en la mano a modo de micrófono.
Cuando se terminó la canción, los dos niños aplaudieron a la rubia con una sonrisa en los labios.
En ese momento, las mujeres que los habían estado observando en silencio, entraron en la cocina también aplaudiendo a la rubia, que se sonrojo al notar al inesperado público que entraba por la puerta de la cocina.
- Gran concierto, señorita Swan… - dijo Regina mientras entraba en la cocina. - Espero que no haya quemado nada de mi cocina…
- Tranquila señora alcaldesa… - dijo Emma mientras se acercaba a la morena y la besaba en los labios. – Los chicos me han ayudado…
- Tranquila mamá… - dijo Henry mientras comía sus cereales. - Paris y yo la hemos vigilado…
París asintió con una sonrisa mientras comía sus cereales.
- No soy tan mala en la cocina… - dijo Emma mientras preparaba el desayuno a las 3 mujeres que acababan de entrar. - Aquí están mis famosos huevos revueltos y mis tortitas…
- Gracias Emma… - Dijo Gabrielle con una sonrisa sentándose al lado de su hijo, quien le sonrió y le dio un beso en la mejilla. – Hola amor… - dijo la rubia besando a su hijo.
- Mamá… - dijo Paris abrazando a Xena también.
- Hola cariño… - dijo sonriéndole la guerrera y sentándose al lado de la bardo.
Las mujeres se sentaron a desayunar entre risas y bromas por parte de todos.
- Por cierto… - dijo Emma. – Esta noche es la fiesta de Halloween. – dijo mirando a Xena y Gabrielle. - Tenéis que venir e invitar a quien queráis…
Gabrielle la miro a la cara.
- ¿Podemos? – dijo mirando a Regina.
- Claro… ¿Por qué no? – dijo la morena. – Va a ser una gran fiesta. Henry y Paris se llevan fenomenal. Se divertirán… - dijo Regina con una sonrisa.
- ¿Tu que dices, Xena…? – dijo Gabrielle mirando a la guerrera.
- ¿Nos tenemos que disfrazar? – dijo Xena mirando a Emma.
- Claro… Es un concurso de disfraces. – dijo Emma después de tomar el ultimo bocado de tortitas.
Xena miro a Gabrielle. No podía negarle nada a su bardo cuando le ponía aquella mirada.
- Creo que ya sé que ponerme… - dijo Xena mirando pícaramente a Gabrielle, quien se sonrojo visiblemente ganándose las risas de los demás integrantes de la cocina.

Después de desayunar, quedaron en que se verían en la fiesta, ya que Xena quería ir a dar una vuelta por el bosque.
Mientras, Regina fue a su despacho de la casa a revisar unos papeles y así adelantar trabajo para tener más tiempo cuando se acabara el fin de semana. Emma, por el contrario, se fue a dar una vuelta a comisaria, para ver si estaba todo bien, mientras que Henry subía a hacer los deberes del instituto.

Cuando Emma volvió a la mansión, esta estaba muy silenciosa. Se dirigió al despacho de Regina para ver si allí se encontraba la morena.
Si llamar a la puerta, la abrió y con todo el sigilo que pudo, entro.
Allí estaba Regina, detrás de aquella mesa tan grande y espaciosa. Estaba concentrada en unos papeles y parecía ajena a todo lo que le rodeaba. Poco a poco, Emma se acercó a la mesa y la rodeo, situándose detrás de la morena a la cual observo con una sonrisa.
- Sé que estas detrás de mí, Emma… - dijo Regina sin levantar la vista de los papeles que revisaba.
Emma sonrió.
- Me gusta verte así de concentrada… - dijo Emma acercándose por detrás e inclinándose para darle un beso en la cabeza. – Luces realmente sexy… - dijo en tono provocativo.
Regina sonrió de lado y, por un momento, cerró los ojos ante el tono de la rubia.
- ¿A si? – dijo dejando los papeles y poniéndose cómoda en la silla.
- Aja… - dijo Emma rodeando la silla para ponerse delante de la morena. – Me pone mucho verte así…
- Así como… - dijo Regina haciéndose la indiferente.
- A estilo jefa… - dijo Emma sonriendo.
- Si no recuerdo mal señorita Swan… - dijo Regina alzando la cabeza con una media sonrisa y apoyando los brazos en la silla. – Yo soy su jefa…
- Mmmm y no veas como me pone eso… - dijo la rubia inclinándose y besando a la morena.
El beso fue lento al principio, pero poco a poco fue subiendo de tono. En ningún momento rompieron el beso. Emma se sentó a horcajadas encima de Regina, mientras que la morena acariciaba los muslos de la rubia.
- ¿Intenta seducir a su jefa, señorita Swan? – dijo Regina mientras sus manos iban poco a poco hacia arriba por los muslos de Emma.
Emma sonrió de lado y se acercó hasta rozar sus labios con los de Regina.
- Solo pretendo que mi prometida me haga un poco de caso… - dijo Emma rozando sus labios con los de la morena mientras hablaba.
Regina cerró los ojos y se dejó besar por la rubia. A Regina le encantaba llevar el mando en la cama, pero cuando Emma lo llevaba también era excitante.
Regina subió lentamente las manos por los muslos de la rubia sin dejar de besarla. Emma suspiro al sentir las manos de su mujer como la acariciaban en una danza que la torturaba lentamente. Sin darle tiempo a decir oh hacer nada, Regina, con un chasquido de los dedos, dejo desnuda a Emma que en ese momento estaba sentada encima de la morena.
Emma, al sentir que estaba desnuda, se separó de Regina y la miró a los ojos.
- Eso es jugar sucio…- dijo entrecerrando los ojos.
Regina sonrió y alzo una ceja mientras que sus manos subían lo más despacio que podía sus manos hasta el centro de la rubia. Torturándola en el proceso.
Emma no paraba de gemir ante la tortura que le producía las caricias de Regina.
- Nunca dije que jugaría limpio, señorita Swan… - dijo Regina con una sonrisa de lado y acariciando más los muslos de la rubia. – Ahora… - dijo mientras agarraba firmemente de las caderas a Emma. – Yo soy la que mando. Soy tu jefa. Tú ama… Y como tal… - decía mientras no dejaba de acariciarla en las caderas. – Deseo que me complazcas.
Emma se estremeció ante esas palabras. Cerró los ojos y se dejó llevar por esas caricias. Se levantó y se puso delante de la morena, que no apartaba los ojos de la rubia. Emma empezó a bailar sensualmente delante de Regina, quería seducirla, que Regina la reclamara para ella. Empezó a acariciarse el cuerpo desnudo sin aparar los ojos de la morena, que la miraban con unos ojos oscurecidos de pasión.
Emma no aguantó mas y llevo una mano hasta su centro, donde poco a poco lo acaricio mientras que la otra mano acariciaba uno de sus pechos. Emma cerró los ojos ante el placer que ella misma se estaba proporcionando y de sus labios salió un gemido de placer.
Mientras, Regina no apartaba la mirada de las acciones que hacia la rubia. Miro la mano que bajaba por su cuerpo, perdiéndose entre las piernas de la rubia y entre abrió los labios, mojándoselos con una lengua que deseaba estar donde estaba ahora mismo los dedos de la rubia. Pero no cayó en el juego de la rubia. Aguantó y subió la mirada al oír el gemido que se le escapó a la rubia de los labios. Regina se acomodó en su silla con una sonrisa.
Emma seguía proporcionándose placer ante la morena, moviendo sensualmente las caderas al ritmo de una danza que solo era escuchada por la rubia.
Regina, en un movimiento rápido, decidió poner fin a eso. Se levantó y con una furia que recordaba a sus tiempos de Evil Queen, puso a Emma sobre la mesa del despacho, haciendo desaparecer con un movimiento de manos los papeles allí concentrados.
Emma al ver con que ímpetu la trataba la morena, dejo escapar otro gemido, lo que provocó que Regina la mirara con una mirada oscurecida de placer.
- ¿Intenta seducirme, señorita Swan…? – dijo la morena con la voz ronca.
Emma trago saliva.
- ¿Lo he hecho? – dijo inocentemente con una media sonrisa en los labios mientras contemplaba  a la morena desde la mesa.
- Casi, casi… - dijo Regina mientras acariciaba con un dedo la parte interna de los muslos de Emma. – Querías que te suplicara, ¿no es cierto? – dijo mientras que su dedo iba lentamente hacia arriba. Emma gimió a modo de respuesta. – Eso está muy mal, señorita Swan… Una Reina jamás suplica… - dijo mientras pasaba de largo del centro de la rubia, ganándose una mirada de reproche por parte de Emma. Regina sonrió. – Si quieres que te toque… Tendrás que suplicar ante tu Reina… - dijo mientras, tras un humo morado, se transformó en la Evil Queen.
Emma gimió ante el tono de dominación de la morena y ante la visión.
- Por favor… - dijo Emma sin poder aguantar más. – Mi Reina, por favor…
Regina sonrió de lado y sin previo aviso, metió dos dedos en el coño de la rubia, la cual gimió de placer ante las envestidas que Regina le proporcionaba con los dos dedos.
Emma se agarró a la mesa y cerró los ojos de puro placer. Le encantaba que Regina tomara el control. Regina, mientras tanto, sacaba y metía lo más deprisa que podía los dedos en Emma, le encantaba llevar el control, ver disfrutar a su princesa. Emma no lo soporto más y tras un escalofrió que le recorrió toda la espalda, se corrió gritando el nombre de la Reina.
Después de descansar un poco, Emma se incorporó en la mesa y miro a Regina, que se había sentado otra vez en la silla de su despacho, observando a la rubia como se recuperaba.
- ¿Te ha gustado? – dijo Regina con una sonrisa.
- Oh si…. – dijo Emma con una sonrisa que le ocupaba toda la cara. – Ahora es mi turno de devolverte todo el placer que me has dado, mi Reina,… - dijo mientras se arrodillaba delante de la morena.
Con un movimiento de mano, desvistió a Regina y Emma se hundió entre las piernas de Regina, mientras que la morena ahogaba un gemido de sorpresa al verse invadida por la boca de la rubia.

Poco después, ambas mujeres están acostadas en la cama, desnudas entre las sabanas de seda de color rojo sangre.
Regina estaba abrazada a Emma, quien se encuentra boca arriba mientras abraza a la morena con una sonrisa.
- Nena… Cada día estoy más enamorada de ti… - dijo Emma mientras acariciaba la espalda desnuda de la morena.
Regina sonrió contra el cuello de la rubia y la abrazo más.
- Yo también de ti… - dijo Regina sonriendo y alzando la cabeza para mirarla. – Te amo, mi princesa… - dijo Regina mientras se alzaba para darle un beso a la rubia.
- Mmmm y yo ti, mi Reina… - dijo devolviéndole el beso. – Un momento… - dijo Emma separándose de Regina y mirándola a los ojos con pánico…
- Que pasa… - pregunto alarmada Regina, alzándose también.
- Henry… Nos ha oído… - dijo Emma con los ojos abiertos.
Regina se hecho a reír.
- Tranquila, amor… - dijo dándole un tierno beso a Emma en los labios y acariciando su mejilla. – Puse un hechizo de insonorización en el despacho… Y además, se fue con Robin, Roland, David y Daniel a pescar…
Emma suspiro aliviada. No le hacía gracia que su hijo la oyera hacer el amor con su madre.
- Creo que me cae un poco mejor Robin… - dijo Emma. – Pero solo un poco… - dijo al ver la ceja levantada de Regina ante esa afirmación. – Todavía no se me ha olvidado que te beso… Y le besaste a él… - dijo entrecerrando los ojos.
Regina sonrió.
- ¿Celosa, señorita Swan…? – dijo mientras acariciaba el pezón de la rubia.
- No me gusta que toquen lo que es mío. Lo que me pertenece… - dijo Emma apretando más a ella a Regina. – Porque tu mi Reina… - la apretó más a ella. - Tu eres mía… Para siempre… - dijo Emma mientras la besaba en los labios con urgencia, haciendo sacar a Regina un profundo gemido.

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