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lunes, 13 de octubre de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 16

Capítulo 16

Emma se despertó sobresaltada. Lo primero que se dio cuenta es que ya no estaba vestida de aquella manera tan extraña, lo segundo, que no estaba ya en la playa, sino en una confortable cama y lo tercero, que estaba rodeada de 5 pares de ojos que no le quitaban la vista de encima.
- Emma, cariño… - dijo Snow preocupada. - ¿Estas bien?
- Emma… - dijo Regina mientras le acariciaba la cara.
Emma las miro a ambas con sorpresa en los ojos.
- Si… - dijo Emma. – Sí, estoy bien… - dijo intentándose incorporar.
- No te levantes… - dijo Xena mientras la empujaba otra vez hacia la cama.
Cuando sintió el contacto de Xena, Emma sintió que le recorría un escalofrío por todo el cuerpo e instintivamente se apartó de ella mirándola a los ojos.
Xena y las otras mujeres se quedaron paralizadas ante la reacción de la rubia.
- Emma, que ocurre… - dijo Gabrielle al ver la reacción de la rubia.
Emma la miro a los ojos.
- Nada Gabrielle… - dijo acostándose otra vez en la cama.
- Emma, amor… - dijo Regina pasándole la mano por la frente. Ante el contacto, la rubia cerró los ojos. - ¿De verdad estas bien?
Emma abrió los ojos y miro esos ojos chocolate que tanto amaba. Sonrió.
- Si nena… - dijo cogiendo la mano de la morena y besando los nudillos. – Aunque he tenido un sueño muy raro… - dijo frunciendo el ceño.
- ¿Un sueño? – dijo Mulán extrañada. - ¿Qué soñaste?
Emma la miro con pánico. No quería decirlo en alto delante de tanta gente. Miro a Regina y luego a Xena y Gabrielle. Regina comprendió.
- No importa… - dijo inmediatamente la morena. – Sera mejor que dejemos que descanses…
Snow y Mulán miraron un momento a la Evil Queen y a Emma.
- Si… Sera lo mejor… - dijo Snow. – David y yo nos quedaremos con Henry esta noche… - dijo poniéndose de pie y caminando hacia la puerta. - ¿Vienes Mulán…?
Mulán miro al resto de mujeres sospechando que ocultaban algo.
- Si… - dijo levantándose. – Voy contigo… Recupérate Emma… Y no te preocupes por el entrenamiento… - dijo saliendo de la habitación.
Emma miro la puerta por donde había salido su madre y su amiga y luego se volvió hacia las tres mujeres que no perdían de vista lo que hacia la rubia que estaba acostada en la cama. Emma se incorporó y se sentó en la cama con ayuda de las otras mujeres.
- Ahora puedes hablar, cariño… - dijo Regina.
Emma la miro a los ojos. Cogió una mano de su prometida y observo el anillo que allí estaba. Estaba buscando las palabras adecuadas para empezar.
- No sé cómo empezar… - dijo al fin. – Era extraño… Era como una visión… Pero era del pasado. De algo que ya sucedió…
- ¿Cómo qué? – dijo Gabrielle sentándose al otro lado de Emma.
- Estaba en un barco. Antiguo. Había una mujer mayor, con la piel pintada y vestía pieles… - dijo Emma recordando a la hechicera mirando la mano que tenía cogida de Regina.
Xena miraba a la rubia de la cama seriamente. Si atreverse a sentarse en la cama.
- Sigue… - dijo Regina.
- Tenia un nombre extraño… - dijo frunciendo el ceño. – Era algo así como Halbea oh algo así… - dijo Emma. La rubia noto la mirada azul sorprendida de Xena. – Yo estaba a su lado. Llevaba puesto una armadura plateada debajo de una túnica color oro pálido. También llevaba unos brazaletes plateados y una espada colgada al cinto…
- ¿Llevabas corona? – dijo de repente Xena. Todas se giraron.
- Si… - dijo Emma mirándola.
Xena suspiro y se dio la vuelta a mirar por la ventana.
- ¿Xena? – pregunto Gabrielle.
Xena se dio la vuelta y miro a su amor. Sonrió tristemente y volvió a acercarse a la cama.
- Halbheera… - dijo de repente. – La mujer mayor que describiste se llamaba Halbheera…
- Ese era el nombre… - dijo Emma.
- Y tú te llamabas Brunilda… ¿A que si? – dijo con media sonrisa Xena.
Emma desvió la mirada.
- Si… - dijo en un susurro.
- ¿Brunilda? – pregunto Gabrielle. – ¿Nuestra Brunilda, la Valkiria?
- Si, Gabrielle… - dijo Xena acercándose más a ella. – Era la Reina de Islandia. Odín, su padre, cuando era un bebe, la trajo a la Tierra. En el Valhalla se libraba entonces una batalla por el Trono con los Gigantes. Las Normas predijeron que Brunilda seria la Conquistadora, la primera Valkiria de muchas. Y Odín la puso a salvo en la Tierra. – dijo mientras se sentaba al lado de la bardo.
- Eso no me lo dijiste… - dijo Gabrielle mirándola. – Ni tú, ni ella… Pero cuando la conocí ya no era Reina de Islandia… - dijo mirando a Xena.
Xena sonrió tristemente.
- Lo se… Murió siendo la Reina de Islandia, pero volvió a la vida otra vez siendo solo una Valkiria… - tomo la mano de Gabrielle.
- ¿Xena? – dijo Gabrielle ante la mirada triste de la guerrera.
Xena desvió la mirada y miro a Emma que la miraba.
- ¿Qué más viste? – pregunto la guerrera.
Emma trago saliva.
- Algo sobre mi destino, bueno el de Brunilda. Que encontraría a alguien tan fuerte como yo… Luego un cometa se precipito a la Tierra, fui a ver y allí… - dijo Emma y se calló mirando a Xena.
Gabrielle y Regina las miraban atentamente.
- Sigue… - dijo Xena aunque ya sabía lo que iba a decir.
Emma trago saliva. Y decidió contarlo todo. Pero sin mirar a Xena. Era demasiado vergonzoso. Miro su regazo.
- Allí vi el cráter y entonces apareció una figura. Luchamos y ella me venció...
- ¿Ella? – dijo Regina.
Emma se sonrojo.
- Era una mujer… - dijo Emma y levanto la mirada hacia Xena que la miraba con la mandíbula tensa. Xena asintió. – Era Xena… - dijo en u susurro.
De pronto un silencio se instauro en la habitación. Nadie se atrevía a decir nada.
Emma miro su regazo y sintió las miradas de Gabrielle y Regina sobre ella.
- Que más paso… - dijo Gabrielle. – Que más viste…
Emma seguía con la mirada baja. No quería decir lo que paso después, no quería hacer daño ni a Gabrielle ni a Regina. Sobre todo a Regina…
- Emma… - dijo Regina. – Que ocurrió… - dijo poniéndose poco a poco más nerviosa.
Emma miro a Xena un momento antes de responder. Xena y ella intercambiaron una rápida mirada que rápidamente desviaron, pero los ojos de Gabrielle y de Regina no le pasaron inadvertida aquella mirada. Las dos reinas fruncieron el ceño y miraron a sus parejas, esperando una respuesta.
- Nos acostamos… - dijo Emma en un susurro.
Otro silencio se instauro roto por un jadeo por parte de las dos Reinas. Emma no se atrevía a levantar la cabeza. No quería enfrentarse a la mirada de decepción de la morena.
La rubia sabía que no había sido ella la que se había acostado con Xena, pero aun así, lo había vivido en primera persona. Había sentido las manos de la guerrera en su cuerpo, sus labios, sus caricias, sus besos, sus palabras susurradas al oído…
Había sido demasiado real, y sentía que había traicionado a la Evil Queen. Y eso era imperdonable. Ella amaba a Regina por encima de todo. Solo tenía cierta esperanza de que la morena comprendiera que eso había sido un sueño, una visión de algo que ocurrió hace tiempo a una de sus antepasadas y que ella, Emma quería y amaba por encima de todo a Regina, a su Reina Malvada…
- ¿Es eso cierto…? – pregunto Gabrielle sin mirar a nadie en particular.
- Si… - contesto Xena.
- ¿La amabas? – pregunto la bardo mirando a la morena guerrera.
- No… - dijo con sinceridad. – Gabrielle, en aquella época solo utilizaba el sexo como medio para conseguir mis fines. Para conseguir más poder… - dijo mirándola a los ojos. – Era una Conquistadora, una Señora de la Guerra. Mi alma estaba corrompida… Había viajado hacia el Norte en busca de un legendario tesoro… El Tesoro de los Nibelungos oh el Oro del Ring, como prefiráis llamarlo…
- ¿El Tesoro de los Nibelungos es real? – salto de repente Emma. Se cayó enseguida al ver las miradas de las tres mujeres. – Bueno… No sé cómo no me sorprende… Estoy saliendo con un personaje de cuento, que encima es la Reina Malvada de Blancanieves y que además Blancanieves es mi madre…
Las mujeres sonrieron.
- Si, es real… - dijo Gabrielle mirando a la rubia. – Estuve dormida un año custodiando el anillo en mitad de un anillo de fuego. – dijo sonriendo. – Brunilda se hizo flama eterna para protegerme a mí y al anillo. Solo mi Alma Gemela, mi Amor Verdadero podría atravesar las llamas sin quemarse… - dijo mirando a Xena.
- Yo perdí la memoria y me casé… - dijo Xena. – Al ponerte el anillo, si no habías desterrado el amor de tu corazón, podrías perderlo para siempre… - dijo mirando a Gabrielle. - Y así lo hice…
- Pero gracias Beowulf, que te trajo hacia mí, me recordaste…
- ¿Tú eras la Dama Del Anillo? – dijo sorprendida Emma.
Gabrielle sonrió.
- Si…
- ¿Qué paso entonces? – dijo Regina interesada. En el fondo comprendía a Xena. Ella también tuvo una época oscura, que no quería recordar.
- Después de acostarme con Brunilda, cogí el material que había caído del cielo e hice que forjaran esta armadura… - dijo señalando la armadura que llevaba. – Odín, por aquel entonces, tuvo más hijas. Una de ellas fue Grinilda…  - dijo mirando a Gabrielle y a las demás mujeres.  – Al estar Brunilda en la Tierra, y el Valhalla a salvo, Odín puso al mando de las Valkirias a Grinilda… En espera de que al completar su destino, Brunilda regresara y tomara el mando de las Valkirias - se sentó más cómodamente en la silla al lado de la cama. – Pero lo que no esperaban fue que yo me convertiría en una Valquiria, para poder coger el Oro… - Dijo mirando a las mujeres. – Cuando lo conseguí, forje con él, un anillo… Con él, era invencible… - dijo con una mirada melancólica.
Todo el mundo en aquella habitación se quedó calado.
- Brunilda se enamoró de ti, Xena… - dijo la bardo mirando a la guerrera.
Xena sonrió.
- Y cuando me seguiste, años más tarde, cuando era una Valkiria ya, se enamoró de ti, Gabrielle… - dijo Xena sonriendo. - ¿Ves? Por eso no me gusta dejarte que vengas conmigo… Hasta los dioses se enamoran de ti…
Gabrielle le dio un puñetazo cariñoso a la guerrera sonriendo, lo cual hizo que todas allí presentes se echaron a reír.
- Asique, en resumen… - dijo Emma. – Te acostaste con Brunilda por conseguir acercarte al Oro, pero al ver a Grinilda, la traicionaste, te convertiste en Valkiria y conseguiste el Oro…
- Yo no habría resumido mejor… - dijo Xena encogiéndose de hombros.
- ¿Por qué me vienen esas visiones? – dijo Emma después de un rato en silencio.
- Puede que sean un modo de advertirnos de algo, oh de alguien…. – dijo Regina mientras acariciaba la cabeza de Emma.
- ¿Viste algo más? – dijo Xena.
- No… La visión, oh el sueño ese se acabó cuando me desperté…. Bueno, Brunilda se despertó y se marchó cabalgando con el trozo de meteorito…
Xena se quedó pensativa…
Esa mañana, cuando ella se despertó, Brunilda no estaba. Solo sus ropas y ese extraño material caído del cielo. No noto nada raro.
Si eran unas visiones, ¿Qué intentaban decirles? ¿Por qué se manifestaban ahora, después de tanto tiempo, si esa parte de su pasado ya estaba enmendado?
Cogió la mano de la Reina Amazona y se la estrecho con fuerza, lo que estaba segura ahora es que amaba a aquella bardo…

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