Varios meses después…
- ¿Estas bien…? –
pregunto preocupada Xena al ver a Emma caer pesadamente a la orilla del rio.
- Si… Solo un
descanso por favor… - dijo Emma boca abajo con los ojos cerrados.
Xena se sentó a su
lado, aprovechado para descansar también.
La morena había
ido esa mañana al alba, a llamar a Emma para su entrenamiento diario, y después
de unas horas ya notaba el cansancio de la rubia.
- ¿Estas mejor? –
dijo Xena mientras miraba acostada a la rubia que tenía al lado.
- Si…. – dijo Emma
mientras se ponía boca arriba. – Ahora resisto tanto como tu… No te quejaras
ahora, ¿verdad?
Xena rio y se
acordó de los primeros días en los que habían entrenado. A partir de unos
cuantos kilómetros, Emma ya estaba cansada. Y eso también le ocurría con el
entrenamiento de espada, vara y Sais. Y no hablemos del entrenamiento con el
Chakram.
Habían avanzado
mucho y eso se notaba en el cuerpo de Emma, que había ganado musculatura y,
según Regina, estaba más sexy y excitaba más a la Evil Queen. Cosa que Emma
comprobaba cuando Regina la llamaba a su despacho del ayuntamiento y se
encerraban, oh cuando la morena iba a la hora de la comida a llevársela a la
comisaria a la rubia y aprovechaban para saciar sus instintos.
- Has mejorado
mucho. – dijo la guerrera con una sonrisa. – Gabrielle está muy contenta
contigo. Y Eponin también. Y Asteria está muy impresionada… - dijo Xena con una
sonrisa mirando a la rubia. – Y enamorada…
- No me lo
recuerdes… - dijo Emma soltando un gemido. Xena se rio. – No sé qué hacer más
para que no se interese en mí…
- Es normal… -
dijo Xena encogiéndose de hombros.
- ¿Normal?
- Aja… - dijo Xena
poniéndose de pie. – Viene alguien….
Emma se puso de
pie enseguida, mirando alrededor, buscando a las personas que se acercaban. A
lo lejos vio 5 figuras que se acercaban.
Emma se puso en
posición de ataque. Alerta ante un ataque por parte de las personas que se
acercaban.
Xena vio el
movimiento de la rubia a su lado por el rabo del ojo y sonrió. Estaba orgullosa
de Emma. Nadie, aparte de su hermano Lyceus, Gabrielle, Lao Ma, M’Lila,
Cleopatra y Eve, habían llegado al corazón de la guerrera. Sonrió ante ese
pensamiento. Y es que por Emma se sentía atraída. Y esa atracción no la sentía
solamente ella, sino que también Gabrielle le había confesado a su Alma Gemela,
que sentía algo intenso por la princesa rubia.
Y Xena había
advertido en esos meses que habían entrenado, que Emma se sentía también
atraída por Xena y por Gabrielle.
Xena sonrió al
distinguir la figura de su bardo, rodeada de Eponin, Chilapa, Regina y Snow.
Miro a Emma y con un gesto, se subieron en silencio a los árboles. Desde arriba
se comunicaron con gestos. Iban a sorprenderlas.
Emma y Xena se
sonrieron con complicidad.
Poco a poco, las
mujeres se iban acercando a su posición.
- La primera
palabra de Paris fue Eve… - decía Gabrielle sonriendo. – Xena y yo nos habíamos
apostado que si decía mamá era porque le llamaba a ella y mami me llamaba a mí.
Nuestra sorpresa fue que la primera palabra fue Eve… - dijo la bardo con una
sonrisa. – Deberíais a ver visto nuestras caras. Y la cara de Eve que era de
pura felicidad.
Las mujeres se
echaron a reír.
- La primera
palabra de Daniel fue mamá… - dijo Snow sonriendo. – No veas la cara de
decepción que se le quedo al pobre de David. Aunque Emma lo contento diciendo
que según le habían contado las monjas del orfanato, su primera palabra fue
papá. – dijo con una sonrisa triste. – Eso le alegro…
Regina bajo la
mirada ante la mención de esto último.
- Snow… - dijo
Regina mirando am su hijastra. – Siento que os perdierais la infancia de Emma…
No existen vidas suficientes para reparar el daño que os ice a ti y a Emma…
Snow cogió la mano
de su madrastra.
- Tranquila
Regina… Eso es el pasado… - Dijo con una sonrisa Snow.
Ambas mujeres
sonrieron.
Gabrielle y las
dos Amazonas también sonrieron.
Poco después se
pararon cerca del rio, donde minutos antes estaban Xena y Emma tumbadas.
- Qué raro… - dijo
Gabrielle mirando alrededor. – Se suponía que deberían estar aquí…
Las restantes
mujeres miraron alrededor.
- Si es raro… -
dijo Eponin agachándose y mirando donde habían estado echadas la guerrera y la
princesa rubia.
Chilapa se puso a
su lado.
- Han estado aquí…
- dijo al fin después de recorrer el terreno. Se levantó y se puso alerta.
Las demás mujeres
también se pusieron alerta, mirando a todos los lados.
Mientras, Xena y
Emma miraban a las mujeres que se encontraban debajo de las ramas donde ellas
estaban subidas. Se miraron sonrientes y tras un asentimiento de cabeza, ambas
atacaron. Xena profirió su característico grito de guerra, mientras que Emma
grito con todas sus fuerzas.
Ambas mujeres
bajaron de los árboles, sorprendiendo a las mujeres que estaban alerta en el
suelo.
Regina, por
instinto, creo un campo de fuerza, protegiendo a las otras mujeres.
Xena y Emma
aterrizaron enfrente de las 5 sorprendidas mujeres, con las espadas
desenvainadas.
Gabrielle aferro
su vara y se puso en posición de ataque, mientras que Eponin y
Chilapa se ponían
enfrente de su Reina para poder defenderla.
Snow miraba a
todas partes, poniéndose detrás de Regina.
Cuando las 5
mujeres vieron que eran Xena y Emma, se relajaron mientras que Xena y Emma se
reían ante el susto que les habían pegado a las mujeres.
- ¡Xena! ¡Emma! –
dijo Gabrielle recuperándose del susto que le habían producido las dos.
- Dime amor… -
dijo Xena con una sonrisa acercándose a la Reina Amazona.
Gabrielle le dio
un puñetazo en el pecho a la guerrera con una sonrisa.
- Nos asustaseis…
- dijo sonriendo.
Xena miro a Emma,
la cual se había acercado a Regina y a su madre dándole un beso a ambas,
sonriendo.
Emma miro a Regina
que estaba en los brazos de la rubia sonriendo.
- Lo sentimos
Gabrielle… - dijo Emma mirando a la bardo. – Pero no lo pudimos resistir…
Chilapa y Eponin
sonrieron.
- Veo que te
defiendes bien Emma… - dijo Eponin, la instructora de armas de las Amazonas.
- Gracias
Eponin... – dijo la rubia sonriendo. - ¿Al final te animaste a venir a ver cómo
me entreno mamá? – dijo mirando a Snow.
Mary Margaret miro
a su hija sonriendo.
- Vine para ver si
al final Regina y tú queréis hacer al final la fiesta de disfraces para
Halloween en el salón del Ayuntamiento. Y si es así, para poder empezar a
decorarlo…
Emma miro a
Regina. Habían planeado festejar Halloween por primera vez en StoryBrooke. Y
por ser la primera vez, Emma había pensado ser ellas las anfitrionas y le había
pedido a la morena que porque no la realizaban en la mansión. Y Regina, después
de muchas suplicas por parte de la rubia e infinitos favores y promesas
cumplidas, Regina había cedido a hacerlo en la mansión.
- Snow, al final
lo vamos a hacer en la mansión… - dijo Regina.
Snow miro con la
boca abierta a la Reina Malvada, como si esta de repente le había salido dos
cabezas.
- ¿Estas segura? –
dijo Mary Margaret con la boca abierta.
- Si, Snow… - dijo
mirando a su hijastra. – Emma me convenció…
- y no veas lo que
tuve que hacer para que me permitiera hacer la fiesta de Halloween en casa… -
dijo Emma con un resoplido.
Regina se dio la
vuelta mirándola con los ojos entrecerrados.
- Y espero que te
sirva de lección… - dijo la Reina Malvada con una sonrisa.
Emma sonrió y beso
a su prometida.
El resto de las
mujeres allí presentes, miraba la conversación con cierto interés, sin
atreverse a intervenir.
- Si… Por cierto…
Estáis invitadas… - dijo Emma mirando a Xena y Gabrielle.
- ¿A que, si no es
molestia? – dijo Gabrielle. – No entendemos que es eso de Halloween… - dijo con
una sonrisa.
Regina, Snow y
Emma sonrieron.
- Es una fiesta
donde según dicen es la más mágica de todo el año. Donde la tela que existe
entre el mundo de los vivos y los muertos es más estrecha. – dijo Emma mirando
a las mujeres que tenía enfrente.
- Entonces es
igual que el Samhain, Xena… - dijo
Gabrielle mirando a la guerrera, que estaba detrás de la reina amazona
escuchando a Emma. – Samhain
significa “fin del verano”. Se
celebraba el final de la temporada de cosechas y era considerada como el «Año nuevo celta», creían que la línea
que une a este mundo con el “Otro Mundo”
se estrechaba con la llegada del Samhain,
permitiendo a los espíritus pasar a través. – dijo Gabrielle mirando a Emma.
Emma sonrió.
- Exactamente de
esa palabra viene… - dijo riendo. – Sentaos, os contare lo que estudie en el
instituto sobre esa fiesta y sobre las historias que contábamos en el orfanato.
Gabrielle sonrió.
Su espíritu de bardo le hacía querer escuchar la historia que la rubia le iba a
contar. Xena, al ver lo a gusto que se encontraba su bardo, sonrió y se sentó
al lado de Gabrielle, mientras que las otras mujeres se sentaban a su
alrededor.
- Muy bien… - dijo
Gabrielle.
- En Roma era
conocida como la “Noche de morder
manzanas”, eso te viene muy bien nena… - dijo Emma mirando a Regina, quien
sonrió. – Aquel día está permitido todo: Dulces de caramelo, manzanas de
caramelo, a través del “Truco o Trato”.
Los niños van disfrazados por las calles de seres terroríficos como vampiros,
duendes, fantasmas oh simplemente de tus héroes favoritos, oh los personajes de
cuentos, oh de los comic…. Recuerdo que cuando era pequeña siempre me
disfrazaba del “Llanero Solitario”. –
dijo sonriendo la rubia.
- ¿Nunca te
disfrazaste de los cuentos que te contaban? – dijo Snow con una sonrisa.
Emma se quedó
pensativa.
- Una vez las
monjas me disfrazaron de “Ricitos de
Oro”… Eso sí, era pequeña.- dijo con una sonrisa. – La ventaja de tener
rizos de pequeña y ser rubia…
- Estarías muy
mona… - dijo Snow con mirada melancólica.
Emma la miro con
la boca abierta mientras las demás mujeres sonrieron ante la cara de la rubia.
- No tenía a los
osos… - dijo simplemente. – Bueno, los niños salen a la calle a pedir chuches,
mientras los adultos y adolescentes celebran fiestas en sus casas y bailes. Y
eligen al Rey y la Reina de la fiesta. Es como el baile de graduación del
instituto… - dijo encogiéndose de los hombros. – Como echo de menos esa parte
del instituto… - dijo la rubia melancólica. - ¿Sabéis que fue en el instituto
donde me dieron mi primer beso? – dijo sonriendo.
Regina la miro con
el ceño fruncido.
- Quien… - exigió
con celos en la voz.
Emma sonrió.
- Se llamaba
Derek… - dijo con voz soñadora. – Era mi mejor amigo. Siempre estábamos juntos.
Nos llamaban El Príncipe Derek y la Princesa Odette, según nuestros amigos era
porque nos parecíamos a los del cuento. Y a partir de ahí, era conocida en el
instituto como la Princesa cisne… - suspiro y sonrió de lado. – Pero para su
desgracia, a mí me interesaban otro tipo de personas… - dijo guiñándole un ojo
a Regina, que se sonrojo.
- ¿Otro tipo de
personas? – dijo Snow.
- Chicas mamá… -
dijo la rubia rodando los ojos.
Las demás mujeres
sonrieron ante el sonrojo repentino de Snow.
- Pero te
enamoraste de Neal… - dijo su madre.
- Una cosa es
enamorarse, y otra es que me gustara. Neal me gustaba. Estuvimos juntos. Me
dejo embarazada. Me culparon por su culpa y fui a la cárcel por su culpa. Y ya
está. – dijo mirando a su madre. – Y otra muy distinta es estar enamorada. Yo
lo estoy de Regina. Sé que es mi Amor Verdadero. Mi Alma Gemela. Y ya está
mamá… - dijo poniéndose un poco nerviosa. – Además, también amé a Neal, pero de
distinta manera… Me dio un hijo, Nos dio un hijo… - dijo alargando la mano para
coger la de Regina, quien sonrió con una sonrisa triste. – Y es lo amo por eso…
No existe otro sentimiento que no sea el de amor de amistad…
Regina sonrió a su
rubia mientras que Snow veía con esa mirada la devoción que sentían las dos
mujeres una por la otra.
Mientras tanto,
las otras mujeres presentes, observaban el diálogo.
- Volviendo al
tema… Dijiste que se contaban historias… - dijo Xena. - ¿Qué clase de
historias?
- De miedo… - dijo
Emma sonriendo. – ¿Os cuento una? – dijo mirando a las mujeres. Estas
asintieron. – Ok… A ver… - dijo mientras movía la mano y hacia aparecer un
libro entre sus manos. – Es una leyenda que me gusta mucho de un autor español
que se llama Gustavo Adolfo Becker. – dijo mientras la buscaba. – Es una de mis
favoritas… Aquí esta… - dijo mientras se preparaba para leer – Espero que os
guste. Se llama “El monte de las ánimas”