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miércoles, 27 de agosto de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 10

Capítulo 10

Después de que los dioses se marcharan, nadie dijo nada. Emma se había autocastigado de tal forma, que se había ido rápidamente a meter a Tormenta en el establo.
Estaba cepillando al caballo mientras le hablaba para poder despejarse un poco de los incidentes. Suspiro al recordar otra vez el beso de Afrodita y la pasión con la que beso a Ares. Se estremeció ante ese recuerdo.
- Creo que la he cagado, chico… - dijo al caballo mientras lo cepillaba de espaldas a la puerta del establo. – Pero es que… No sé qué me pasó, la verdad… - dijo Emma resignada. – Primero el beso de Afrodita… - dijo con una media sonrisa. – Que realmente se puede confirmar que besa muy bien… No es que me guste, pero es que… Ag… - dijo dando una patada en el suelo. – Me gustan más los besos de Regina… Y luego esa mirada de Ares… - dijo parando de cepillar al caballo. – Era como si me atrapara. Como si estuviera en un hechizo. – suspiro. - ¿Sabes? Temo que Regina este decepcionada conmigo. Por caer así de fácil ante un dios de pacotilla… - Dijo con resignación. – Y encima que no creo en dios y ni en dioses antiguos… Aunque me lo tenía que plantear… - dijo con una risa. – Tampoco creía que los personajes de los cuentos que me contaban de pequeña serian de verdad…
Cuando dijo esto último no pudo reprimir una carcajada.
- No te mortifiques…. – dijo una voz en la puerta del establo. Emma se dio la vuelta para ver a Xena – Ella te ama. Esta molesta por lo que te hizo Ares, pero se le pasara… - dijo mientras se acercaba a donde estaba la rubia con el caballo. – Y por lo de Ares… Tampoco. Con el tiempo te acostumbrarás a resistirte… - dijo con una sonrisa mientras pasaba al lado de la rubia y colocaba a Argo para poder cepillarla.
Tormenta se alteró un poco.
- Tranquilo chico… - dijo Emma. – Ya… Es fácil decirlo…. – miro a la guerrera, que ya estaba cepillando a su yegua. - Tengo miedo, ¿sabes? – dijo Emma. – Regina no es una mujer fácil de tratar… Sufrió mucho y por eso se volvió malvada…
Xena la escuchaba en silencio.
- Pero cambió, ¿no? – dijo mirando a la rubia.
- Si… - dijo Emma con una sonrisa. – Es una mujer fantástica. Nunca he conocido a nadie como ella.
Xena sonrió sin mirar a la rubia.
- Eso me suena… - dijo para sí misma. – Me recuerdas a mí misma antes de dejarme llevar por la venganza y convertirme en La Destructora de Naciones y la Princesa Guerrera. – dijo Xena con una sonrisa. – No se me dan bien las palabras, eso es más típico de Gabrielle, pero me recuerdas a mí. – dijo mirándola a los ojos. – No te desanimes, Emma. Eres una gran chica. – dijo sonriéndola y acariciándole el brazo con cariño. – Te enseñare todo lo que se….
Emma sonrió. Le caía bien Xena, eso tenía que admitirlo. Y esa pequeña charla se agradecía. Ella tampoco se le daban bien las palabras. Miro como la guerrera cepillaba a su yegua de color caramelo.
- Gracias… Por la charla… - dijo Emma sinceramente. – Y por decidirte a enseñarme.
Xena la miro con una sonrisa.
- De nada… Pero seré dura ¿eh? – dijo con una sonrisa. – No llegue a ser una Señora de la Guerra por mis métodos blandengues…
Emma sonrió ante el comentario.
- Ok, ok… - dijo Emma mirándola. – Por cierto, bonita yegua… - dijo señalándola con la cabeza.
Xena sonrió.
- Si… - dijo sonriendo. – Siempre me ha acompañado… Me ha sido muy fiel… Se llama Argo… - dijo acariciando el cuello del animal.
Emma sonrió.
- Hola Argo… Encantada de conocerte… - dijo Emma acariciando al animal.
Xena miro sorprendida a su yegua al ver como reaccionaba positivamente ante la caricia de Emma.
- Le gustas… - dijo Xena. – Y es raro… - dijo frunciendo el ceño. – Nunca muestra agrado hacia otras personas. Incluso se mostró algo distante con Gabrielle al principio… - dijo sonriendo.
Emma se rio con ella.
- Bueno… - dijo Emma encogiéndose de hombros. – Según los cuentos infantiles, mi madre podría hablar con los animales. Así que seguro algo en los genes tendré…
Xena y Emma rieron a la vez ante lo que había dicho la rubia.
- Eso será… - dijo Xena. – Por cierto, bonito caballo… Un gran semental…
- Si… Se llama Tormenta… y es un chico muy bueno… - dijo Emma acariciando con adoración al caballo. – A que si chico… - el caballo relincho. – Vamos, acaríciale. No es tan malo como dicen…
Xena se acercó al caballo. Alargo la mano y lo acarició.
- Hola chico… Encantada de conocerte… - dijo Xena fascinada. – es un magnifico animal Emma…
- Si… Cuando quieras, puedes montarlo… - dijo Emma y Xena asintió. - Jejeje, creo que tu yegua esta celosa…. – dijo Emma al ver como Argo relinchaba llamando la atención de la guerrera.
- Oh vamos chica, déjame saludar a Tormenta… - dijo Xena a la yegua. – Sabes que tú eres mi preferida…
Emma se rio ante aquellas palabras y Xena se le unió en las risas.
- Vaya…. Os estáis divirtiendo y no nos llamáis… - dijo una voz en la puerta. Emma y Xena se dieron la vuelta y encontraron a Gabrielle y a Regina. – ¿Que pasa Argo…? ¿Xena te a cambiando por un chico?- dijo Gabrielle acercándose a donde estaban la rubia y la morena de ojos azules.
El caballo relinchó.
- Eso no es cierto. Solo estaba saludando al caballo de Emma. – dijo Xena mirando a Gabrielle. – Y se puso celosa…
- Ya… - dijo Gabrielle acariciando a la yegua. – Tranquila chica, Eve, Paris y yo te seguimos prefiriendo…
Xena entrecerró los ojos mirando a la rubia bardo.
Mientras, Regina miraba a Emma de reojo mientras cogía un cepillo y se acercaba a Tormenta.
Emma se había dado la vuelta cuando se acercó Regina hacia el caballo. No quería mirarla. Se sentía avergonzada por lo que pasó.
- Hola Tormenta… - dijo mientras acariciaba al caballo. – Y hola… - dijo a Emma.
- hola… - dijo Emma nerviosa. Suspiró y decidió afrontar lo que había pasado esa mañana. – Regina yo… Yo no tenía intención de que pasara lo que pasó esta mañana. Sabes que estoy muy enamorada de ti...
Regina la miro a los ojos.
- Emma…
- Sabes que te quiero un montón…
- Emma… - decía Regina.
- Regina, yo no quería besarla, yo…
- ¡Emma! – dijo Regina levantando la voz, cosa que hizo que Xena y Gabrielle junto con los caballos se asustaran. – Emma ya… Mira, se lo que pasó. Gabrielle me lo contó… Ya eso es pasado, ¿ok? Ahora vamos a comer…
Emma suspiro y asintió.
- Ok… - dijo Emma sonriendo. – Vamos.
Se dieron la vuelta y se encaminaron hacia la puerta de entrada a los establos, donde loas esperaban Xena y Gabrielle.
- ¿Todo bien? – dijo Gabrielle mirando a Emma con una sonrisa. Emma asintió. – Me alegro…
- Vamos a comer a donde la Abuelita… - dijo Emma mirando a las 3 mujeres. Regina asintió. – Me muero de hambre.

- Mmmm… Esto estaba buenísimo… - dijo la bardo echándose hacia atrás en la silla del restaurante de la Abuelita, donde habían ido a comer Gabrielle, Xena, Emma. Regina y los dos niños. Asteria y Ainia habían vuelto a la aldea Amazona. – Estoy llena…
Emma hizo el mismo movimiento que la rubia Amazona.
- Te comprendo… - dijo. – Yo también lo estoy…
Emma y Gabrielle se miraron, ya que estaban una enfrente de la otra, y se echaron a reír. Xena y Regina, ambas al lado de sus parejas y enfrente una de la otra, miraron a sus parejas con una ceja levantada.
- Sois tal para cual… - dijo Xena mirando a la bardo y a Emma. – No sé dónde os metéis todo lo que coméis…
Emma y Gabrielle se rieron más fuerte.
- Bueno… Yo lo quemo todo cuando llego a casa… - dijo Emma con una sonrisa pícara mirando a Regina, que se puso roja ante el comentario.
La guerrera y la bardo se rieron ante ese comentario.
Los niños ni se enteraban, estaban entretenidos jugando con Ruby.
- Vuestro hijo es muy bueno… - dijo Gabrielle mirando donde estaban con Ruby.
Emma y Regina miraron en aquella dirección. Sonrieron al ver como los dos niños reían por las tonterías que Ruby les hacía para poderles entretener.
- Es un buen muchacho… - dijo Emma. – Se nota que lo criaron bien… - dijo mirando a Regina, quien le sonrió.
- Si, lo es… Por él cambié… - dijo Regina sonriendo mirando a Henry que estaba enseñándole algo a Paris.
Xena y Gabrielle miraron aquellas dos mujeres que miraban con adoración al muchacho y sonrieron.
- ¿Cuántos años tiene? – dijo Gabrielle.
- 13 años… - contesto Regina viendo como Emma se levantaba e iba donde se encontraban los niños y empezaba a comportarse como una adolescente. – Y esa rubia, ahora mismo, ha vuelto a tener exactamente esa edad… - dijo levantando una ceja mientras Xena y Gabrielle reían.
- Te oí, Regina… - dijo Emma sin volverse.
Las tres mujeres rieron más.

Después de la comida, las mujeres y los niños fueron al castillo de la playa, donde ya estaban Mary Margaret y David con el pequeño hermano de Emma.
- Ema – dijo Daniel corriendo hacia su hermana.
- Enano… - dijo cogiéndole. – Uf, mamá te ha dado mucho de comer, oh as crecido desde que te vi esta mañana…
El niño se echó a reír y se abrazó a su hermana
- Te quero… - Dijo dándole un beso.
- Yo también, hermanito… - dijo Emma con una sonrisa.
- Gina… - dijo el niño viendo a la morena que estaba detrás de Emma y a la que le tendía los brazos. Emma al darse cuenta se separó corriendo. – Ema, jo… quiero ir con Gina... – dijo protestando.
- No… - dijo Emma corriendo con el niño. – Tú te vienes conmigo. Te voy a secuestrar… - se subió a lo alto del castillo. – Ahora te tienen que rescatar de mí…
- Gina, ayuda… - grito el niño medio riendo ya que Emma le hacia cosquiñas.
- Cariño, no puedo… - dijo Regina desde abajo. – Pero te mando a Henry para que te salve de las garras de la malvada Emma. – Daniel sonrió.
- Ei… Eso no vale… - dijo Emma. – Tienes que venir tú…
- Querida, soy Reina… - dijo cruzándose de brazos y levantando una ceja con media sonrisa en la cara. – El rescate es asunto de caballeros…
- Ya… Te recuerdo que juntas fuimos a buscar a Henry… - dijo Emma asomándose en el castillo de madera.
- Entonces no había caballeros, señorita Swan… - dijo con una sonrisa.
- ¿En serio? ¿Otra vez con el “señorita Swan”? – dijo haciendo comillas con los dedos mientras pronunciaba el señorita Swan.
Sin que se diera cuenta, Henry estaba subiendo por detrás del castillo, bajando a su pequeño tío y acercándose en silencio a Emma.
Xena, Gabrielle y los demás estaban pendientes de lo que hacía el niño con gran interés.
De repente, sin previo aviso Emma se da la vuelta, asustando a Henry.
- Bu… - dijo Emma.
- Ag… - dijo asustado Henry cayéndose de culo. – Me asustaste ma…
Emma se rio y ayudo a levantándose a su hijo.
- Lo siento… Te he odio, chico… - dijo Emma limpiando al niño. – Tienes que aprender a ser más silencioso si quieres salir en un futuro de casa sin que lo sepamos…
- ¿Me das unas clases? – dijo Henry con un giño.
- Claro… Pero que no se entere tu madre.                          
Abajo, Xena y Gabrielle estaban impresionadas por lo que acababa de hacer la rubia. Era verdad que el muchacho se había acercado silenciosamente y, para una persona sin entrenar, era que difícilmente se hubiera enterado.
Emma y Henry miraron al resto desde encima del castillo de madera.
- Bueno… - dijo Henry. – Creo que ma me ha vencido… Lo siento mamá…
Regina suspiro.
- Tranquila Regina… - dijo David andando hacia el castillo. – Yo salvare a mi nieto… Si me prestas una espada…
- Gracias David… - dijo Regina y con un movimiento de la mano le apareció una espada en la mano de David.
- Ni te atrevas David… - dijo Emma viendo cómo se acercaba su padre con la espada y una sonrisa. – No tengo ganas de entrenar… - dijo suspirando. – Es domingo…
- Emma, cariño… - dijo David mientras subía al castillo. – El peligro no descansa. Deberías saberlo ya…
Emma suspiro.
- ¿En serio tengo que entrenar ahora? – dijo Emma mirando a su padre.
- Míralo de esta manera, hija. Regina podrá ver todo lo que has aprendido.
- Esta bien… - dijo Emma y con otro movimiento de mano hizo aparecer la espada de Regina le regalo.
Ambos se pusieron en modo de defensa. Se estudiaban. Emma recordaba todo lo que su padre le había dicho. Miraba a su atacante a los ojos, sin perder de vista el movimiento de la espada. Giraron alrededor del otro. En calma.
David ataco primero. Arriba, abajo y luego alargo la mano. Pero Emma desvió todas las estocadas que su padre le daba.
- ¿Estas bien papá? – dijo Emma al ver que su padre hacia un gesto de dolor.
- Si, tranquila… - dijo David con una sonrisa. – Ahora ataca tú…
Emma asintió. Se preparó y ataco a su padre. Arriba, abajo y luego otra vez arriba. Dio una vuelta y ataco de lado.
David saltó de la tarima del castillo y Emma se lanzó hacia saltando delante, cortándole el paso, atacándole con un grito
Regina y los demás, se separaron al ver lo cerca que estaban de ellos.
Emma estaba seria, al final se había tomado en serio eso de demostrarle a Regina que sabía defenderse con espada. Atacó esta vez con más fuerza y con un movimiento, pillando desprevenido a su padre, le arrebato la espada de la mano, saliendo ésta volando y clavándose a los pies de Xena, que miraba el combate con los brazos cruzados, la mano de Gabrielle en los brazos de la morena de ojos azules  y con cierto interés.
- Vaya… - dijo David mirando a su hija. – Muy bien Emma… Veo que aprendiste lo que te enseño tu madre.
Emma sonrió a su padre.
- Gracias papá… - dijo tendiéndole una mano para que se levantara.
Xena cogió la espada y la sopeso en la mano dándole vueltas.
- ¿Quieres luchar contra ella? – dijo Gabrielle en voz baja mirando a Xena.
Xena sonrió y asintió.
- Quiero probarla contra mí... – dijo mirando a la bardo. – Se mueve bien. Tiene técnica de combate… - miro a Emma que estaba con su padre. – Te prometo que no seré dura… - dijo con una sonrisa.
- Mas te vale… - dijo Gabrielle. – Tiene que ayudarnos a rescatar a Eve…
Xena sonrió y se volvió hacia Regina.
- Regina… - dijo mirando a la morena. - ¿Puedo entrenar con Emma? Prometo no ser dura ahora con ella. Solo es para probarla….
Regina miro a la guerrera y asintió.
- Por mí no hay problema… Si eso ayuda a su entrenamiento…
Xena asintió.
- Emma… - dijo Xena llamando a la rubia. Esta la miro. – Enfréntate a mi… - dijo con una sonrisa.
Emma abrió los ojos.
- ¿¡Que!? – dijo sin creérselo.
- Vamos… - tarde o temprano tengo que probarte para saber lo que hace falta para que entrenemos más… - dijo adelantándose y poniéndose delante de ella. – Prometo no ser muy dura…. – dijo sacando la espada que tenía en la espalda.
- Muy bien… - dijo la rubia. – Pero ten cuidado…
Xena sonrió y sin darle tiempo a que la rubia se preparara, ataco con fuerza desde arriba. Emma paró el golpe con algo de dificultad, pero con decisión.

Emma atacó, paró e incluso corrió detrás de la guerrera. Xena atacaba, pero sus golpes eran parados por una Emma que poco a poco se notaba cansada, pero que aun así, daba lo mejor de sí.
Así pasaron un cuarto de hora, sin que hubiera ni ganador ni perdedor. Tras un giro de Xena y una estocada, le quitó la espada de las manos a Emma, que tropezó y cayó en el suelo.
- Me rindo… - dijo Emma desde el suelo.
Xena sonrió y retiro la espada del cuello de la rubia. Le tendió la mano para que se levantara.
- Muy bien hecho… - dijo Xena dándole una palmada en la espalda con una sonrisa. - ¿Estas bien? – dijo al ver el gesto de dolor de la rubia.
- Si tranquila… - dijo poniéndose derecha. Miro hacia donde Regina que la miraba con una sonrisa y orgullo en los ojos. – Creo que mañana no voy a trabajar…
Todos rieron ante ese comentario de la rubia.

domingo, 17 de agosto de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 9

Capítulo 9

- ¿Artemisa…? – dijo Emma mirando a la diosa con la boca abierta. - ¿La diosa de la caza?
- Vaya… - dijo la diosa con una sonrisa mirando a Emma. - ¿Me conoces?
- Bueno, si… - dijo Emma nerviosa, consciente de que todas las miradas estuvieran en ella. – En el instituto me decanté por Historia Antigua y Mitología…
- Mmmm… - dijo la diosa mirando a la rubia. – Luego hablare contigo… - dijo con una sonrisa. – Ahora… - dijo volviéndose hacia su Elegida y la Princesa Guerrera. – Que es lo que pasa… Decidme…
- Es Eve… - dijo Gabrielle. – La secuestraron…
La bardo y la guerrera vieron como la diosa fruncía el ceño.
- ¿Eve? ¿Tu hija, Xena? – dijo la diosa mirando a la guerrera.
- Si… - dijo elevando la cabeza. – Por eso estamos aquí… El Oráculo nos mandó que viniéramos en busca de ella… - dijo señalando con la cabeza a Emma, que miraba la escena junto con sus padres y Regina.
La diosa miro más atentamente a Xena y Gabrielle y luego a Emma. Se acercó a la rubia de ojos verdes azulados y Regina se tensó, dispuesta a defender a su Amor Verdadero de cualquier amenaza.
- Tranquila Reina del Reino Oscuro… No le haré nada… - dijo la diosa elevando las manos al ver como se ponía en posición de ataque. – Solo quiero confirmar una cosa… - dijo acercándose a Emma. – Emma Swan… - dijo mirándola a los ojos. – Si… Veo a alguien especial en tus antepasados… - dijo. Elevó una mano y la puso un momento en la frente de la muchacha. La separo y puso la palma hacia arriba, para que todos vieran. – Mmmm… Interesante… - dijo con una sonrisa.
- Artemisa… - dijo Gabrielle acercándose. - ¿Qué ocurre…?
Xena se puso cerca de Gabrielle, siempre atenta a la seguridad de su Alma Gemela.
La diosa contemplaba la luz que emitía su palma con una sonrisa.
- Si… Aquí estas… - dijo con una sonrisa. – Ahora…. Manifiéstate… - dijo a la luz y soplo. La luz se dirigió a la cara de Emma, quien cerró los ojos un momento.
Emma cerró los ojos un momento y se tambaleo. Regina sujetó a su novia por la espalda.
- ¡¿Qué le has hecho?! – dijo con furia en la voz. Snow se acercó dónde está su hija y la Evil Queen.
- Nada Regina Mills… - dijo la diosa tranquila. – Solo he despertado parte de su alma… - dijo sonriendo. – A una de sus antepasadas…
Todos esperaron a que la rubia abriera los ojos. Cuando los abrió, Emma miro a su alrededor, con la mirada confusa.
- Donde estoy… - dijo separándose de Regina y mirando a todos los lados. – Que llevo puesto… - miro sus ropas. Cuando enfoco su mirada en las personas, sus ojos se abrieron de la sorpresa y cayo de rodillas al suelo. – Mi diosa…. – dijo Emma con voz de adoración.
Artemisa sonrió e hizo un gesto con la mano.
- Arriba, Amazona… - dijo sonriendo mientras Emma subía, pero mantenía la mirada baja.
- Mi diosa… Yo… - empezó Emma.
- Mi querida Amazona… - dijo la diosa con cariño. – Mírame a los ojos…. – espero a que Emma la mirara. – Así está mejor… - sonrió. – Cuanto tiempo… Creí que nunca te llegarías a reencarnar… - sonrió de lado. - Pero has esperado a reencarnarte en alguien como Emma Swan…
Emma bajo la cabeza con una sonrisa y en señal de respeto.
- Yo también lo creí, mi diosa…
Artemisa sonrió.
- Me alegro tenerte de vuelta para ayudarnos en esta empresa… – dijo Artemisa mirándola a los ojos.
- Estoy a vuestras órdenes, mi diosa. – dijo Emma inclinando la cabeza otra vez ante la diosa que la miro complacida. – Sabéis que daría otra vez mi vida por ti, mi diosa, igual que por vuestra Elegida, la Reina Gabrielle…
Todo sucedió rápido….
Gabrielle, ante esa mención de la rubia jadeo, Xena se puso rígida apretando la mandíbula y cuadrando los músculos, Ainia y Asteria se miraron sorprendidas ante esa afirmación, Artemisa sonrió y las demás personas miraban sin comprender.
- Hablando de mí Elegida… - dijo Artemisa sonriendo. - ¿No reconoces a alguien más aquí? – dijo levantando una ceja. – Mira a tu alrededor…
Emma miro alrededor de sí misma. Vio a esas personas que reconocía como familias de su alma reencarnada, pero al mirar detrás de la diosa se quedó petrificada…
Allí estaba…. Gabrielle… Su Reina, su mejor amiga… Y a su lado, Xena, tan sorprendida como la propia Gabrielle. Y al lado de ellas, las otras dos Amazonas miraban sin comprender.
- Gabrielle… - dijo atónita Emma con los ojos en lágrimas. – Soy yo…. Ephiny…
Gabrielle sofoco un jadeo y tambaleante se acercó a la rubia.
- Pero… Tu… Moriste… - dijo con los ojos en lágrimas mientras miraba los ojos de Emma.
- Si… Lo se… - dijo con una sonrisa. – Pero, no sé cómo, me he reencarnado en el cuerpo de esta chica…
Gabrielle no lo soporto más y abrazo a su mejor amiga Amazona. Ephiny estrecho a Gabrielle contra ella son una sonrisa idéntica a la de la bardo.
Xena miraba toda la escena atónita y con la emoción contenida en los ojos, igual que las otras dos Amazonas, amigas también de Ephiny, que no se creían que ella pudiera estar allí.
Se separaron para mirarse a los ojos con una sonrisa en los labios. Gabrielle miro a Xena con una sonrisa.
- Xena… - dijo Gabrielle mirando a su Amor Verdadero. – Es ella, es Ephiny…
Xena se acercó y contemplo los ojos de la rubia. En ellos pudo distinguir la esencia de su amiga Amazona muerta. Abrazándola con fuerza. Eran pocas las veces que la Princesa Guerrera mostraba sus sentimientos delante de las Amazonas, que la miraron sorprendida, y aquella era de las pocas veces. Las otras veces, era hacia la Reina Amazona, y solo a ella.
Se separaron para que las otras dos Amazonas abrazaran a su hermana guerrera.
- Nos alegramos que estés aquí, Ephiny… - dijo emocionada Asteria.
- Y a mí volveros a ver… - dijo Ephiny. – Pero… ¿Y el resto de la aldea? – dijo mirando alrededor. - ¿Por qué estamos tan lejos de casa?
- La hija de Xena ha sido secuestrada… - dijo la diosa.
- ¿Qué…? – dijo incrédula. - ¿Eve? – dijo mirando a Xena y a Gabrielle que la miraban extrañadas. Ephiny sonrió al comprender: ella no había conocido a la hija de Xena, ya que ella había muerto antes de que Xena estuviera embarazada. – Os llevo cuidando desde que morí…
Gabrielle sonrió al ver que su mejor amiga Amazona, su Regente, se preocupaba por ellas.
- Ahora comprendo por qué el Oráculo nos mandó tan lejos, Xena… - dijo mirando a la rubia y a Xena, que levanto una ceja. – Por qué nos mandó que la buscáramos…
- Porque Gabrielle… - dijo la guerrera con una ceja.
- Nos mandó en busca de Ephiny… - dijo con una sonrisa. - ¿No es cierto, Artemisa?
- Cierto, Gabrielle… - dijo la diosa con una sonrisa. – Pero mis Amazonas no deben estar separadas… - dijo Artemisa entrecerrando los ojos he hizo un movimiento con la mano – Ya está… - dijo satisfecha. Miro a su Elegida y a Regina. – No tienes inconveniente en que haya traído a las ultimas de mis Amazonas a tu pueblo, ¿no Regina…?- dijo mirándola.
Regina alzo una ceja.
- Si se comportan… - dijo la Evil Queen mirando desafiadoramente a la diosa. – No tengo ningún problema…
Artemisa sonrió.
- Lo dudo… Ayudaran a proteger el pueblo junto con tu Sheriff… - dijo sonriendo a Regina. – Y hablando de Sheriff, es hora de volver a Emma al presente. No os preocupéis, - dijo al ver la mirada asustada de las Amazonas y la guerrera. – Ephiny seguirá dentro de Emma, al fin y al cabo es una vida pasada de Emma. Convertirla en Amazona, aprenderá rápido. Lo lleva en la sangre… - dijo con una sonrisa y con un toque en la frente de la rubia, Emma volvió a ser ella misma. Artemisa sonrió a Emma. – Gabrielle, enséñale la vara y los Sais… Asteria, Ainia y las demás, la resistencia y vuestros puntos fuertes… Y Xena… - dijo mirando a la guerrera. – Te dejo su aprendizaje, serás su tutora. Enséñale todas tus habilidades, no temas. Ella se adaptara… Y enséñale también a usar tu Chakram… - dijo la diosa. Xena entrecerró los ojos.
- Me lo dio…. – empezó Xena.
- Ares, tu padre. Lo se… - dijo Artemisa.
Xena apretó los dientes.
- ¿Ares, el dios de la Guerra es tu padre…? – dijo Emma con asombro. – Ósea, que eres semidiosa como Hércules…
- Digamos que mi familia es igual que la tuya… - dijo Xena sonriéndole a Emma, la cual se hecho a reír junto con Xena.
Regina miro a Emma con una ceja levantada y una sonrisa. Esa era su Emma Swan. Su Amor Verdadero.
- Lo llamare para que le de uno… - dijo la diosa. – Ares, hermano…
Hubo un fogonazo de luz y al instante un hombre alto, pelo negro con perilla apareció delante de Artemisa.
- Que quieres hermana…. – dijo cruzándose de brazos y mirando a la otra diosa. – No tengo todo el día…
- Hola Ares… - dijo Artemisa sin inmutarse. – Quería un favor tuyo…
Ares alzo una ceja. Miro alrededor suyo y se paró en Emma, a la cual miro de arriba abajo con una sonrisa sensual. Pero cuando vio a Xena, sonrió.
- Hola mi Princesa… - dijo acercándose.
- Ares… - dijo Xena con la mirada dura.
- Veo que aun sigues con tu rubita… - dijo mirando a Gabrielle muy distinto a como había mirado a Xena instantes antes. – Hola Gabrielle… Me gusta verte de nuevo….
- A mí no… - dijo Gabrielle duramente. Xena la miro con una sonrisa.
Ares iba a replicar cuando otro fogonazo se sintió en el aire y una chica vestida sensualmente apareció a su lado.
- Oye Ares, - dijo encarándose al dios. – Tú no me dejas con la palabra en la boca. No te entremetas más entre ellas. Por mucho que tientes a Xena, ella no dejara a Gabrielle. De eso me encargare yo. Así que no seas un incordio y apártate de una vez de mis sobrinas…
Ares rodo los ojos.
- Afrodita… Tenemos publico… - dijo señalando con los brazos extendidos a las personas que estaban a los lados.
Afrodita se tensó y se puso rígida mirando fijamente a su alrededor. Se paró en Xena y Gabrielle.
- ¡Chicas! – dijo abrazándolas amorosamente. – Me alegro de veros…
- ¡Afrodita…! – dijeron  a la vez.
- Mmmm… Pero que bien os veis… - dijo separándose y mirándolas de arriba abajo con una sonrisa.
- A nosotras también Afrodita… - dijo Gabrielle con una sonrisa.
- Lo se querida… - dijo guiñándole un ojo a la pareja. – Vaya… Siento mucho amor por aquí… - se dio la vuelta. – Hola hermanita… - dijo a Artemisa con una sonrisa y un guiño. Fue donde Emma y la observo detenidamente. – Hola nena… - dijo pasando un dedo por la mejilla de la rubia, quien miro a la diosa con excitación. Regina miraba a la diosa con enfado. – Eres muy bella, Princesa Emma Swan… - dijo mirándola a los ojos.- Y fuerte… - dijo apretando los bíceps de la rubia. Emma no decía nada. Afrodita se acercó a Emma, y rodeándola con los brazos el cuello, la beso con pasión. Emma se dejó hacer. – Mmmm… Y besas tremendamente bien… - dijo después de besarla.
- Eh tu… Aparta tus manos de ella… - dijo Regina con enfado.
Ares se rió, y Afrodita miro a la Evil Queen a los ojos.
- Tranquila Reina del Reino Oscuro, tu Alma Gemela te ama solamente a ti… - dijo con una sonrisa. – Yo solo la saludaba… De manera especial… - dijo mirando de arriba abajo a una Emma que parecía embelesada con la diosa del amor.
Regina no dejó de mirar mal a la diosa.
- Ya vale… - dijo Artemisa ante la tensión que se palaba. – Ares, necesito que me des un Chakram para Emma… - dijo mirando a su hermano.
- ¿Un Chakram?- dijo Ares mirando a su hermana. – Ni hablar Artemisa… No sabrá utilizarlo… - dijo con una sonrisa.
- Tiene un alma guerrera, Ares… - dijo Artemisa. – Mira su Aura… Es color fuego y azul… Los colores de la batalla… - dijo Artemisa mirando a su hermano. – Y dorado…
Ares miro con impresión a su hermana. No era posible. Miro a Emma con detenimiento. Era cierto. Allí estaba su Aura, roja fuego, azul y dorado…
No era posible… El dorado era de los semidioses. El mismo dorado que tenía Xena por ser hija suya. El mismo dorado que tenía Gabrielle, ya que Zeus derramó la esencia de Irene, la diosa de la paz…
Apretó los dientes. Artemisa tenía razón. Aquella chica, Emma Swan, tenía un alma guerrera tal y como era la de Xena.
Suspiro y se acercó despacio a Emma. Elevo su mano ante la mirada perpleja de todos los presentes y tras un fogonazo, apareció un Chakram parecido al que Xena llevaba colgado de su armadura.
- Toma Emma… - dijo Ares con una voz cautivadora. – Te lo regalo. Un regalo del dios de la guerra… Para una autentica guerrera… - dijo esto en voz que sonaba sensual, acercándose a una perpleja rubia que poco a poco se sentía más nerviosa.
Emma cogió el objeto que le entregaba el dios con bastante nerviosismo.
- Gracias… - dijo sin apartar los ojos del dios.
Ares sonrió y se acercó más. Debía admitir que Emma le atraía y mucho. Elevo la mano ya vacía del objeto y acaricio la mejilla de la rubia con ojos verde azulados. Se acercó a ella y sin que nadie se lo esperara, la beso con pasión agarrando con una mano la cintura de Emma y con la otra la nuca, para acercarla más al beso.
Emma al principio sorprendió, pero poco después se sorprendió a si misma devolviéndole el beso al dios de la guerra con el mismo ímpetu que él.
Todo sucedió deprisa, sonido de espadas desenvainándose, una exclamación y un grito de guerra….
Emma fue apartada con rapidez con un impulso hacia atrás, cayéndose hacia atrás. Miro hacia adelante y vio como Xena saltaba para ponerse delante de ella, apartándola del dios de la guerra, como Gabrielle corría y se ponía al lado de Xena y como las amazonas ponían a salvo al hijo de la Reina Amazona.
- Ni se te ocurra Ares… - dijo Xena con voz grabe y postura de defensa. – No te permitiré que la conviertas en alguien como yo…
Gabrielle miro con furia al dios y agarro con más fuerza su vara.
- No es nada tuyo Xena… - dijo el dios. – Es normal que defiendas a ella, - dijo señalando a Gabrielle. – Pero Emma no es nada tuyo… Déjame entrenarla… - dijo mirándola a los ojos. – Será lo que tú fuiste, pero esta vez me asegurare de que nadie me impida llegar al final…. – dijo amenazadoramente.
- En eso te equivocas, dios de pacotilla…. – dijo una Regina toda enfadada y ante los ojos de todas esas personas, se transformó en la Evil Queen. – Ella no se ira contigo, porque ella es mía… - dijo adelantándose con una mirada furiosa que a los presentes que pertenecían al Bosque Encantado les recordó a la auténtica Evil Queen de esos tiempos.
Todos la miraban con los ojos abiertos.
- Tu quien eres… - dijo el dios con desprecio.
- Soy, cariño, tu peor pesadilla si vuelves a tocar un solo pelo a ella… - dijo con una sonrisa que daba miedo. – Soy la Reina Malvada…. Su prometida…
Avanzó un poco más, poniéndose a la altura de Xena y Gabrielle que la miraban con sorpresa.
Ares miro a las 3 mujeres que tenía enfrente con desprecio.
- Sera mejor que te marches, hermano… - dijo Artemisa. – Si haces daño a mi Elegida oh a su consorte… - dijo mirando a Xena con una sonrisa. – Seré yo quien te ataque…
Ares la miro y se puso tenso.
- Esto no se acaba aquí… - dijo mirando severamente a sus dos hermanas, a la guerrera, a la Reina Amazona y a la Evil Queen. Desapareció en un fogonazo de luz.
Todo el mundo se quedó en silenció hasta que Afrodita se acercó rápidamente a Emma, agachándose y pasándole la mano por la cara.
- ¿Estas bien? – pregunto con preocupación.
Emma la miro sin saber que decir, pero desvió su mirada hacia Regina, que la miraba con la mandíbula tensa.
- Regina… - dijo solamente.
La morena se acercó y se agacho dándole una bofetada tan fuerte a Emma, que hizo estremecerse a todos los que se encontraban allí.
Emma miro sorprendida a su novia llevándose una mano a la mejilla, la cual se estaba volviendo roja.
- Para la próxima vez, escúchame bien Emma Swan… - dijo Regina fríamente. – Te defiendes tu sola… Porque yo no estoy dispuesta a pasar por esto otra vez… - dijo mirándola fijamente. Luego paso la mano por la mejilla, aliviando el dolor que la rubia sentía. – Y duermes en el sillón…. – Añadió con una sonrisa acariciando la mejilla que acababa de curar con la mano.
Emma sonrió de lado y se acercó a la boca de su novia.
- Te amo… - dijo solamente antes de besarla con cierta brusquedad e ímpetu ante la atenta mirada de todos.

martes, 12 de agosto de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 8

Capítulo 8

Emma estaba nerviosa. Antes de salir del establo, hizo que el caballo se parara. No estaba preparada. Estar con su padre a solas, oh con su hijo, era una cosa, pero que la vieran Ruby, oh su madre, oh Regina, era otra cosa… Y encima estaban las Amazonas y aquella guerrera.
Suspiro acariciando distraídamente el cuello de Tormenta. Miro la crin negra del caballo.
- Tormenta… - dijo mirando al caballo. – No sé si podré hacerlo… Esto me supera. Además, esta Regina… - el caballo relincho. – Si, lo sé. Pero ella sabe montar a caballo. Ha visto a muchas personas montadas. Y qué decir de amantes… - dijo ella rodando los ojos. Suspiro. – No puedo hacerlo. – dijo resignada. Intentó hacer que el caballo anduviera para atrás. – Vamos Tormenta… - el caballo no se movió de su sitio. – No seas cabezota, hombre… - dijo al caballo. – No saldré… - el caballo relincho y cabeceo. – Esta bien… Pero como me digan algo, oh se rían de mí, te juro que… Que… Ya veré… - le dijo al caballo.
Espoleo al caballo y salió con nerviosismo por la puerta del establo.
Cuando salió, un rayo de luz le dio a los ojos y los cerró, pero aun así, no detuvo al caballo que se dirigió hacia donde estaba su familia.
Abrió los ojos y pudo ver las caras de sorpresa que tenían. Snow tenía una gran sonrisa en la cara, Henry sonreía y pasaba su mirada de Emma a Regina, el pequeño Daniel aplaudía a su hermana y Regina… Regina miraba muy impresionada a Emma. No se podría creer que ella pudiera montar tan bien a caballo. La admiro. Se impresionaba al notar el porte de la rubia. Aunque no era de extrañar por los genes que tenía, pero aun así, Regina miraba a Emma con admiración y lujuria. Porque, ella debía admitir que, ver a Emma vestida con la armadura y montada a caballo, la excitaba.
Emma se acercó poco a poco a donde estaban ellas, hizo parar al caballo y sonrió.
- Hola… - dijo sonriendo y sin apartar la vista de Regina, que miraba a la rubia con ojos excitados.
- Hola… - susurró Regina.
- Ema, ¿me subes? – dijo Daniel mirando a su hermana.
- Claro enano, ven aquí… - dijo acercándose a su padre y cogiendo a su hermano.
- Emma, cariño. Lo haces muy bien… - dijo Snow con una sonrisa. Emma rodo los ojos ante ese comentario.
- ¿A caso lo dudas Snow? – dijo David con una sonrisa. – Ha tenido un buen maestro…
Todos allí presentes se rieron.
- Yo le hubiera enseñado mejor… - dijo Regina con una media sonrisa a David. – Pero aun así… Me alegra que no te caigas….
- Ja, ja… Muy graciosa, Regina… - dijo la rubia.
- Ema, ¿me das una vueta como el oto día? – dijo Daniel a su hermana.
- Claro chico… - sonrió al niño que estaba entre sus brazos. – Vamos Tormenta, demos una vuelta con Daniel. - Tiro de las riendas del caballo y se marchó a dar una vuelta con su hermano. El caballo relinchó.
- ¿Tormenta…? – dijo Regina con preocupación y volviéndose a David.
Snow abrió los ojos al escuchar el nombre del caballo.
- David…. – dijo junto a Regina.
El hombre miro a las dos mujeres.
- Que… - dijo desconcertado. - La primera vez que la traje, le di a Azahar, pero Tormenta estaba inquieto, y uno de los mozos intentaba calmarle, pero no lo conseguía. Emma se fue directa a él sin hacerme caso, aparto al mozo y le empezó a hablar y hasta ahora… - dijo mirando como Emma reía ante las risas de su hermano pequeño mientras iban a medio galope.
- Bueno… No sé por qué me extraña… - dijo Regina viendo a su novia pasear con el caballo. – Su madre habla con los bichos, no me extraña que ella heredara eso…
Snow la miro con una ceja levantada.
- Que sepas Regina, que los animales son nobles… - dijo Snow con una sonrisa.
- Eso no lo dudo nunca, mi querida Snow… - dijo con una sonrisa a su hijastra.
- No lo hace mal… - dijo Xena mirando a la rubia con una sonrisa. - Se le da muy bien montar…. ¿Nunca lo hizo antes?
- No que yo sepa… - dijo Snow mirando a su hija con una sonrisa.
Gabrielle y Xena la miraron extrañadas.
- Es que mi madre Regina es la Reina Malvada del cuento de Blancanieves. – dijo Henry a las Amazonas. – Y después de dar a luz a Emma, Snow la metió en un armario para que se salvara de la maldición que mamá hizo a todo el bosque encantado, para así, 28 años después, Emma volviera y quitara la maldición. Luego Emma me tuvo y la encontré. Y no veas lo que me costó convencerla de que ella era hija de ellos. – dijo señalando a Snow y James. – Pero luego me secuestro Peter Pan y mi madre y Emma se unieron para salvarme y en un momento del viaje, o eso me dijeron, se enamoraron, la hija de Snow y la Evil Queen… - dijo con una sonrisa mirando a Regina, que le sonrió. – Vencieron a Pan y me rescataron. Y hasta ahora…
Las 4 Amazonas se quedaron con la boca abierta ante la historia que contaba el muchacho.
- Así que Emma se crio en un orfanato… - dijo Gabrielle mirando a la rubia que paseaba con el caballo.
- Exacto… - dijo Henry.
- Pues monta muy Bien… - dijo Xena mirando a Emma con otros ojos.

Después de un rato cabalgando, Emma y Daniel volvieron a donde estaban las Amazonas y su familia.
- Ema jo… - dijo Daniel enfurruñado. – Yo quiero más…
- Enano, es hora de comer… - dijo mientras se acercaban.
El niño se enfurruño más y cruzo sus pequeños brazos sobre su pecho.
- No quero… - dijo entrecerrando los ojos mientras paraban donde estaban sus padres y los demás.
- Daniel, ¿hacemos un trato? – dijo su hermana mientras se bajaba y sujetaba al niño que seguía montado en Tormenta.
- Que tato… - dijo mirándola.
Mientras los dos hermanos hablaban, los demás miraban con una sonrisa la discusión.
- Vamos a comer y luego a la tarde vamos a jugar donde tú quieras. – dijo Emma con una sonrisa mirando al niño. - ¿Qué me dices?
- ¿Asemos lo que yo quiera? – dijo el niño. Emma asintió. – Vae… Luego vamos al castillo de la playa y jugamos a los caballeros. Y tú serás un caballero y Enry también y yo también… - dijo con una sonrisa el niño.
Emma sonrió.
- Lo que tú quieras campeón. – dijo Emma con una sonrisa mientras lo cogía. – Oye, tienes que incluir a Paris… - dijo Emma mirando al niño.
- Vae, si el quiere jugar… - dijo el niño.
- ¿Se lo preguntamos?- Dijo Emma mirando a su hermano que asentía. – Paris, ¿quieres jugar luego con nosotros? – dijo al niño que estaba junto a sus madres.
El niño miro primero a una y luego a otra. Ambas asintieron.
- Vale… - dijo con una sonrisa.
- Ya tenemos a otro caballero, - dijo la rubia mirando a su hijo y a Paris con una sonrisa. - Pero necesitamos a una princesa. – dijo Emma mirando al niño que tenía en brazos.
- E vedad… - dijo el niño mirándola. – Pues Gina es la pincesa… - dijo mirando a Regina quien sonrió ante el comentario del niño.
- Dani, ella no puede ser una princesa… - dijo Emma.
- Porque… - dijo con interés el niño.
- Porque ella es una Reina… - dijo Emma mirando a su novia con una sonrisa y guiñándole el ojo a la morena, que se sonrojo.
- E vedad… ¿Pues entonces quién es? – dijo el niño mirando a su hermana.
- No lo sé enano…
- ¿Y si todos lucháis contra mí? – dijo David acercándose a ellos.
Emma y Daniel se miraron.
- Vae… - dijo su hijo con una sonrisa. – Te venceremos papi…
Todos se echaron a reír ante el comentario del niño. Emma lo dejo en el suelo y se acercó donde estaba su novia con una sonrisa.
- Hola… - dijo cuando estaba enfrente de ella.
- Hola…  Regina sonrió. – Creo que te tengo que felicitar… me ha impresionado señorita Swan, monta muy bien a caballo… -dijo mientras pasaba su mano por la armadura.
Emma sonrió y se acercó, besándola con pasión.
- Quería que estuvieras orgullosa de mí… - dijo entre sus labios.
- Oh, querida… Realmente lo estoy… - dijo besándola otra vez con más pasión y haciendo un movimiento con la mano, hizo desaparecer la armadura que la rubia llevaba puesta. – Así mucho mejor… - dijo Regina cuando se separó y vio la ropa casual que llevaba Emma. Emma se acercó y la beso.

Mientras, cerca de allí, Xena y Gabrielle hablaban mientras miraban como Asteria y Ainia daban una vuelta con su hijo.
- Emma monta muy  bien a caballo. – dijo Xena. – Tiene un gran porte, como si fuera una antigua Señora de la Guerra, como yo.
- Si… Eso es verdad…. – sonrió Gabrielle. – Me recordó a ti, cuando te seguía en los primeros años…
Xena sonrió. Cogió la mano de Gabrielle y se la estrecho con un poco más de fuerza.
- Espero que se le dé tan bien como se le da montar a caballo, la espada… - dijo Xena.
- Eso espero… - Gabrielle apretó la mano de la morena. - Ella nos ayudara a salvar a Eve… Estoy rezando a Artemisa para que la cuide…
Xena le sonrió.
- Sabes que no soy muy partidaria a eso, Gabrielle… - dijo resoplando Xena.
- Lo se Xena, pero ella es la diosa de las Amazonas. Soy Amazona. Soy su Elegida… Es mi deber como Reina Amazona…
Xena suspiro ante eso. Miro a Gabrielle de lado mientras seguían andando.
- Lo sé, lo se… - dijo Xena con un suspiro. – Hazlo si es lo que deseas… Sabes que yo no quiero impedirte nada, solo quiero protegerte. Tenerte a salvo.
Gabrielle sonrió ante esas palabras.
- Sé que me proteges siempre. Y sabes que te lo agradezco… - dijo Gabrielle haciendo parar a Xena. Se puso delante de ella y la besó.
Gabrielle, mientras besaba a la morena de ojos azules, invocó mentalmente a Artemisa. Rogándole ayuda y protección para la hija de Xena, para su hija, para la hija de ambas.
- Creo que debería haber venido en otro momento… - Dijo una voz a su lado haciendo que se sobresaltaran.
- Artemisa… - dijeron las dos a la vez.
– No quería interrumpir, pero sentí la llamada desesperada de mi Elegida… - dijo mirando a Gabrielle con una sonrisa.
Xena alzo una ceja mirando a Gabrielle quien sonrió inocentemente.

Ante el fogonazo que atravesó el cielo por la aparición de la diosa griega, Regina, Emma, las dos Amazonas y los demás se acercaron dónde estaban Xena, Gabrielle y aquella mujer que había aparecido de la nada, dispuestas a defenderlas.
- Artemisa… - dijeron las Amazonas y enseguida se pusieron de rodillas ante la diosa de las Amazonas.
Paris fue corriendo a los brazos de sus madres, mientras que los demás miraban la escena atónitos.

sábado, 2 de agosto de 2014

La vida Continua Más Allá: Capítulo 7

Capítulo 7

Cuando Emma bajaba las escaleras aquella mañana, sintió ajetreo en la cocina. Se dirigió hacia ella a paso lento, ya que aún estaba dormida.
Entro en la cocina con el pelo despeinado y con la cara adormilada. Varios pares de ojos se le quedaron viendo.
- Buenos días ma… - dijo Henry sonriendo mientras comía las tortitas que seguramente Regina habría preparado. – Que cara de sueño tienes…
- Buenos días Emma… - dijo Gabrielle con una sonrisa mientras comía las tortitas de su plato.
- Buenos días Emma… - dijo Xena con una ceja levantada al ver el pelo y la cara de la rubia.
- Hola Emma… - dijo Paris sonriendo a la rubia.
- Buenos días… - dijeron las dos Amazonas
- Buenos días chico… - dijo entrando en la cocina y revolviéndole el pelo a su hijo que se quejó. – Buenos días chicas… - dijo mientras pasaba a su lado con una sonrisa. – Hola enano… - dijo dándole una sonrisa al hijo de Xena y Gabrielle.
Regina se dio la vuelta en ese momento y sonrió ante la visión de su novia. No cambiaria, eso estaba segura.
Emma se dirigió a su prometida, y abrazándola por detrás, le dio un beso en la mejilla.
- Hola nena… - dijo Emma acariciando la cintura de la morena.
Regina sonrió per enseguida se carraspeo.
-Buenos días, señorita Swan… - dijo con una mirada burlona.
Emma se separó de Regina.
- ¿En serio? ¿Otra vez con Señorita Swan…? – dijo levantando una ceja. – Creo que después de tanto tiempo eso de “Señorita Swan” no me lo tendrías que decir… No después de que tú y yo….
Regina callo a Emma con un rápido beso en la boca, mientras ligeramente se sonrojaba.
- Creo que eso a nuestras invitadas no le interesa…. Señorita Swan… - dijo Regina remarcando el señorita Swan.
Emma rodo los ojos con una sonrisa de lado.
- ¿Crees que ellas no se besan? – dijo señalando a Xena y Gabrielle que tosieron ante el comentario. -  ¿Oh no se….? – empezó, pero Regina le puso la mano señalando con los ojos a los niños, que eran ajenos a la conversación que tenían las mujeres en la cocina. – Lo siento… - dijo con una mirada de disculpa.
- No te preocupes… - dijo Gabrielle con una sonrisa. – Es bonito demostrar a tu pareja que la amas… - dijo mientras se inclinaba y besaba de improviso a Xena en los labios.
- ¿Ves…? – dijo Emma señalando a las dos. – Así que…. – dijo con una ceja levantada y una sonrisa en la cara.
Regina suspiro y rodando los ojos, se inclinó hacia la rubia y la beso con una sonrisa en los labios. No podía negarle nada a Emma si la miraba así. Ya sabía dónde había sacado su hijo esa mirada, ya que las tenían iguales.
Emma se sentó a desayunar cerca de Asteria, que la miraba con una sonrisa, de Regina, que le dio una taza con café y un plato lleno de tortitas.
 - Ma… - dijo Henry mirando a Emma. - ¿Hoy vas a entrenar con el abuelo?
Emma alzo la mirada con la boca llena, para mirar a su hijo que estaba enfrente de ella.
- No… Hoy tus abuelos quieren estar un tiempo en familia…- dijo después de tragar el bocado. – Asique hoy podemos hacer lo que queráis… - dijo con una sonrisa a su hijo y a Regina.
- ¿Entrenamiento…? – dijo Gabrielle mirando a la rubia.
- Si… - dijo Henry a Gabrielle. - Emma se está entrenando. El abuelo le enseña la espada y la abuela tiro con arco. Y los dos a montar a caballo… - dijo como si nada.
Emma rodo los ojos.
- ¿Y se te da bien…? – dijo Xena mirando a Emma.
Esta se encogió los hombros.
- No se me da mal, si es lo que preguntas… - cogió otro trozo de tortitas.
Xena frunció el ceño.
- Xena te puede enseñar… - dijo Gabrielle encogiéndose de hombros. – Ella me enseño algunos movimientos. Y Asteria y Ainia también pueden ayudar…
Xena miro a su compañera a los ojos.
Emma paro de comer y miro con la boca abierta a Gabrielle, Asteria y Ainia se miraron entre ellas. Regina miraba todas las reacciones y Henry y Paris sonrieron.
- Di que si ma… - dijo Henry con una sonrisa. – Ellas son Amazonas. He leído sobre ellas, son muy buenas en la lucha y son muy agiles…
Ante ese comentario, Henry se ganó una sonrisa sincera de las 4 Amazonas que se encontraban en la cocina.
- A mí no me importa… - dijo Xena mirando a la rubia. – Después de aceptar salvar a mi hija, es lo menos que puedo hacer…
Emma miro a los ojos a Xena, y en ellos vio la misma mirada que tuvo ella y Regina cuando Henry fue secuestrado. Suspiro y asintió con la cabeza.
- Ok… - dijo con una sonrisa. – Siempre me vendrá bien algún que otro consejo…
Las mujeres sonrieron ante el comentario.
- ¿Qué te parece si empezamos por mostrarme lo que te han enseñado…? – dijo Xena tranquilamente.
Emma se atraganto.
- ¿Ahora…? – dijo mirándola incrédula.
- Cuando terminemos, si… - dijo encogiéndose de hombros.
Emma miro a Regina, buscando apoyo. La morena se encogió de hombros.
- A mí me parece una buena idea… - dijo Regina mirando a su prometida.
Emma miro su plato y luego con un suspiro miro a Xena.
- Esta bien… Pero después de desayunar… - dijo cortando otro trozo de tortita y llevándoselo a la boca.
Xena sonrió.
- Estoy de acuerdo… - dijo mirando su plato con una sonrisa comiendo sus propias tortitas.
Las restantes personas que se encontraban en aquella cocina sonrieron.
Terminado el desayuno, recogida la cocina y vestida Emma, se encaminan hacia las caballerizas donde habían quedado con Mary Margaret, David, el pequeño Daniel y Ruby.
Al verla, Emma alza una ceja y se va directa a su amiga.
- ¿Tú también Ruby? – dice mirándola a la cara.
- Quiero ver como se porta nuestra Esperanza… - dijo sonriendo y guiñándole un ojo.
Cerca de allí, Gabrielle al oír el nombre de Esperanza se queda parada, junto con Xena. Se miran a los ojos, y la morena de ojos azules le pone una mano en el hombro y Gabrielle la mira con los ojos llorosos.
- Disculpadme… - dijo Gabrielle en un sollozo y se marcha corriendo.
Xena suspira y baja la mirada.
- Xena… ¿Qué ocurre…? – dijo Snow acercándose a la guerrera.
Xena mira a Mary Margaret y mira a las otras personas que estaban detrás de ella. Suspiro.
- Así se llamaba su hija… - dijo bajando la mirada. – A la que mate por venganza….
- ¿Venganza...? – dijo Regina acercándose a ella.
Xena la miro a los ojos.
- Ella mato a mi hijo Solan… - dijo con tristeza en la mirada. – Pero eso se quedó atrás. Nos perdonamos. Morimos muchas veces y siempre acabamos juntas. – dijo mirando a Regina y a Emma. – Pero los recuerdos de nuestras vidas sigue ahí… Después llego Paris… - dijo con una sonrisa mirando como el niño jugaba con Henry y Daniel. – Y fue un alivio para ambas…
Regina y Emma miraron con una sonrisa a Xena.
- ¿De quién es hija Eve…? – dijo Mary Margaret mirando a Xena.
Xena miro a Snow con una sonrisa.
- Es mi hija pequeña… - dijo sonriendo. – Aunque prácticamente la crio Gabrielle en la aldea de las Amazonas. – dijo sonriendo.
- ¿Qué edad tiene? – dijo Emma.

- 25 años…. – dijo Gabrielle detrás de Xena. – Y es exacta a su madre… - dijo acercándose y dándole la mano a Xena, quien sonrió a la rubia. - Cabezota, astuta, buena guerrera… Pero sobretodo cabezota…
- También tiene cosas tuyas… - dijo Xena mirándola con una sonrisa. – Tiene tu bondad…
- Mmmm es verdad… - dijo Gabrielle sonriendo.
Xena se hecho a reír ante las palabras de la bardo, haciendo que los demás se rieran.
- ¿Estas mejor…? – dijo Xena en un susurró mirando a Gabrielle a los ojos.
- Si…. – dijo sonriendo y recibiendo un beso de la Princesa Guerrera. – Siento haberme ido así… - dijo mirando a los demás.
- No importa… - dijo Regina con una sonrisa.
- Bueno… Vamos a ver lo que sabes Emma… - dijo Xena mirando a Emma con una sonrisa.
Emma resoplo y miro a todas las personas que estaban allí.
- ¿En serio? – dijo mirando a Xena.
Xena miro con una ceja levantada a Emma.
- Vamos Emma… - dijo Regina.
Emma resoplo, apretó la mano de Regina y se encamino hacia las caballerizas.
- Voy a buscar a Tormenta… - dijo Emma mientras se encaminaba a las caballerizas.
- Voy contigo… - dijo David caminando al lado de su hija.

Mientras, fuera de los establos, Regina, Snow, Ruby, Gabrielle, Asteria y Ainia miraban como jugaban los niños.
- ¿Todavía no han salido? – dijo Xena acercándose con sus caballos.
Las mujeres se dieron la vuelta para mirar a Xena.
- No… - dijo Mary mirándola a los ojos. – Su padre le estará dando consejos. – dijo rodando los ojos con una sonrisa.
- ¡Argo…! – dijo Paris al ver la yegua de su madre guerrera mientras corría hacia ellas.
Las Amazonas sonrieron al ver con que entusiasmo corría el niño para ver a los caballos.
- Paris ten cuidado… - dijo Gabrielle mientras lo miraba con una sonrisa como la morena de ojos azules cogía a su hijo para montarlo.
- Si mami… - dijo sonriendo a su madre. – Además, a mi Argo no me cae. A que no mamá… - dijo mirando a Xena que sujetaba a Paris con una sonrisa.
- Claro que no. Eres su jinete favorito… - dijo la morena sonriendo a su hijo.
Las 3 Amazonas sonrieron al ver el entusiasmo del niño. Y las otras 3 mujeres hicieron igual.

Dentro de los establos, David ayudaba a su hija a ponerse las botas.
- Ya vale, no soy una niña… - decía Emma al ver como David la ayudaba a ponerse las botas y a atarse la armadura.
- Lo sé, cariño… - dijo mirándola con una sonrisa. – Pero no puedo evitarlo… ¿Sabes? Cuando tu madre me dijo que eras una niña y que te llamarías Emma, le dije que, como ella eligió el nombre yo te enseñaría a luchar y a montar a caballo…. – dijo mirándola a la cara con una sonrisa guiñándole el ojo. Emma le sonrió. – Sé que ya eres mayor, pero me hace ilusión…
Emma miro a su padre con una sonrisa.
- Y yo que te lo agradezco papa… - dijo abrazando al hombre con una sonrisa.
Se separaron y ambos se pusieron de pie.
- Bueno, ya estamos… - dijo mirando a su hija. - ¿Sales montada?
- Si… - dijo sonriendo eh imaginándose la cara de Regina al verla montada en Tormenta.
- Muy bien… - dijo David con una sonrisa adivinando los pensamientos de su hija.
Emma se acercó donde Tormenta estaba. Miro al caballo negro a los ojos y le sonrió. Se acercó poco a poco a la puerta, sin dejarle de mirar a los ojos, como su padre le había dicho que hiciera.
Era un caballo magnifico. Grande, negro y de raza Árabe.
Levanto la mano y acaricio al caballo, despacio. Poco a poco lo fue sacando y poniéndole el cabezal. Una vez puesto, acaricio el cuello del caballo.
- Hola Tormenta… - dijo Emma mirando al caballo. – Quizás no me hayas reconocido con todo esto puesto… - dijo señalando la armadura que tenía puesta. – Pero soy yo, Emma… - dijo susurrándole mientras ataba el cabezal y las riendas del caballo. El caballo relincho. – Si amigo, ya me reconociste… - dijo sonriendo. Le puso la silla de montar y el caballo relincho. – Si, tranquilo. Saldremos a dar un paseo… - dijo Emma acariciándole un momento y luego termino de atar la silla. – Ya está… - dijo con una sonrisa Emma y acariciando el cuello del animal.
David se acercó y miro las ataduras del caballo de Emma.
- Listo… - dijo David cuando revisó todo. - ¿Te ayudo?- dijo mirando a Emma.
- No… - dijo acercándose al caballo. – Voy a ver si puedo yo sola. Es la primera vez que monto con la armadura… - dijo resoplando. Se acercó al caballo y de una sola vez, se subió. – ¡Voila…! – dijo con una sonrisa. David sonrió a su hija y se dirigió a su caballo blanco, se subió y miro con orgullo a Emma. – Que… - dijo Emma mirando a su padre.
- Nada… - dijo con una sonrisa. – Solo estoy orgulloso por mi hija… - dijo mirándola con ojos brillantes.
Emma se sonrojo ante ese comentario.
- Vamos allá… - dijo con una sonrisa Emma.
- Muy bien… - dijo David y se dirigió hacia la salida con paso lento del caballo.
Emma suspiro mientras veía a su padre salir.
- Muy bien chico… - dijo Emma al caballo mientras lo acariciaba. – Vamos a que nos vea nuestra Reina…. – dijo espoleando al caballo para que echara a andar.

Fuera del establo, las mujeres, mientras miraban a los niños jugar, estaban hablando entre ellas cuando el relincho de un caballo les hace voltear la cabeza hacia las puestas del establo.
Vieron como salía David, con porte principesco y una sonrisa, sobre su caballo blanco. Se acercó a las mujeres y se dio la vuelta hacia el establo.
- Hola chicas… - dijo con una sonrisa.
- Hola… - dijo con una sonrisa Snow.
- ¡Papi…..! – dijo Daniel acercándose y pidiendo subir con él. – ¿Y Ema? – dijo el niño cuando estaba arriba del caballo con su padre.
- Eso, ¿y Emma? – dijo Mary Margaret mirando con preocupación a su marido.
- Hay sale… - dijo con una sonrisa señalando con la cabeza las puertas del establo.
Las mujeres, junto con los niños, se giraron y vieron como salía un caballo negro, y encima de él a una Emma vestida con la armadura…