Xena y Gabrielle se quedaron
atónitas. No se podrían creer que el dios nórdico fuera el responsable del
secuestro de Eve.
- Sera maldito… - dijo Xena con
furia.
Gabrielle la calmo.
- Debimos sospechar de él… -
dijo Gabrielle mirando donde había desaparecido el dios. – Dioses… Era él desde
el principio…
Mientras ellas estaban pensando
en las últimas palabras del dios, Emma y Regina miraban impotentes donde había
desaparecido Loki con Henry.
De repente, Emma se volvió y
miro con furia a los allí presentes. Vio la puerta de salida y sin dirigirle la
palabra a nadie, se fue hacia ella.
- Emma… - dijo Snow
deteniéndola. - ¿A dónde vas?
- A buscar a mi hijo… -. Dijo
sin mirarla y apartándola de ella.
- Emma, detente… - dijo David
poniéndose delante de ella. – No sabes donde ha ido…
Emma lo miro a los ojos. Eso
era verdad. Podría estar en cualquier parte. Noto que alguien le cogía del
brazo, se dio la vuelta y se encontró con la mirada de Regina.
- Cariño… Tu padre tiene razón…
- dijo apretándole con cariño el brazo. – No sabemos dónde está…
Emma suspiro y abrazo a la
morena, hundiendo la cara en el cuello de Regina con un suspiro.
- Tienes razón… - dijo Emma
rindiéndose.
- Nosotras quizás lo sepamos… -
dijo Gabrielle que se acababa de acercar con Xena.
Regina, Emma Snow David las
miraron expectantes.
- ¿Estáis seguras? – dijo Emma
mirando a Gabrielle.
- Más o menos… - dijo Xena. -
¿Conocéis los países nórdicos? – pregunto la guerrera. Ellos asintieron. – Creo
que Loki está allí…
- ¿Seguro? – dijo Emma con un
brillo de esperanza.
- Loki dijo que quería iniciar
el Ragnarök… - dijo Xena. – No se puede invocar desde otro sitio…
- ¿Pretende destruir a los
dioses? – dijo Emma mirando a la guerrera. – Eso es imposible… Es solo una
leyenda…
Xena y Gabrielle se miraron con
una sonrisa.
- También nosotras éramos unas
leyendas y estamos aquí… - dijo la bardo mirando a Emma. – Emma, los mitos y
las leyendas tienen sus bases ciertas… Además… - dijo señalando a Xena. – Ella
ha matado ya a algunos dioses... – dijo caer Gabrielle.
Miraron con incredulidad a
Xena.
- ¿Es cierto? – pregunto Snow.
- Cuando estaba embarazada de
Eve… - conto Xena. – Zeus fue a consultar a las Parcas. Estas le dijeron que mi
hija iniciaría el Crepúsculo de los Dioses eh intentaron matarla… - dijo Xena
mirándoles. – Hércules mato a su padre Zeus, y yo a unos cuantos más, gracias
al poder de matar dioses que me dio Eli… - dijo mirando a Gabrielle. –
Intentamos engañarles, y fingimos nuestra muerte. Entregamos a Eve a Octavio
Cesar, para que la protegiera mientras que nosotras fingíamos morir. Pero salió
mal. Dormimos en una cueva de hielo durante 25 años. Cuando despertamos todo
había cambiado. Nosotras éramos unas heroínas, y mi hija… - dijo apretando la
mandíbula. – Mi hija se convirtió en Livia, Comandante de Roma. Una asesina….
- Pero logro redimirse como su
madre gracias a Eli… - dijo Gabrielle sonriendo a Xena.
- ¿Eli? – pregunto Emma.
- Un profeta… Predicaba el
amor… - dijo Gabrielle con una sonrisa.
- Cuando se redimió, intentaron
otra vez matarla, pero yo mate a unos cuantos dioses y pararon de intentarlo…
Emma, Regina, Snow, David y los
que estaban allí se quedaron impactados.
- Sera mejor prepararnos… -
dijo Snow haciendo que saliera toda la gente. – Se acabó la fiesta. Lo sentimos,
de verdad… – dijo mirando a las demás personas mientras salían de casa.
Una vez limpiado todo y estando
ya con sus ropas normales, Emma, Regina, Xena, Gabrielle, Snow David, se
sentaron para hablar de cómo llegar hasta los países nórdicos.
Emma se sentía mareada. Bebió
otro poco de la sidra de manzana que tenía en el vaso, pero aun así no se
despejaba.
- Emma… - dijo Snow. - ¿Estas
bien, cariño…? – dijo poniéndole una mano en el brazo.
Emma la miro pero en realidad
la veía borrosa. Quiso contestar pero no pudo. Abrió la boca y miro a los
demás. No podía escucharles. Intentó despejarse la cabeza moviéndola, pero fue
en vano. Poco a poco iba cayendo en un sueño, que la transporto a otro tiempo.
Solo pudo escuchar el grito de
Regina al desplomarse Emma sobre el suelo.
“Estaba en un palacio antiguo y fuera se veía que estaba
nevando. Se oían voces, ruidos de caballos y gritos.
Dentro del palacio, que era de madera, había un gran fuego
que calentaba toda la estancia y aportaba luz.
Caminó hacia la ventana y se asomó. Vio que estaba en una de
las habitaciones más altas del castillo. Apoyó la mano en el alfeizar de la
ventana y miro hacia abajo. Allí se encontraban un montón de hombres vestidos
con armaduras y con sus respectivos caballos.
- Es la hora, mi reina… - dijo una voz detrás de ella.
Emma se dio la vuelta y vio a una señora mayor mirándola con
una sonrisa, vestida con pieles. Tenía una pintura en la frente. Parecía una
hechicera.
Sonrió a la mujer y camino hacia ella.
- Muy bien Halbheera… - dijo poniéndose a la altura de la
mujer mayor. Esta sonrió.
Emma se dirigió hacia el trono que había al fondo de la sala
y se sentó. – Dile que pasen…
La mujer se inclinó ante Emma con una sonrisa y se fue.
Al momento pasaron 4 hombres que se inclinaron cuando estuvieron
enfrente de la rubia.
- Mi señora… - dijo el que estaba en el medio.
- Que deseáis… - dijo Emma mirándoles a todos.
- Señora… Pones pruebas a tus pretendientes… - dijo el
hombre mientras que Emma acariciaba distraída un magnifico cuervo que tenía a
su derecha. - Y tales pruebas son casi un insulto para su rango… Los caballeros
que piden tu mano son reyes y príncipes…
- Y yo una reina… - dijo Emma casi con furia en la voz. – Su
igual… Y en mi reino tengo el derecho de promulgar las leyes que me plazca…
- Si pero…
- Así que diles… - dijo Emma con más énfasis en su voz. –
Que la reina de Islandia, se casará con la persona que pase las pruebas que
ella imponga… Y que pueda derrotarla en un combate…
- Pero… Ninguna persona puede esperar salir victorioso de
tales pruebas, majestad… - dijo el que estaba al lado de él.
Emma sonrió de lado y acaricio otra vez al cuervo que graznó
de satisfacción.
- Hay una persona que lo hará… Y esa persona se casará
conmigo… - dijo sonriéndoles. – Yo le reconoceré tan pronto como vea a esa
persona… - los miro atentamente. – Podéis iros…
Los hombres se inclinaron ante Emma y se marcharon.
Emma suspiro y cerró los ojos un momento. Todo eso le estaba
levantando dolor de cabeza.
- Hablas de esa persona que conociste la noche que cayó la
estrella… ¿No es verdad? – dijo Halbheera acercándose al trono donde estaba
sentada Emma.
- Siempre estoy pensando en esa persona… No pude verla bien…
- mintió Brunilda. - Pero era fuerte, y me venció… - dijo mirando a la
hechicera. – Y no me casaré con otra persona que no sea esa, Halbheera… Ni
príncipes, ni reyes, ni con el mismísimo emperador de Roma…
- ¿Y si tu atractiva persona aparece, qué ocurrirá? ¿Sera lo
bastante fuerte y valiente como para pasar las pruebas que has planeado?
Emma sonrió a Halbheera desde su trono.
- Ya consiguió derrotarme una vez… Solo tiene que hacerlo de
nuevo… - sonrió y cogió al cuervo. – Las runas nunca mienten, Halbheera…
- Eso es cierto mi reina…
- ¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames por mi
nombre cuando estemos solas, Halbheera?
La hechicera sonrió a la reina.
- No estamos solas…. – dijo señalando al cuervo.
Emma sonrió mientras acariciaba al manso cuervo que estaba
posado en su mano.
- Hertz es inofensivo. Y solo está aquí porque mi padre
quiere saber cómo estoy y para tenerme protegida. – dijo la reina mientras se
levantaba del trono. -. Él sabe que me cuidas bien, Halbheera.
- No quiero tentar al padre de todo, mi señora….
- Mi padre te adora. Si no fuera así, no habría mandado a su
única hija lejos del Valhalla… - dijo con una sonrisa mirando a la mujer mayor.
– Aunque su hija fuera una Valkiria…
Halbheera sonrió. La reina tenía razón.
- Eso es cierto, Brunilda…Eres una Valkiria y aun así te
dejo a mis cuidados…
Emma/Brunilda sonrió…
- Así me gusta, Halbheera… - sonrió a la hechicera. – Y
ahora mi querido Hertz, es hora de que vayas a informarle a mi padre, Odín, de
lo que has escuchado aquí… Ahora más que nada necesito su consejo… - dijo
mientras acariciaba al cuervo quien grazno e inmediatamente voló hacia lo alto
del cielo, camino del Valhalla...”
Mientras tanto, entre Xena y
Regina echaron a Emma en el sofá.
- ¿Otra vez a caído en ese
extraño sueño? – dijo Gabrielle mientras observaba a Emma dormir.
- Eso parece… - dijo Regina
mientras acariciaba la frente de Emma.
- ¿Ya le ha pasado antes? –
dijo Snow preocupada.
- Tranquila. No le pasa nada… -
Xena la tranquilizo con una sonrisa. – Es otra vida pasada de Emma… - dijo
mirando a la rubia.
- ¿Otra vida pasada? – dijo
extrañado David mirando a su hija.
- Ella es Brunilda… - dijo
Xena. – Reina de Islandia y después una Valkiria… - dijo Xena mirando a Emma.
De repente Emma empezó a
hablar.
“- Muy bien Halbheera… - dijo Emma con los ojos cerrados. –
Dile que pasen…”
- Pues sí está soñando otra vez…
- dijo Gabrielle atenta a lo que Emma decía.
- Xena… ¿Por qué ahora podemos
escucharla y antes no? – dijo Regina.
- No lo sé… - respondió.
“- Que deseáis… - dijo Emma otra vez haciéndolas callar.”
- Así sabemos que es lo que
está viviendo… - dijo Regina con un toque de celos en la voz que no pasó
inadvertido para los presentes, que sonrieron.
Mientras, veían como Emma
levantaba la mano y hacia movimientos como si acariciara algo.
“- Y yo una reina… - dijo Emma casi con furia en la voz. –
Su igual… Y en mi reino tengo el derecho de promulgar las leyes que me plazca…
Así que diles… - dijo Emma con más énfasis en su voz. – Que la Reina de
Islandia, se casará con la persona que pase las pruebas que ella imponga… Y que
pueda derrotarla en un combate…”
- ¿Pruebas? – dijo Gabrielle a
Xena.
- Luego… - dijo Xena. – Cuando
esté consciente…
- Tiene madera de reina… -
comento Snow con una sonrisa. Lo que hizo esbozar una sonrisa a todos los
presentes.
- ¿A caso lo dudas, querida? –
dijo Regina con una sonrisa.
Emma sonrió de lado y levantó
la mano para acariciar otra vez algo
“- Hay una persona que lo hará… Y esa persona se casará
conmigo… - dijo sonriéndoles. – Yo le reconoceré tan pronto como vea a esa
persona… - frunció el ceño. – Podéis iros…”
Todos miraron a Xena, que bajo
la mirada y carraspeó.
- Parece enfadada… - dijo Snow.
- Y cansada… - dijo David.
“- Siempre estoy pensando en esa persona… No pude verla
bien… - dijo Emma con una media sonrisa. - Pero era fuerte, y me venció… Y no
me casaré con otra persona que no sea esa, Halbheera… Ni príncipes, ni reyes,
ni con el mismísimo emperador de Roma… - hubo una pausa, que identificaron como
la respuesta de la otra persona con la que Emma estaba hablando. Emma sonrió. -
Ya consiguió derrotarme una vez… Solo tiene que hacerlo de nuevo… - sonrió e
hizo el amago de coger algo. – Las runas nunca mienten, Halbheera… - hubo otra
pausa y un suspiro. - ¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames por mi
nombre cuando estemos solas, Halbheera?”
- ¿Halbheera? – dijo Snow.
- Una hechicera… - dijo Regina.
– Luego te lo explicamos…
Ruby asintió.
Emma sonrió mientras acariciaba
al animal que tenía en su mano en el sueño.
“- Hertz es inofensivo. Y solo está aquí porque mi padre
quiere saber cómo estoy y para tenerme protegida. – dijo Emma. - Él sabe que me
cuidas bien, Halbheera.”
- Hertz es un cuervo. Iba
siempre con Brunilda. Se comunicaba así con Odín, lo mantenía informado… -
explico Xena.
“- Mi padre te adora. Si no fuera así, no habría mandado a
su única hija lejos del Valhalla… - dijo con una sonrisa Emma. – Aunque su hija
fuera una Valkiria…”
- Su padre es Odín… - aclaro
Xena ante las miradas extrañadas de David y Snow.
“- Así me gusta, Halbheera… - sonrió Emma. – Y ahora mi
querido Hertz, es hora de que vayas a informarle a mi padre, Odín, de lo que
has escuchado aquí… Ahora más que nada necesito su consejo… - dijo mientras
impulsaba al cuervo para que volara hacia lo alto del cielo, camino del
Valhalla...”
Después de esto, Emma se
despertó sobresaltada. Miro a todos los lados y vio las caras de Regina, sus
padres y Xena y Gabrielle.
- Emma, cariño… - dijo Snow con
preocupación. - ¿Estas bien?
Emma la miro medio asustada.
- Si… - dijo Emma
incorporándose. – Esta vez ha sido más intenso…
- ¿Intenso? – dijo Gabrielle.
Emma asintió.
- Notaba como se sentía… - dijo
Emma mirando a Gabrielle. – Notaba como se sentía al responder a aquellos
hombres… - dijo Emma mientras se sentaba.
- Donde estabais… - dijo Xena
sentándose en el sillón.
- En mi palacio… - dijo Emma
sonriendo mirando a la nada. – Era grande y antiguo. Se oían voces, ruidos de
caballos y gritos. Dentro era de madera y lleno de pieles de todas las
clases... - dijo Emma sonriendo - Y era
hermoso… - dijo Emma mirando a la nada.
- Fuera había un montón de hombres vestidos con armaduras y con sus respectivos
caballos.
Todos miraban a la rubia
describir el palacio de Brunilda.
Xena sonrió al reconocer el
lugar.
- Si… Era grandioso… - dijo
Xena sonriendo mientras se cruzaba de brazos. – Estabas en la sala del trono… -
dijo mirando a Emma.
- Si… - Emma la miro. - ¿Cómo
lo sabes…?
Xena la miro con tristeza.
- Allí es donde murió…. – dijo
Xena levantándose de su sitio y saliendo por la puerta de la cocina hasta el
jardín trasero.
Se quedaron sorprendidos,
mirando como la guerrera se marchaba. Gabrielle se levantó y fue tras ella, y
los otros tras ellas.
- Xena… - dijo Gabrielle al
llegar junto a la guerrera. - ¿Qué pasa…?
Xena guardo silencio.
- Yo la mate, Gabrielle… - dijo
sin volverse. – Mi ambición… Y ahora me castiga con esos recuerdos… -. Dijo
volviéndose.
Gabrielle acaricio la cara de
la guerrera con ternura.
- Fue hace mucho, Xena. Además,
- dijo acercándose más a ella, - Brunilda te perdono… ¿Recuerdas? Cuando fuimos
ella y yo a buscarte… - dijo pasándole una mano por la nuca a la alta morena.
Xena miro a la bardo con amor
en los ojos y sonrió. Se inclinó hacia ella y la besó, estrechándola contra
ella.
- Tienes razón…. – dijo después
del beso. – Pero aun no comprendo por qué Emma tiene esas visiones…
- Lo averiguaremos, juntas… -
dijo Gabrielle devolviéndole el beso.
Xena sonrió contra los labios
de su bardo y después se volvió hacia las personas que las miraban desde la
puerta.
- Sera mejor que nos pongamos
en marcha. – dijo Xena mirándolos a todos. – Cuanto antes lleguemos, antes
evitaremos el Ragnarök y rescataremos a nuestros hijos…
Todos sonrieron y asintieron.
- ¿Hacia dónde iremos…? –
pregunto Emma mirando a Xena.
Xena sonrió mientras abrazaba a
Gabrielle.
- A Islandia… Iremos a ver tu
Palacio, Emma… - sonrió Xena.
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