Capítulo 30
Había pasado ya unos días desde
que habían regresado definitivamente del Olimpo, al barco de Hook.
Emma estaba en cubierta con los
ojos cerrados mientras ponía en práctica los métodos de relajación que Lao Ma
le había enseñado.
Desde el puente de mando, Hook
miraba a la rubia con detenimiento, fijándose en las curvas más pronunciadas
que gracias al entrenamiento llevado en el Olimpo, tenía. Sonrió al recordar
como lo habían mirado Xena y Regina cuando alabó a la rubia tanto por su recién
adquirida estupenda figura y por su victoria en el campo de batalla.
En ese momento, entraron en su
campo de visión Xena, Gabrielle y Regina, que se apoyaron en la barandilla de
la cubierta del barco, mirando a Emma.
Hook sonrió y volvió a
concentrarse en manejar el barco. Ya estaban en los mares nórdicos y el frio se
notaba ya por eso tenían puestos ya prendas que le calentaban el cuerpo.
Mientras, Xena, Gabrielle y
Regina miraban a Emma finalizar sus ejercicios.
- Hola chicas… - dijo Emma con
una sonrisa caminando hacia ellas. – Hola nena… - dijo mientras se inclinaba y
le daba un beso en los labios a Regina.
- Hola Emma… - dijo Gabrielle
con una sonrisa. – Te sienta bien eso… - dijo señalando el atuendo que la rubia
llevaba.
Emma sonrió y bajo la mirada
para verse. Llevaba puestos unos pantalones de cuero negro, unas botas hasta las
rodillas negras, una camisa blanca y encima un chaleco negro que se ajustaba a
su figura. El pelo lo llevaba recogido en una cleta y en la espalda llevaba la
espada que Artemisa le había dado y en el cinturón la espada que Regina le
regalo el día que la nombraron caballero.
- Gracias… - dijo Emma con una
sonrisa. – La verdad es que me estoy empezando a acostumbrar a llevar armaduras
y estos tipos de trajes… - dijo Emma pensativa.
- Te sientan bien. – dijo Xena
con una sonrisa. – Eres una gran guerrera. Emma… Si no lo fueras, te sentirías
a disgusto con esas prendas…. Además, está el tema de las armas… - dijo
señalándoselas. – A que ya no te molestan, son como una segunda piel…
- Eso es cierto… - dijo Emma
mirando a Xena con una sonrisa.
- A mí no me gusta… - dijo
Regina. – Puedes hacerte daño… - dijo mirando con preocupación a la rubia.
- Lo se nena… - dijo Emma. –
Pero tómatelo como un apoyo a la magia que tenemos… Así os puedo proteger más…
- dijo acariciando la mejilla de la Reina Malvada.
Regina se alzó y beso los
labios tentadores de la rubia, mientras que Xena y Gabrielle las miraban con
una sonrisa mientras que ellas se acercaban también y compartían un beso como
el de Emma y Regina.
El día pasó sin ningún
contratiempo y la noche llego tranquila sobre el barco de Hook.
Las 4 mujeres dormían
apaciblemente en el camarote, abrazadas desnudas unas a otras. Desde que se
habían acostado las 4 por culpa de ese juego, no habían desaprovechado ninguna
oportunidad para acostarse las 4. Aunque de vez en cuando, solo estaban con sus
respectivas parejas.
Pero la tranquilidad que se
respiraba en todo el barco pronto se vio alterada por un violento ataque que
despertó a las 4 mujeres y al resto de la tripulación.
- ¿Qué ocurre...? – dijo
Gabrielle asustada incorporándose en la cama.
- No lo sé… - dijo Xena
mientras se levantaba y se ponía la túnica de cuero. – Pero voy a averiguarlo…
- Ten cuidado Xena… - dijo
Gabrielle mientras se vestía ella también.
- Espera Xena… - dijo Emma
cogiendo su espada. – Voy contigo… - dijo saliendo tras Xena.
- Emma ten cuidado… - dijo
Regina mientras se vestía rápidamente.
Salieron inmediatamente después
todas apuradas y por poco no se chocan con Asteria y Ruby que subían de las
bodegas.
- ¿Qué ocurre…? – dijo Ruby
mirando a Regina.
- No lo sé… - dijo Regina
mirando a la loba.
Asteria miro a su Reina.
- Gabrielle, ¿estás bien? –
dijo Asteria mirando a la rubia.
- Tranquila, Asteria… Estoy
bien… - dijo con una sonrisa.
- Vamos a cubierta, puede que
Emma y Xena necesiten ayuda… - dijo Regina mientras se encaminaba hacia
cubierta.
Cuando salieron se quedaron
paralizadas.
Los marineros iban corriendo de
un lado para otro, nerviosos y gritando mientras llevaban desenvainados los
sables.
A lo lejos, vieron a Emma y a
Xena intentando calmar los ánimos y ayudando a transportar unos barriles de pólvora.
Las mujeres que acababan de
llegar no sabían que ocurría, Regina paro entonces a un marinero que pasaba por
allí.
- Eh, tu… - dijo agarrando al
marino. - ¿Qué es lo que pasa?
El marinero la miro asustada.
- Pasa la peor pesadilla de
cualquier marinero, mi Reina… - dijo visiblemente nervioso.
- Pero que es eso… - dijo
Gabrielle encarándole.
- El diablo del Mar…. – dijo nervioso.
Y se fue a buscar más pólvora.
Las mujeres se miraron entre
ellas sin querer creer lo que el marinero se refería.
- Dioses… - dijo Gabrielle al
final. – Xena…. – dijo mirando hacia donde estaba la guerrera ayudando a Emma,
donde estaban asegurando una vela que se había soltado.
El resto de mujeres miro en su
dirección con expresión preocupada cuando de repente se oyó un sonido como de
un chirrido que enmudeció al barco entero, dejando a todos los ocupantes
parados y callados.
Se miraron unos a otros con
cara de terror lo que duraba el chirrido, pero cuando se calló, el barco siguió
quieto, como si temieran moverse y despertar al monstruo que había causado ese
escalofriante sonido.
Pero de repente, en cuestión de
segundos, cuando pensaban que todo se había acabado, unos tentáculos emergieron
del mar a la velocidad de un rayo, elevándose sobre el barco de Hook.
Los tripulantes de la nave,
miraron con horror como se elevaban para después reaccionar y chillar de pánico
ante la visión que tenía.
- ¡El Kraken,…! – dijo uno de
los marineros mientras salía a tratarse de ponerse a salvo.
Los tentáculos bajaron como un
rayo estrellándose sobre la madrea del barco, haciendo saltar astillas de
madera por todas partes.
Los tripulantes del barco
corrían de un lado para otro, mientras que otros, junto con las mujeres,
intentaban pelear contra el Kraken, una tarea algo complicada ya que los
tentáculos no se dejaba de mover de un lado a otro, partiendo en dos todo lo
que encontraba a su paso.
Los marineros no paraban de
lanzar sus cuchillos para que el Kraken se retirara, utilizando también sus
armas e incluso disparando los cañones.
Pero no lo conseguían.
Tras estar un largo tiempo
intentando alejar al monstruo marino, Regina vio como uno de los tentáculos
atrapaba a Emma por la cintura y la arrastraba hacia las profundidades del
océano congelado.
- ¡Emma...! – grito Regina
mientras corría intentando atrapar a la rubia, la cual vio como desaparecía en
el océano congelado. - ¡Emma...!- grito desesperadamente.
Xena, Gabrielle y el resto de
las mujeres se acercaron.
- ¡Regina…! ¿¡Que ocurre!? –
pregunto Gabrielle al ver la desesperación de la mujer.
- ¡Es Emma…! - gritó para hacerse
oír. – ¡El Kraken la atrapo y la arrastro hacia el fondo…!
Las mujeres miraron haca el
océano congelado y de aguas turbulentas que se extendía y entonces vieron una
imagen que se le helo la sangre en las venas.
Bajo las aguas oscuras y
heladas, emergía una fantasmagórica figura de un ser monstruoso. El Kraken…
Con la boca abierta, dejando ver
todas aquellas filas de dientes amarillentos y aquellos ojos rojos que nada más
verlos te quedabas paralizado.
- por todos los dioses… -
exclamo Asteria sin apartar los ojos de aquella criatura.
- ¡Mirad….! – grito de repente
Ruby señalando un poco más adelante. - ¡Es Emma…!
Las mujeres miraron y vieron
como la rubia luchaba con coraje para deshacerse del agarre del monstruo
marino, sin llegar a lograrlo.
- Por dios, Emma… Utiliza la
magia… - gimió Regina desesperada mientras veía como el Kraken la metía otra
vez bajo el agua y como si la hubiera escuchado, Emma utilizo la magia para
liberarse y aparecer en la cubierta del barco. Regina sonrió.
Las mujeres se dieron la vuelta
y corrieron ante una jadeante Emma que estaba doblada recuperando el aliento.
- ¡Emma…! - dijo Ruby cuando
estaban a su lado.
Emma alzo una mano como
pidiendo un momento. Al poco, se incorporó y las miro con una sonrisa.
- Estuvo cerca… - dijo sonriendo.
- ¿Solo se te ocurre decir eso?
– dijo una enfadada Regina. – Eres una idiota, Emma… - dijo dándole una
bofetada. – Por poco mueres…
Emma la miraba perpleja e iba a
contestarle, cuando un tentáculo le pasó cerca de ellas.
- La magia le quema…. – dijo
Emma mirando el tentáculo por el cual el monstruo marino la agarro. – Mira…
Regina miro y sonrió.
- Entonces magia es lo que
tendrá… - dijo acercándose con decisión al borde del barco.
Cuando llego, Regina alzo las
manos y conjuro una bola de fuego, que lanzo al monstruo haciendo que rugiera
con fiereza y lanzara sus tentáculos hacia el barco con más fuerza.
Regina sonrió y no paro de
lanzarle bolas de fuego.
- ¡Regina…! – grito Emma para
hacerse oír. La morena se volvió para mirarla. – Hagámoslo juntas…
- ¡De acuerdo…! – dijo Regina
con una sonrisa.
Emma se colocó junto a Regina,
se miraron con una sonrisa en los labios y lanzaron las dos colas de fuego
hacia el monstruo marino, quien al sentir la magia combinada tan poderosa de
ambas mujeres, se retorcía de dolor hasta que desapareció.
Todo se quedó en una calma
fantasmagórica. Nadie respiraba, nadie se movía como si un movimiento en falso
hiciera romperse esa quietud que quedaba después de que el monstruo se hundiera
hasta las profundidades del océano.
Todo el mundo se miraban entre
si hasta que algunos marineros rompieron el silencio con gritos de euforia al
ver que el Kraken se había marchado.
Todo el mundo se abrazaba y
Emma y Regina se miraron con una sonrisa cómplice, se acercaron la una a la
otra y se fundieron en un gran beso rodeándose con los brazos de la otra. Al
mirar hacia sus compañeras, vieron como Xena y Gabrielle compartían un momento
igual que el de ellas y un poco más atrás, vieron a Asteria y a Ruby abrazarse
con euforia y darse un gran beso en la boca, lo cual ocasionó que las 4 mujeres
quedaran con la boca abierta ante aquella revelación.
Las mujeres sonrieron y se
acercaron, uniéndose en un abrazo en común con una gran sonrisa.
- ¡Vaya….! – exclamo Gabrielle
mirando a Emma y a Regina. – Eso fue espectacular…
- Si, es cierto… - coincido Xena
mirando a las dos mujeres.
Emma y Regina sonrieron a sus
amigas e iban a responder cuando un movimiento brusco de la nave casi las cae.
- ¿Qué ha sido eso? – pregunto
Ruby intentando mantenerse en pie.
- Eso es mi barco hundiéndose
en el océano, amor… - dijo Hook intentándose mantenerse en pie mientras se
sujetaba a un cabo.
- ¿No puedes hacer algo,
Regina…? – pregunto Ruby mirando a la morena.
- Puedo mantenerlo a flote
hasta que encontremos tierra… - dijo Regina mirándoles.
- Hazlo… - dijo Hook mirando a
Regina.
Regina asintió.
- Regina, ¿necesitas ayuda? –
dijo Emma mirando a la morena.
- Ponte a mi lado y haz lo que
yo haga… - dijo con una sonrisa.
Ambas mujeres se acercaron,
quedándose una al lado de la otra. Pero antes de que iniciaran el hechizo, unos
canticos llegaron hasta sus oídos. Sirenas.
Vieron como unas figuras se
acercaban nadando a toda velocidad hasta el barco que se estaba hundiendo. Se
acercaron a él y miraron desde el agua a los tripulantes que había.
Emma miro a las sirenas, ya
había tenido un encuentro con ellas en el pasado y no se sentía nada orgullosa.
Aun así las miro con cautela hasta que una sirena pelirroja capturo los ojos de
la Salvadora, atrapándolos.
Poco a poco, Emma se acercaba a
la barandilla del barco, cautivada por la voz que tenía en su interior que le
decía que se acercara.
Mientras, Regina, que se había
percatado de todo, intentaba llamar la atención de la rubia.
- Emma… Emma despierta…
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