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miércoles, 4 de febrero de 2015

La vida Continua Más Allá: Capítulo 30

Capítulo 30

Había pasado ya unos días desde que habían regresado definitivamente del Olimpo, al barco de Hook.
Emma estaba en cubierta con los ojos cerrados mientras ponía en práctica los métodos de relajación que Lao Ma le había enseñado.
Desde el puente de mando, Hook miraba a la rubia con detenimiento, fijándose en las curvas más pronunciadas que gracias al entrenamiento llevado en el Olimpo, tenía. Sonrió al recordar como lo habían mirado Xena y Regina cuando alabó a la rubia tanto por su recién adquirida estupenda figura y por su victoria en el campo de batalla.
En ese momento, entraron en su campo de visión Xena, Gabrielle y Regina, que se apoyaron en la barandilla de la cubierta del barco, mirando a Emma.
Hook sonrió y volvió a concentrarse en manejar el barco. Ya estaban en los mares nórdicos y el frio se notaba ya por eso tenían puestos ya prendas que le calentaban el cuerpo.
Mientras, Xena, Gabrielle y Regina miraban a Emma finalizar sus ejercicios.
- Hola chicas… - dijo Emma con una sonrisa caminando hacia ellas. – Hola nena… - dijo mientras se inclinaba y le daba un beso en los labios a Regina.
- Hola Emma… - dijo Gabrielle con una sonrisa. – Te sienta bien eso… - dijo señalando el atuendo que la rubia llevaba.
Emma sonrió y bajo la mirada para verse. Llevaba puestos unos pantalones de cuero negro, unas botas hasta las rodillas negras, una camisa blanca y encima un chaleco negro que se ajustaba a su figura. El pelo lo llevaba recogido en una cleta y en la espalda llevaba la espada que Artemisa le había dado y en el cinturón la espada que Regina le regalo el día que la nombraron caballero.
- Gracias… - dijo Emma con una sonrisa. – La verdad es que me estoy empezando a acostumbrar a llevar armaduras y estos tipos de trajes… - dijo Emma pensativa.
- Te sientan bien. – dijo Xena con una sonrisa. – Eres una gran guerrera. Emma… Si no lo fueras, te sentirías a disgusto con esas prendas…. Además, está el tema de las armas… - dijo señalándoselas. – A que ya no te molestan, son como una segunda piel…
- Eso es cierto… - dijo Emma mirando a Xena con una sonrisa.
- A mí no me gusta… - dijo Regina. – Puedes hacerte daño… - dijo mirando con preocupación a la rubia.
- Lo se nena… - dijo Emma. – Pero tómatelo como un apoyo a la magia que tenemos… Así os puedo proteger más… - dijo acariciando la mejilla de la Reina Malvada.
Regina se alzó y beso los labios tentadores de la rubia, mientras que Xena y Gabrielle las miraban con una sonrisa mientras que ellas se acercaban también y compartían un beso como el de Emma y Regina.

El día pasó sin ningún contratiempo y la noche llego tranquila sobre el barco de Hook.
Las 4 mujeres dormían apaciblemente en el camarote, abrazadas desnudas unas a otras. Desde que se habían acostado las 4 por culpa de ese juego, no habían desaprovechado ninguna oportunidad para acostarse las 4. Aunque de vez en cuando, solo estaban con sus respectivas parejas.
Pero la tranquilidad que se respiraba en todo el barco pronto se vio alterada por un violento ataque que despertó a las 4 mujeres y al resto de la tripulación.
- ¿Qué ocurre...? – dijo Gabrielle asustada incorporándose en la cama.
- No lo sé… - dijo Xena mientras se levantaba y se ponía la túnica de cuero. – Pero voy a averiguarlo…
- Ten cuidado Xena… - dijo Gabrielle mientras se vestía ella también.
- Espera Xena… - dijo Emma cogiendo su espada. – Voy contigo… - dijo saliendo tras Xena.
- Emma ten cuidado… - dijo Regina mientras se vestía rápidamente.
Salieron inmediatamente después todas apuradas y por poco no se chocan con Asteria y Ruby que subían de las bodegas.
- ¿Qué ocurre…? – dijo Ruby mirando a Regina.
- No lo sé… - dijo Regina mirando a la loba.
Asteria miro a su Reina.
- Gabrielle, ¿estás bien? – dijo Asteria mirando a la rubia.
- Tranquila, Asteria… Estoy bien… - dijo con una sonrisa.
- Vamos a cubierta, puede que Emma y Xena necesiten ayuda… - dijo Regina mientras se encaminaba hacia cubierta.
Cuando salieron se quedaron paralizadas.
Los marineros iban corriendo de un lado para otro, nerviosos y gritando mientras llevaban desenvainados los sables.
A lo lejos, vieron a Emma y a Xena intentando calmar los ánimos y ayudando a transportar unos barriles de pólvora.
Las mujeres que acababan de llegar no sabían que ocurría, Regina paro entonces a un marinero que pasaba por allí.
- Eh, tu… - dijo agarrando al marino. - ¿Qué es lo que pasa?
El marinero la miro asustada.
- Pasa la peor pesadilla de cualquier marinero, mi Reina… - dijo visiblemente nervioso.
- Pero que es eso… - dijo Gabrielle encarándole.
- El diablo del Mar…. – dijo nervioso. Y se fue a buscar más pólvora.
Las mujeres se miraron entre ellas sin querer creer lo que el marinero se refería.
- Dioses… - dijo Gabrielle al final. – Xena…. – dijo mirando hacia donde estaba la guerrera ayudando a Emma, donde estaban asegurando una vela que se había soltado.
El resto de mujeres miro en su dirección con expresión preocupada cuando de repente se oyó un sonido como de un chirrido que enmudeció al barco entero, dejando a todos los ocupantes parados y callados.
Se miraron unos a otros con cara de terror lo que duraba el chirrido, pero cuando se calló, el barco siguió quieto, como si temieran moverse y despertar al monstruo que había causado ese escalofriante sonido.
Pero de repente, en cuestión de segundos, cuando pensaban que todo se había acabado, unos tentáculos emergieron del mar a la velocidad de un rayo, elevándose sobre el barco de Hook.
Los tripulantes de la nave, miraron con horror como se elevaban para después reaccionar y chillar de pánico ante la visión que tenía.
- ¡El Kraken,…! – dijo uno de los marineros mientras salía a tratarse de ponerse a salvo.
Los tentáculos bajaron como un rayo estrellándose sobre la madrea del barco, haciendo saltar astillas de madera por todas partes.
Los tripulantes del barco corrían de un lado para otro, mientras que otros, junto con las mujeres, intentaban pelear contra el Kraken, una tarea algo complicada ya que los tentáculos no se dejaba de mover de un lado a otro, partiendo en dos todo lo que encontraba a su paso.
Los marineros no paraban de lanzar sus cuchillos para que el Kraken se retirara, utilizando también sus armas e incluso disparando los cañones.
Pero no lo conseguían.
Tras estar un largo tiempo intentando alejar al monstruo marino, Regina vio como uno de los tentáculos atrapaba a Emma por la cintura y la arrastraba hacia las profundidades del océano congelado.
- ¡Emma...! – grito Regina mientras corría intentando atrapar a la rubia, la cual vio como desaparecía en el océano congelado. - ¡Emma...!- grito desesperadamente.
Xena, Gabrielle y el resto de las mujeres se acercaron.
- ¡Regina…! ¿¡Que ocurre!? – pregunto Gabrielle al ver la desesperación de la mujer.
- ¡Es Emma…! - gritó para hacerse oír. – ¡El Kraken la atrapo y la arrastro hacia el fondo…!
Las mujeres miraron haca el océano congelado y de aguas turbulentas que se extendía y entonces vieron una imagen que se le helo la sangre en las venas.
Bajo las aguas oscuras y heladas, emergía una fantasmagórica figura de un ser monstruoso. El Kraken…
Con la boca abierta, dejando ver todas aquellas filas de dientes amarillentos y aquellos ojos rojos que nada más verlos te quedabas paralizado.
- por todos los dioses… - exclamo Asteria sin apartar los ojos de aquella criatura.
- ¡Mirad….! – grito de repente Ruby señalando un poco más adelante. - ¡Es Emma…!
Las mujeres miraron y vieron como la rubia luchaba con coraje para deshacerse del agarre del monstruo marino, sin llegar a lograrlo.
- Por dios, Emma… Utiliza la magia… - gimió Regina desesperada mientras veía como el Kraken la metía otra vez bajo el agua y como si la hubiera escuchado, Emma utilizo la magia para liberarse y aparecer en la cubierta del barco. Regina sonrió.
Las mujeres se dieron la vuelta y corrieron ante una jadeante Emma que estaba doblada recuperando el aliento.
- ¡Emma…! - dijo Ruby cuando estaban a su lado.
Emma alzo una mano como pidiendo un momento. Al poco, se incorporó y las miro con una sonrisa.
- Estuvo cerca… - dijo sonriendo.
- ¿Solo se te ocurre decir eso? – dijo una enfadada Regina. – Eres una idiota, Emma… - dijo dándole una bofetada. – Por poco mueres…
Emma la miraba perpleja e iba a contestarle, cuando un tentáculo le pasó cerca de ellas.
- La magia le quema…. – dijo Emma mirando el tentáculo por el cual el monstruo marino la agarro. – Mira…
Regina miro y sonrió.
- Entonces magia es lo que tendrá… - dijo acercándose con decisión al borde del barco.
Cuando llego, Regina alzo las manos y conjuro una bola de fuego, que lanzo al monstruo haciendo que rugiera con fiereza y lanzara sus tentáculos hacia el barco con más fuerza.
Regina sonrió y no paro de lanzarle bolas de fuego.
- ¡Regina…! – grito Emma para hacerse oír. La morena se volvió para mirarla. – Hagámoslo juntas…
- ¡De acuerdo…! – dijo Regina con una sonrisa.
Emma se colocó junto a Regina, se miraron con una sonrisa en los labios y lanzaron las dos colas de fuego hacia el monstruo marino, quien al sentir la magia combinada tan poderosa de ambas mujeres, se retorcía de dolor hasta que desapareció.
Todo se quedó en una calma fantasmagórica. Nadie respiraba, nadie se movía como si un movimiento en falso hiciera romperse esa quietud que quedaba después de que el monstruo se hundiera hasta las profundidades del océano.
Todo el mundo se miraban entre si hasta que algunos marineros rompieron el silencio con gritos de euforia al ver que el Kraken se había marchado.
Todo el mundo se abrazaba y Emma y Regina se miraron con una sonrisa cómplice, se acercaron la una a la otra y se fundieron en un gran beso rodeándose con los brazos de la otra. Al mirar hacia sus compañeras, vieron como Xena y Gabrielle compartían un momento igual que el de ellas y un poco más atrás, vieron a Asteria y a Ruby abrazarse con euforia y darse un gran beso en la boca, lo cual ocasionó que las 4 mujeres quedaran con la boca abierta ante aquella revelación.
Las mujeres sonrieron y se acercaron, uniéndose en un abrazo en común con una gran sonrisa.
- ¡Vaya….! – exclamo Gabrielle mirando a Emma y a Regina. – Eso fue espectacular…
- Si, es cierto… - coincido Xena mirando a las dos mujeres.
Emma y Regina sonrieron a sus amigas e iban a responder cuando un movimiento brusco de la nave casi las cae.
- ¿Qué ha sido eso? – pregunto Ruby intentando mantenerse en pie.
- Eso es mi barco hundiéndose en el océano, amor… - dijo Hook intentándose mantenerse en pie mientras se sujetaba a un cabo.
- ¿No puedes hacer algo, Regina…? – pregunto Ruby mirando a la morena.
- Puedo mantenerlo a flote hasta que encontremos tierra… - dijo Regina mirándoles.
- Hazlo… - dijo Hook mirando a Regina.
Regina asintió.
- Regina, ¿necesitas ayuda? – dijo Emma mirando a la morena.
- Ponte a mi lado y haz lo que yo haga… - dijo con una sonrisa.
Ambas mujeres se acercaron, quedándose una al lado de la otra. Pero antes de que iniciaran el hechizo, unos canticos llegaron hasta sus oídos. Sirenas.
Vieron como unas figuras se acercaban nadando a toda velocidad hasta el barco que se estaba hundiendo. Se acercaron a él y miraron desde el agua a los tripulantes que había.
Emma miro a las sirenas, ya había tenido un encuentro con ellas en el pasado y no se sentía nada orgullosa. Aun así las miro con cautela hasta que una sirena pelirroja capturo los ojos de la Salvadora, atrapándolos.
Poco a poco, Emma se acercaba a la barandilla del barco, cautivada por la voz que tenía en su interior que le decía que se acercara.
Mientras, Regina, que se había percatado de todo, intentaba llamar la atención de la rubia.

- Emma… Emma despierta… 

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